LOS BAÑOS DE LA MARRANA
LOS BAÑOS DE LA MARRANA
Siempre hay que sacar toda la esencia, lo positivo de cada una de las cosas que ocurren a nuestro alrededor. ¡Y vaya si nos han pasado este último año!
Y cuando las limitaciones se asoman a nuestra vida, nos ofrecen la oportunidad de disfrutar de muchas de las cosas que tenemos cerca y que siempre habíamos dejado para después.
¿Dónde vamos hoy? Esta es la pregunta que más he escuchado en casa en los últimos tiempos. Y entonces despiertas tu mente y haces un recorrido mental por todo aquello que tenemos bello en nuestra costa que luce bonita con el mar y la montaña, con las olas y las hojas secas en el suelo, con los almendros en flor y la abejas que revolotean a su alrededor.
Así ha sido como he dado respuesta cada semana a esa pregunta que esas personitas valientes han recibido con ilusión y alegría, porque no digáis que no, ¿pero a quién no le gusta una excursión improvisada de la que siempre te llevas a casa una anécdota o curiosidad?
Y ni cortos ni perezosos ya estábamos en el coche, dirección a Isla Plana a dar un bonito paseo al atardecer.
Cuando llegas a un lugar donde los árboles visten de flores multicolores, que huelen a atardecer con luna llena…, esas pasarelas con barandillas de madera que siempre desembocan en lugares entrañables…. ¡Umm!
Y entonces es cuando a lo lejos descubro algo, una estructura rectangular cubierta con una bóveda de medio cañón, con sus laterales de piedra y unas ventanas que parece que son de arco de medio punto con un grado de oxidación que me hacen plantearme si tengo puesta la vacuna del tétano.
Y es que tiene un aspecto de semi abandono de esos que me vuelven loca, que te hacen intentar buscar un hueco para colarte e investigar, para oler la historia que allí un día hubo. Pero nada de nada, imposible, ¡con las ganas me quedo! Todo está cerrado a cal y canto, así que nos damos por satisfechos con explorar por fuera, buscando algún agujerillo que las maderas no han cubierto, subir y bajar para ver ese bonito paisaje desde diferentes ángulos….
Y es entonces cuando mi curiosidad aumenta, mientras mis pequeñas grandes personitas han cogido “prestadas” algunas florecillas y se están poniendo guapas para la ocasión.
Un gran cartel explicativo indica que estamos en LOS BAÑOS DE LA MARRANA. Dicho así, la verdad que no suena nada bien: “Los baños de la marrana”. Pero resulta que cuando te cuentan que la marrana fue una cerdita sonrosada, que la pobrecilla tenía reuma… Que digo yo, que estos baños datan de los siglos IX y X y que muchos adelantos no había, ¿pero sí los suficientes como para diagnosticar a la cerdita sonrosada de reuma? Llamadme incrédula, pero vaya veterinarios buenos que tenían ya en aquella época.
A lo que vamos, dice la leyenda que nuestra cerdita tenía unos dolores la pobrecilla, y que cada día acudía a orillas de estos baños, donde el agua burbujeaba caliente y ella se revolcaba a lo grande. Y un día, el entrañable animal notó una mejoría tan grande, que consiguió que las aguas de este lugar en el que estamos cobrara una fama considerable.
Y así es como este enclave extraordinario nos recibe con estos baños termales que estuvieron abiertos al público y que hoy por desgracia no podemos visitar.
¡Que sería interesante poder hacerlo! , visitas guiadas, disfrutar de esa planta rectangular que hoy en día conserva un baño común, una caldera, varios baños individuales…. ¡Un lujo para Isla Plana y todos los visitantes curiosos que se acercan a este bonito lugar! Unos baños termales con mucha historia.
Porque con la Iglesia junto al mar, la Asociación de Vecinos que actualmente está llena de arte con la que el escultor, mi escultor favorito Fernando Sáenz de Elorrieta, ha vestido de gala el lugar con una magnífica exposición, y al fondo la Torre de Santa Elena, los anocheceres allí son espectaculares. Y si como hoy, la luna llena se refleja sobre el agua y nos llena de luz estos días que estuvieron apagados, ya ha cobrado sentido esta bonita salida que siempre enriquece nuestros días.
FELIZ DOMINGO DE VERANO
EVA GARCÍA AGUILERA.