DESVARÍOS Y LOCURAS DESPUÉS DE NAVIDAD

La Ventana de Eva

DESVARÍOS Y LOCURAS DESPUÉS DE NAVIDAD

 

“érase una niña que miraba al mar…,  una mariposa viaja en un dedal…, una niña que sabe rimar y cada vez que florece se pone a cantar”

Y aquí estoy esta mañana, cantando y enganchada a la escoba. Pero no a la de la bruja del cuento, esa no, que yo soy buena gente. A mi escoba que me va llevando por toda la casa para eliminar pruebas de estos días, todos revueltos, con bolas de color plata y rosa que puedo ver sus destellos si me esfuerzo desde la puerta del comedor.

Y sí, mi escoba y mis ojos, o mis ojos y mi escoba han sido testigos de un suceso mañanero que se las trae.

¿Será posible, roedor desagradecido? ¿Con todo lo que hice ayer por salvarte la vida? Que me desperté sobresaltada con los sollozos de mi niña diciendo: ¡mamá, Cemento no se mueve!

Si es que con ese nombre. Cemento, anda que sí.

A lo que voy, que veo un montón de bolitas rojas de extraña procedencia alrededor de la jaula. Y un hámster de bigotes largos con restos rojos en su boca. Y claro, aquí no sólo hay un culpable. Una zapatilla enorme asoma tímida debajo del sofá. Una de esas que parece una hamburguesa. De mi hija, sin lugar a dudas.

¡Te has comido media zapatilla de Ángela!  

Claro, ni el comedor es sitio para que esté el hámster, ni para que hayan dejado una zapatilla tirada. Lo segundo, es la muestra de la locura post navidades, donde parece que todo vale, sobre todo cuando aquí la matriarca ha pasado las siete plagas de Egipto y aunque el padre maneja bien la situación, las adolescentes se han salido un poco de madre.

Y lo primero, pues que ayer el pobre hámster que tiene su jaula en una galería cerquita a la cocina, bien calentito y con todos los privilegios que le concedemos a todo el que llega a casa, había cogido hipotermia.

¡Calentar paños, sacar una uva fresquita y ponérsela en la boquita!

¡Súper mami ha vuelto!

Y sí, después de 45 minutos donde no daba ni un duro por el roedor, sus ojos comenzaron a abrirse, a dar mordisquitos a una uva medio pocha de Noche Vieja y a coger calorcito bien acurrucado, arrimado a mi pecho, ea, ea, ea…

Súper mami ha vuelto. Sí, eso he querido y me he propuesto esta mañana, volver. Pero volver yo, la auténtica, sin retazos de nada más que de ilusión, de ganas de cosas, de cantar aunque no lo haga bien, de abrir esa ventana que a veces se abre y otras se cierra. Y no, no tiene nada que ver con que haga frío o calor, sino con esos descansos que el cuerpo y el alma a veces necesita después de trabajos en los que te dejas la piel y a veces las fuerzas.

Así que a modo de canción como decía Víctor Manuel y Ana Belén, aquello de “tun tun, ¿quién es?, una rosa y un clavel, abre la muralla”, yo hoy os digo aquello de, ¿abrimos LA VENTANA DE EVA? ¿Nuestra ventana?

Y he quitado el polvo al ordenador cerrado durante este diciembre frío, he encendido una vela aromática, de esas que dan calorcito del bueno y he colocado mi calendario de Mr. Wonderfull  2024.

¿Y sabéis qué pone en la página de enero? Si no sabes por dónde empezar, empieza por sonreír.

 

 

Yo es que soy mucho del señor Wonderfull, una flipada de la vida que se ilusiona con esos bolígrafos y frasecitas tipo, inspiración modo on. Y esos estuches y archivadores con los rotuladores color pastel a juego. ¡Qué queréis, crecí viendo los dibujos de Candy Candy  corazón! Forraba las carpetas del colegio con pegatinas de Snoopy y Hello Kitty y cantaba aquello de estoy llorando en mi habitación, todo se nubla a mi alrededor…

 

 

 

Pero no era una niña pija, ¡qué quede claro! Ya he contado otras veces que vengo de un barrio y negocio familiar, así que las tontunas las mínimas. Aunque una vez convencí a mi madre y me compró unos pantalones Liberto y un jersey de Benetton, que si le preguntáis a mi hermano todavía se acuerda. Bueno, y luego tuve un vespino para ir al instituto, de Don Algodón. Eso sí que fue una pasada. Pero no, no era una niña pija. Lo que pasa es que me recompensaban porque yo también arrimaba el hombro en el negocio en fechas de mucho trabajo y cobraba en B, ja, ja.

¿Por dónde iba? Sí, que necesitaba volver en todos los sentidos. ¡Vaya Navidad!, uf, con lo navideña que yo soy. Y es que los virus han venido a visitarnos en todos sus formatos posibles. No conozco familia que no los haya sufrido. Y este año, por primera vez me he estrenado. Me metí en cama en año nuevo y salí para gritar en la cabalgata de reyes aquello de  Melchor, Melchor…

¡Ni la carta he escrito este año! Ni pizca de ganas tenía del topicazo de como este año he sido muy buena…

Pero oye, sin carta ni nada, la mañana de reyes encontré una caja que contiene todo lo que me puede hacer la persona más feliz del mundo. ¡Los vinilos y cd de los Hombre G de su gira de 40 aniversario! Pero no son vinilos normales, no. Son el mundo de las ilusiones hechas vinilo. Son de color rosa y amarillo. ¿Me puede pasar algo mejor?

 

 

Eso tiene que ser porque tengo una amiga que dice que me ha puesto una vela blanca en su casa con mi nombre debajo, porque mi exceso de sensibilidad hace que absorba las energías negativas de otros. Y que me ha hecho una limpieza energética que ha tardado dos días en terminarla. Ja, ja, tengo que oler a lejía NEÚTREX OXY ACTION.

¡Cómo me entere yo de quién es el que se acerca a mí con malas vibras voy a ponerle yo dos velas negras, ja, ja! ¿Quién decía eso? ¿Era la bruja Lola? Uff, qué mayor soy ya.

Lo cierto es que ando con los sentimientos desordenados. Esta frase es muy bonita, pero no es mía. Se la he escuchado a un amigo y le he dicho, me la quedo.

Y es que a veces la vida te pone todo patas arriba en un instante, y por eso tenemos que volver a ordenar esos sentimientos que nos dan vida.

Espero que estéis preparados, porque los días de enero que quedan los tengo reservados para conocer lugares, personajes, investigar y crear historias  bonitas, para que pasemos juntos un ratito los domingos por la mañana.

Porque quiero subir y bajar por callejuelas estrechas y mirar a través de las cerraduras antiguas. Quiero observar al abuelo que le da la mano a la abuela y cruzan seguros por el paso de peatones. Recibir una canción inesperada en mi teléfono en una mañana cualquiera, cantarla e imaginar la historia.

Perderme por rincones que hace tiempo que dejé olvidados, descubrir otros, compartir y ser parte de esta vida teatral que nos invita a vivir.

Comencé esta mañana cantando una de esas canciones de cuento que le dan la vuelta a tu día. Y por eso hoy, casi volví , casi yo, casi como siempre.

 

Feliz domingo, amigos

LA VENTANA DE EVA

EVA GARCÍA AGUILERA