EL KIOSCO DE PEPE

EL KIOSCO DE PEPE

Voy a decirlo desde el principio, no he probado mejores granizados que los que de manera artesanal hacen Pepe y su mujer Apolonia desde el año 1.982.

Es la única persona que ha conseguido que tome un vaso de leche, aunque sea granizada, y es que están espectaculares.

Y ahora que estamos ya en estas fechas en las que necesitamos cosas fresquitas y ligeras, qué mejor que pasar un rato agradable conversando con esta pareja que nos llena la ciudad de un ir y venir constante de niños y mayores degustando el granizado artesano de calidad.

Me recuerda Pepe la ubicación inicial de su Kiosco, antes de que la Plaza de Juan XXIII luciera tal y como lo hace hoy. En aquella calle cercana al mercado de Santa Florentina donde también por aquel entonces lucían los puestos repletos de flores de todos los colores, y donde cercano a él había otro puesto de una señora que vendía helados en verano, castañas en invierno y sepulcros y capirotes de caramelo en Semana Santa.

Entonces Pepe recuerda servir vino, “cuba libres”, reparos…, y en verano, granizados y también aquellos cortes de helado que no eran de fabricación propia pero que era algo reclamado por todos los que paseaban por allí.

Y un día le dijeron que tenían que trasladar  temporalmente el KIOSCO, y bueno, temporal, temporal…. Pepe se ha quedado para siempre en ese nuevo entorno, pero de nuevo justo enfrente de los puestos de las flores y frente a ese bonito estanque de la plaza Juan XXIII.

Desde que la Semana Santa llega a la ciudad, hasta en muchas ocasiones adentrados en el mes de Noviembre, podemos degustar los granizados de limón, café, leche y horchata de chufa.

¡Son los únicos granizados que he tomado en los que no tengo que estar removiendo con la pajita desde el primer sorbo! ¿El secreto?,  ingredientes de calidad, cero agua, y una batidora mágica que lo deja en el punto perfecto.

 

 

 

Con leche fresca del Barranquillo, azúcar, corteza de limón y canela elabora mi granizado favorito. Como cuenta Pepe, si le añades arroz, tendríamos un arroz con leche delicioso.

Los sacos de chufa los traen de Alboraya, Valencia, y pasan por una lavadora, prensadora y máquina de granizar.

E igual pasa con el café  y el limón, y es que si la maquinaria es excelente, la calidad de su materia prima la mejor, la experiencia  y el cariño que le ponen en su elaboración, el resultado es indiscutible.

Pepe nunca está quieto dentro de ese kiosco que es su segundo hogar. Es rápido, prepara cafés, conoce las preferencias de todos los que cada mañana tienen sus paradas fijas allí. Lo tiene todo impoluto, limpio y brillante como el sol. Sus magdalenas lucen perfectamente ordenadas en su vitrina, la cafetera y los vasos organizados….

 

 

 

Durante varios años lo he visto a diario, y además de uno de los mejores en su gremio, creo que es también psicólogo. Porque cada día escucha historias entre los del café más tempranero, opiniones de política o de todo lo que surja, y todo con una templanza que me alucina.

Tiene clientes fijos, y muchos que por allí pasan a diario y frenan para refrescarse. Antonio el lotero es uno de los que he visto allí a menudo, y me cuentan que Federico Trillo es como muchos cartageneros, un amante de ese manjar servido bien fresquito. Directores de teatro y otros muchos del mundo de la farándula no han desaprovechado la ocasión de tomar estos granizados a su paso por nuestra ciudad.

¡Qué pena que la mayoría de  “los cruceristas” no pasan más allá de la Calle Santa Florentina, porque se están perdiendo de lo bueno lo mejor! Menos mal que me dice Pepe que algunos que cogen un taxi para conocer algo más de la ciudad, les hacen una parada aquí y han quedado enamorados de esa delicia refrescante.

Así que como dije al principio, hemos pasado un rato agradable, al que se ha sumado una de mis hijas y ha tenido el privilegio de pasar dentro de ese paraíso y jugar a ser heladera.

 

 

Calendarios de recuerdo con fotografías de entonces, un carrito de helados que a mi niña le ha encantado de la FERIA DEL HELADO EN JIJONA, y muchas curiosidades de cómo al principio tenían que hacer los granizados con sistema de hielo triturado con sal  y el café de olla, ha terminado en una experiencia genial.

 

 

Y cómo no, Pepe que es una persona generosa,  nos ha invitado a unos granizados que Apolonia su mujer ha servido  con ese estilo personal que  como él dice, es única en volcar el bote de las pajitas, o como dicen ellos, las cañas y que caiga justo en el centro del vaso para que empecemos rápidos a beber, con la tranquilidad que no se convertirá en un bloque de hielo.

 

 

 

Ummmm, FELIZ DOMINGO  de VERANO.

EVA GARCÍA AGUILERA