LAS BICICLETAS SON PARA EL VERANO

LAS BICICLETAS SON PARA EL VERANO

 

¿Qué tiene el verano? Noches eternas que se juntan con los amaneceres, la pandilla de amigos que permanece para siempre en nuestros recuerdos, primeros besos que te hacen suspirar décadas después cuando vienen a tu memoria en el sofá de casa……

¡Todo sabe mejor en verano!

Todavía puedo oler las pulseras de cuero, recordar las mochilas vaqueras y las chapas de nuestros grupos favoritos en los interminables puestos de los hippies en el paseo marítimo. Esos puestos repletos de todos los accesorios que anhelábamos tener para lucir en nuestra incipiente pre adolescencia, y que cada día veíamos como mínimo dos veces, una a la ida y otra a la vuelta, paseando todos juntos envueltos en charlas intrascendentes y risas .

 

 

Abríamos nuestra hucha, el monedero con la paga semanal de los abuelos y algo que siempre rascábamos de nuestros padres, hacíamos los cálculos y al final conseguíamos la soñada mochila. ¡Eso era la auténtica felicidad!

 

Y de repente vuelves el verano siguiente, y todos hemos crecido lo suficiente como para luchar por una hora más tarde para volver a casa, para cambiar el paseo marítimo y las heladerías por los locales de moda.

 

Y hoy, hice un recorrido físico y mental por ese entorno que nos vio crecer a todos. Encontré persianas cerradas en el genuino bar LA COPE, donde entonces cruzamos tantas miradas con aquellos grupos de chicos guapos. Donde durante horas y casi a diario allí estábamos todos, con un refresco en la mano, apoyados a la pared o sentados en las escaleras, compartiendo todo lo que el largo invierno nos había traído ese año.

Un cartel  de “SE TRASPASA” cuelga con desgana sobre las rejas en aquel lugar donde tomamos nuestra primera cerveza, “EL LAGARTO VERDE”.  Primera cerveza o primeros pequeños sorbos de cerveza, que para ser sinceros no me sentaron nada bien. Y es que estábamos en esa edad en la que te pedías una coca cola y siempre había alguien que decía “cerveza para todos”. Y claro, en esos momentos no sé si es por sentirte mayor, aceptada, más divertida y popular……

 

 

Un HARRY’S hoy tras un muro de hormigón, pero ni con esas soy capaz de olvidarlo. Es muy difícil olvidar un lugar donde un día entras con tus amigos y ese sitio termina siendo también un poquito tuyo, te sientes en casa, rodeado de personas que lo hacen especial, como Mari Juana que derrochaba alegría y esencia de la más pura. Un lugar donde tantas veces golpeamos sobre la barra vasos de chupitos con un nombre inapropiado al ritmo de aquella canción: SOY MINERO. Lo que daría  por una noche, tan sólo una noche para revivir aquellos momentos que se han quedado grabados para todos.

He asomado la cabeza desde el coche y he visto cerrados y deteriorados los locales de PLAYA GRANDE, allí donde aprendimos a compartir. ¡Ja, Ja, entonces sí que estábamos inmunizados! Un cubalitro de garrafón para un montón de amigos sedientos de alegría, baile y risas. Don Chupito, Lucky Luke, fueron testigos de muchos bailes, luciendo nuestros muy, pero que muy seleccionados modelitos para esas noches especiales.

 

 

 

Noches especiales, jugando a tirar un duro con la única intención que se colara en tu vaso y beberte el interior con la sustancia de esa moneda que llevaba rodando por el suelo toda la noche  y de mano en mano varias horas. Al final deberían hacernos un estudio a todos los ochenteros, porque si hemos sido capaces de superar eso, ¿quién necesita vacuna?.

¿Qué tiene el verano?, pues aquellos conciertos de Modestia Aparte en el estadio Playa Sol, o los de La Unión y Alejandro Sanz en la discoteca Pirámide.

 

 

LA PIRÁMIDE, aquel lugar fue un auténtico furor, el sitio de moda que con varios ambientes acogió a tantas y tantas personas…..Nos llenó de espuma en aquellas fiestas y concursos que hoy probablemente serían impensables. “Miss camiseta mojada, Miss pechos bonitos…. Y ahora es un Mercadona, vaya ironía nos trae la vida.

Pues sí, las bicicletas son para el verano, aunque aquellos veranos seguramente a todos se nos quedarán grabados por las largas caminatas. Luego llegaron los vespinos blancos que solidariamente mi amiga Carmen y yo compartíamos haciendo varios “viajes” para llevar a nuestras amigas a nuestros destinos soñados, y poco más tarde vivimos el verdadero lujo con el Renault Clío de mi amigo Jose, más conocido como el Guti, y el cuatro latas verde de mi primo, herencia de mi abuelo . Cuatro latas que me atrevo a decir fue pionero de lo que ahora llamamos botellón. Cuando la puerta trasera de aquel peculiar coche se levantaba en las playas del Puerto de Mazarrón, la música de Loquillo sonaba bien fuerte, una nevera rebosaba de cervezas bien frías y decenas de empanadillas pasaban de mano en mano en una noche de verano de lo más nostálgica.

¿Qué tendrá el verano? Pues unas vivencias inolvidables, lluvias de estrellas, películas en el cine con bocadillos y chuches, cuerpos bajo el sol, cafés interminables… y lo mejor de todo, el poder revivirlos varias décadas después con muchos de vosotros.

¿Y qué me trajo el verano?, pues uno de esos amores de verano que hoy todavía continúa . Porque llegaste aquella noche a colarte en nuestro grupo, con esos andares chulitos y esos Levis ajustados que te hacían un culito muy mono.

Y ahora todos vosotros estaréis con esa sonrisa nostálgica e ilusionada que  se nos dibuja en la cara cuando revivimos nuestra propia historia. Porque da igual que la hayáis vivido en La Manga, Gandía, LLoret de Mar, San Javier, Alicante, Cádiz o  A Coruña. La historia se repite, en locales con otros nombres y con otros protagonistas, pero esas noches de verano son imborrables.

¿Y sabéis cual es mi suerte?, que ese grupo sigue casi intacto, que han pasado los años, que ahora somos más sabios, pero la esencia perdura y no desaprovechamos la ocasión de compartir un chapuzón juntos y con todas las nuevas generaciones que se van incorporando.

 

 

FELIZ DOMINGO DE VERANO.

 

EVA GARCÍA AGUILERA