DESDE MI QUERIDA CARTAGENA, LORENZO VERGARA PAGÁN (LOREN) ¡¡MOISÉS!!

DESDE MI QUERIDA CARTAGENA

LORENZO VERGARA PAGÁN  (LOREN)

¡¡MOISÉS!!

Hace mucho tiempo que, en mis recorridos mentales, con los ojos semicerrados, me encuentro con Moisés, y me recreo en sus recuerdos que, (inexorablemente) me devuelven a mi añorada niñez. Cada vez que ocurre esto, (son muchas) los ojos se me ponen cristalinos, ¿por qué será?, mi pregunta es obvia, ¿Cómo no se me van a poner cristalinos los ojos?, si estoy recordando nítidamente lo que ha sido la esencia de una vida tan larga como la mía. Estoy recordando a mi añorada familia materna, a mi madre, a mi querida y eterna “mamá Concha”, a mis tíos, a los inolvidables amigos de mi niñez, (se han ido yendo casi todos pero…algunos quedan que, cuando lean este pequeño articulo estoy seguro que algún cristal les rodará por las mejillas), y estoy viendo algunas calles, de mi adorada Cartagena de España, (el Lago, la calle del Alto, la del Ángel, Duque, San Diego… ) y deambulando por ellas a personajes “míticos” que han dejado en mi vida una huella indeleble, y que…de vez en cuando, intento trasladar a mis lectores, pretendiendo  que, “penetren” en mis recuerdos, y los hagan suyos, ¡que osadía!.

Después de este preámbulo tan extenso, (pero necesario) es hora de que os hable de mi “protagonista”, se trata (como he dicho al principio), de…”MOISÉS”, no el de la Biblia, (soy mayor, pero no tanto jeje) es…Isaac Moisés Oliver “MOISÉS EL DE LOS TRANVÍAS”, el más célebre revisor (Inspector), de los tranvías de Cartagena España, era mi vecino en la Calle del Alto, ¡mi ídolo!, ¡mi héroe!, (veréis cuando os lo describa) su aspecto ( aunque muy pequeño y delgado y con ostensible cojera) era impresionante, con un gran mostacho, y…(como lo describía Isidoro Valverde) con el aspecto de un General salido de la guerra Franco-Prusiana, siempre luciendo con gran orgullo el uniforme de Inspector de los tranvías. Servidor, era un niño de nueve o diez años, y sabido es que, a esas edades, las calles, las personas, y… todo en general, te parece inmenso, es por eso, que a mí, Moisés me impresionaba, cuando le veía venir me apartaba, y me ponía detrás siguiéndole e imitándole, incluso simulando su cojera, pero sin sarcasmo ¡eh!, simplemente por admiración. Moisés era increíble, con una agilidad “felina” saltaba, desde el vagón a la jardinera como si fuera tarzán de liana en liana, ante la admiración de los viajeros (la jardinera,era un segundo tranvía que, enganchaban al principal, en los días de gran afluencia de gente).

Los tranvías que yo recuerdo, eran vetustos, y chirriaban cuando ibancuesta abajo, era raro el día que no descarrilaban tres o cuatro veces. Pero…eran un espectáculo, a su paso por nuestras queridas calles. Servidor (los días que no había clase, y algunos que había, ¡también!) uno de mis entretenimientos, (iba a poner hobbis, pero no “madaolagana”) era recorrer las vías del tranvía, desde El Lago a la calle del Carmen, ida y vuelta, siempre con la esperanza de encontrarmecon Moisés, haciendo cabriolas para revisar que cada viajero llevara subilletes de 15 Cts. correspondiente, y no se colara. Como buen icue que yo me consideraba, aprendí a subirme al salto en la “porra”, (la porra,era lo que servía de enganche para la jardinera) y una vez subido en ella, me paseaba hasta Santa Lucía, escondiéndome de la mirada de Moisés (que asomaba la cabeza para ver si descubría a alguien en la “porra”, si me veía, echaba “sapos” y “culebras” por la boca, yo, me tiraba en marcha, y me gritaba ¡te conozco! eres el nieto de Concha, ya se lo diré a tu abuelaaaaa, y así, una y otra vez. ¡Madre mía!, ¡qué emoción me produce recordar todas estas cosas!, y…¡que placer!, poderlas contar.

Por otro lado, de mi “habilidad” como viajero en “la porra” saqué algunos beneficios, ya que entre los chavales, se consideraba una “hazaña” poder subirse en marcha, y…por supuesto, bajarte también en marcha, que era muchísimo más difícil, había que tener una habilidad especial, para no darte un tortazo.

Veréis, este “arte”, era popular entre los chavales, digamos…más de la calle, pero…era prohibitivo para otros chavales del entorno con más poder adquisitivo, en una palabra, los que llamábamos “litris”, (aunque eran bellísimas personas). Entre estos amigos, estaba Mariano Bobadilla, hijo del Inolvidable Antonio Bobadilla, dueño del Bar Ideal, y posteriormente de la Cafetería Puerto Rico, y también estaba Paquito Martínez, hijo de Don Paco, el del cine Central, ambos se empeñaron en que les enseñara a subirse en la “porra” del tranvía. Naturalmente, yopuse mis condiciones para enseñarles tan gran habilidad, a Mariano, le pedí que, tenía que convidarme a un refresco cada vez, y a Paquito, le dije que tenía que “colarme” gratis al cine, para ver la película que en aquellos momentos “arrasaba”, que se llamaba Tarzán en Nueva York”, interpretada por el inolvidable Johnny Weissmuller. Ambos accedieron a mis “justas” peticiones y yo, con gran trabajo les enseñé la manera de colarse gratis en el tranvía.

Como digo anteriormente, qué bonito es recordar todas las  calles de mi querida Cartagena de España, recordar un tiempo que no volverá, que fue nuestro, que lo disfrutamos a tope, recordar mis (nuestras) diabluras, de niños, “libres”, “picaros” pero sin malicia, y…dispuestos a aprender la asignatura más difícil del mundo, la de “vivir” y …dejar vivir. Hasta otra queridos amigos y amigas, lectores y lectoras.

Lorenzo Vergara Pagán 15/06/22