ANTECEDENTES DEL CORTEJO DEL RESUCITADO

Andrés Hernández, Cuadernos Cofrades

ANTECEDENTES DEL CORTEJO DEL RESUCITADO.

Terminada la  trágica contienda civil y estabilizados los desarrollos  cuaresmales en la Semana Santa cartagenera mientras se abrazaban los primeros años de la década de los cuarenta en el siglo pasado con un rayo de esperanza para la harmonía y el desarrollo social, reestablecidos y enriqueciéndose de nuevo nuestros desfiles pasionales, acababan siempre en una tradicional merienda el Domingo de Resurrección contando el entonces popular Coto Dorda con la presencia de numerosos comensales. La festejada “Glorificación del Señor” tendría en la antiquísima fiesta campestre un atemperado epilogo en los años de posguerra de nuestros cortejos, estando siempre presente la falta de un broche de oro final.

Corría el año 1943 en la ciudad departamental con la alegría y el prestigio que ese año sumó a nuestros incomparables desfiles procesionales un  hecho  histórico, fue la creación de una nueva Cofradía, que entre bambalinas nació una vez recogida la iniciativa que abanderaron unos cofrades marrajos y algunos californios, por testimonios de D. Ildefonso Jiménez sabemos que, entre esos cofrades californios, estaban miembros de la Santa Cena y que postularon, junto con otros marrajos, hacer una procesión el Domingo de Resurrección que estableciera lazos de unión entre ambas cofradías y exaltara al Cristo Resucitado. Procesionarían todos los tercios de una y otra hermandad que en su vestuario lucieran túnica blanca. No llegó la empresa a buen fin, en el sentido de unir a unos y otros cofrades encarnados y marrajos,  pero sí la iniciativa de los cofrades morados, así que, a modo de ensayo, se celebró la primera procesión resucitada en esta Semana Santa de la primavera del 43, procesionando una imagen que se encargó al escultor D. Juan González Moreno, contrato realizado en una Junta dónde, sin fundar la Cofradía, sí se formalizó una primera reunión o boceto de  Junta Directiva, celebrada el 26 de Junio del año anterior (1942), con la intención de procesionar la imagen en el año 43, como así se hizo.

Ciertamente el cortejo no defraudó, sino que fue un verdadero éxito, así que sus organizadores, embriagados de merecido honor, fundaron la Cofradía un 13 de Noviembre de 1943, siendo el 29 de Diciembre cuando el Excmo. y Rvdo. Sr. Obispo de Cartagena, a la sazón, don Miguel de los Santos Gomara, autorizó la constitución de la Cofradía, que quedó erigida canónicamente en la iglesia Arciprestal de Sta. María de Gracia, siendo nombrado Hermano Mayor el Ilmo. Sr. don José Antonio Pérez González.

 Por su parte la Cofradía de Ntro. Padre Jesús Resucitado no conocería las vinculaciones aristocráticas de sus cofradías hermanas, californios y marrajos, aunque trazada con los mismos patrones de la California y la Marraja sería más bien representativa de la pequeña burguesía cartagenera y dependerá menos de postulados elitistas y rancios basados en los principios tradicionales que caracterizaban y configuraban a las otras dos grandes Hermandades. Esta nueva Cofradía rompería en teoría el sistema dualista existente entonces y tradicional hasta la fecha, incorporándose a ella cofrades marrajos principalmente pero también californios asépticos y escépticos. Los primeros, desconectados de la vieja matrona morada, a raíz de las diferencias internas que propiciaron el nacimiento de la tercera y no menos importante cofradía pasionaria cartagenera, inicialmente surge de la imposibilidad de hacerse cargo las históricas y todopoderosas cofradías de una nueva procesión que tenía huérfano el Domingo de Resurrección de importantes eventos y procesiones. El primer Hermano Mayor resucitado ocuparía el cargo durante 22 años, batiendo hasta entonces y no hasta ahora cualquier récord en ese cargo. Hoy lo tiene el HM del Socorro, 31 años

Una vez realizado el Cabildo de Mesa en 1943 donde se acuerda sacar la procesión, esta aventura comienza su andadura de la mano de su presidente Ramiro Bermúdez de Castro, Leandro Alessón, Natalio Murcia y Julián Vivanco, entre otros. Dos años después se estrena un grupo de soldados romanos, se renueva el vestuario de los penitentes del Cristo y se estrena conjuntamente un carro romano y heraldos de la época.

La crónica que apareció en prensa fue la siguiente

NUEVA PROCESION DEL RESUCITADO[1]. “Brillante jornada procesionil ayer. Cartagena cerró con broche sus cortejos únicos en el Mundo, con el desfile de la flamante procesión de Nuestro Padre Jesús Resucitado, el pueblo llenó las calles espontáneamente y engalanó sus balcones poniendo los colores rojos y gualda, como en las grandes solemnidades.  Repique de campanas y estampidos de cohetes nos indican que la procesión inicia su marcha: heraldos con de cornetas, abrían la marcha, avanza el estandarte magistralmente pintado por Vicente Ros; dos largas filas de capirotes vestidos de blanco llevando en sus manos estandartes con las insignias de Jesús.

 Citados por una cruz medio fosforescente que le da un carácter elegante, múltiples niños vestidos de monaguillos y de ángeles ilustran el conjunto; el desfile de todos es simpático; los rayos solares dan una nota de color brillante. Una orquesta con el Orfeón de La Caridad, lanza cánticos religiosos, alternando una banda de música, no decayendo por momentos los cánticos y músicas, que muestran el júbilo por la Resurrección de Jesucristo, plasmado por González Moreno, sobre un trono lleno de flor que causaba admiración, lluvias de pétalos de rosas caían por doquier al paso del Divino Mesías.

Cerrando marcha el Clero y la marcialidad de los Infantes de Marina. Nota de fervor fue el momento de llegar el trono ante el templo de la Caridad, en que fueron abiertas sus puertas y vueltos al trono hacia la imagen de nuestra excelsa Patrona, los portapasos, cargando sobre sus hombros el trono, echaron sus rodillas en tierra, para recibir la Bendición de nuestra querida Madre.

Otro detalle lleno de fervor religioso fue cuando el público que invadía la explanada frente a Santa María, despidió la imagen entre aclamaciones, cánticos y música.

Y ahora. Procesionistas del Resucitado, a no desmayar y seguir, que hay campo en donde labrar una gran Procesión, ya que ayer el pueblo os dio el parabién por la misma”.

Un año después se incorporaría la imagen de La Virgen del Amor Hermoso, entidad mariana que como al resto de Cofradías, establece la columna vertebral de la pasionaria cartagenera, se incluye el vestuario de su penitentes, traje y manto, sudario y el elemento femenino como protagonista que formaría su estandarte hasta la fecha actual, en este punto hay que destacar la polémica surgida en el año 1946 cuando la Virgen del Amor Hermoso desfiló o posesionó bajo palio, algo que no gusto en las tertulias cofrades pero que ha sido a la postre un signo identificativo y protagonista en este cortejo.

Luego llegó en 1947 y producto del ingente trabajo cofrade, el trono del titular gracias al trabajo realizado en los talleres de ebanistería de Jesús Urrea. En 1948, se efectuó el encargo de las imágenes del paso de la Aparición de Jesús a La Magdalena a Federico Coullaut Valera, que se culminó en 1950, habiéndose fundado la Agrupación en 1947 de la mano de Francisco Sarabia Albaladejo y Manuel Mari Galiana. También se incorporan un número de “campanilleros” donceles al tercio titular con vestuario realizado por Dolores Bonilla de Bretau y se estudia un proyecto de ampliación con los Cuatro Evangelistas sin culminación posterior.

Ya en el año 1950 y en los primeros compases de los andares de la Cofradía se reforma el trono titular y se completa con las imágenes del ángel sosteniendo la losa y dos judíos, obra también de Coullaut Valera, dos años después se completa el bordado de la túnica de la Virgen del Amor Hermoso.

En 1953 se estrenan dos nuevos tercios y se completa con 42 miembros el tercio de soldados romanos del cual era presidente Julio Sarabia que lo formaron desde su inicio solamente seis hombres. También la esposa del entonces Hermano Mayor Pérez González, Doña Amparo Gómez de Castro dona la túnica de terciopelo de seda de Lyon al Cristo.

En 1954 y siguiendo este sucinto preludio en los antecedentes de la Cofradía blanca, se adquiere el raso para las capas de las hermanas penitentes de la Virgen en un tono azul mariano. En 1957 se estrena el nuevo paso de la Aparición de Jesús a los discípulos de Emaús, obra de Federico Coullaut Valera y se inicia el ansiado bordado del manto de la Virgen del Amor Hermoso. Aunque en 1960 se realizaría un nuevo bordado que se culminaría en 1964, año en el que se encarga el grupo de la Aparición de Jesús a Santo Tomás que presidía José Camiña Urán a Coullaut Valera, imaginero determinante en el patrimonio del Resucitado, un grupo que costo 200.000 pesetas y que desfiló por primera vez en la primavera de 1965.

Más tarde se fueron incorporando nuevas agrupaciones destacando el San Juan procedente de la cofradía del Cristo del Socorro en 1983, y en el mismo año, siendo Hermano Mayor Ángel Lorente Gallurt, año de florecientes incorporaciones, lo harían, el Santo Ángel de la Cruz Triunfante, Sepulcro Vacío o Anunciación de la Resurrección a las Santas Mujeres y la Aparición de Jesús a los Apóstoles en el Lago Tiberiades