EVA MARÍA SE FUE BUSCANDO EL SOL EN LA PLAYA

La Ventana de Eva

EVA MARÍA SE FUE BUSCANDO EL SOL EN LA PLAYA

 

¿Estáis tarareando esta canción? Entonces, como dice un buen amigo mío de la pandilla de verano,  tienes más años que el chocolate El Gorriaga.

Sí, Eva María, como yo. Que parece ser que mis padres me querían poner sólo Eva, pero el cura se echó las manos a la cabeza. ¡Eva, nombre de pecadora! Así que para suavizarlo y poderme bautizar, me colocaron el María detrás. Y no es que me moleste, bueno, la verdad es que sí, es como un fleco que cuelga y le quita fuerza al nombre de la primera mujer.

Pero vamos a lo que vamos, que me lío. Que este verano no estoy yo todavía con muchas ganas de playa, aunque eso sí, luego me entran de golpe y no paro un segundo.

Y estaba yo esta mañana cantando esta canción, que salió poco después de que yo naciera, y oye, que parece que empiezo a animarme.

De repente he visto la playa inundada de pelotas hinchables azules de Nivea, al abuelo con su sandía metida en el agua para que esté fresquita para media mañana y aquellas sillas de tijera que si no tenías equilibrio te caías patas arriba.

He sentido la ilusión de cuando estrenábamos cubo, pala y rastrillo. Le quitábamos la redecilla y lo mirábamos con los ojos muy abiertos. El despliegue de castillos de arena que adornábamos con esa arena mojada que hacía formas dándole un estilo gótico a nuestra construcción, era lo máximo.

Los niños hacíamos bolas de arena, compitiendo por conseguir la más grande sin que se hiciera pedazos antes de que empezáramos a lanzárnoslas con nuestros amigos.

Las chicas adolescentes sacaban de su bolsa la crema de zanahoria, un imprescindible para ponerse doradas. Y se tumbaban a leer la Súper Pop mientras miraban tras sus gafas de sol a los chicos nuevos que habían llegado ese verano.

Eran veranos de descanso familiar, de esperar para hacer la digestión antes de meternos en el agua. De flotadores con cabeza de pato o aquellos a la cintura de corcho rosa.

Y me gusta volver al lugar donde tengo recuerdos bonitos, porque realmente nunca me fui.

Veranos de risas y reencuentros, de sombrillas de mil colores  resguardando del sol a personas, cada una con su historia especial.

Suspiros al recordar los primeros besos soñados que nunca se dieron, o los amores que comenzaron.

Mirada brillante al cantar aquellas canciones que han llegado a ser la banda sonora de nuestros veranos de sol y mar.

No te olvides la toalla cuando vayas a la playa

Llegó la hora de cambiar asfalto por mar…Mediterráneo, tierra de pasión, mediterráneo, eterno verano al sol

Vamos juntos hasta Italia, quiero comprarme un jersey a rayas, pasaremos de la mafia, nos bañaremos en la playa

Aquí no hay playa, vaya, vaya, no hay playa

La playa estaba desierta, el mar bañaba tu piel

El chiringuito, el chiringuito

 

 

Ains, mis queridos lectores, creo que ha llegado el momento de disfrutar de las noches eternas con los amigos, de la cervecita en un chiringuito, del cine de verano, de los baños en aguas cristalinas, de apagar la alarma y despertarnos con los rayos de sol o el graznido de las gaviotas. El momento de no tener horarios, de leer en el balcón sin prisas, de comer a las cuatro de la tarde y de ponerse el carmín rojo para salir a lucir bronceado a las once de la noche.

Así que os dejo descansar del pitido a las nueve en vuestro teléfono con ese enlace para que disfrutéis de mis locuras, de las notificaciones de Facebook que nos sacan de ese sueño dulce una mañana de domingo.

Estaré por aquí como cada mes de agosto si tengo algo divertido o que me entusiasme para contarlo, si se me cruza una historia o un personaje que me ilusiona y no puedo evitar abrir una rendijita de mi ventana.

Y también para veros disfrutar a vosotros, porque a mí también me encanta saber por dónde andáis o qué hacéis.

No os olvidéis de sonreír cada día y de ser felices. Disfrutad.

Feliz Verano

Nos vemos a la vuelta.

 

 

 

Eva García Aguilera