EL PINTOR QUE CREABA ATMÓSFERAS MÁGICAS, PÉREZ-CASANOVA

La Ventana de Eva

EL PINTOR QUE CREABA ATMÓSFERAS MÁGICAS, PÉREZ-CASANOVA

 

En un lugar de La Palma, cuentan que había un niño en la escuela que se abstraía en las clases que con esmero impartían los maestros de aquella época. El niño de pantaloncito corto enganchaba sus pies en las dos patas delanteras de su silla de madera mientras ilustraba con bellos dibujos los márgenes de sus cuadernos y libros.

Era tímido, mucho, pero eso no le impidió nunca tener grandes amigos y corretear por aquel lugar cercano, perteneciente a la ciudad cartagenera. Sí, esa que huele a mar.

No sé si el olor a mar llegaba a La Palma, pero sí el del arte, el folclore, las tradiciones y la gente bonita de la que siempre presumió orgulloso el niño que pintaba con la mirada las calles palmesanas.

Llegaba a casa con su cartera Perona enganchada a los hombros después de jugar a las canicas y a la trompa en la plaza donde siempre ocurrían las cosas bonitas, y entraba corriendo para sacar sus lápices de colores, la goma Milán y los rotuladores Carioca y plasmar en aquella hoja de papel todo lo que sentía.

Su padre tenía un taller de coches donde se rotulaban vehículos comerciales. Y el niño observaba a los rotulistas escribir aquellos textos publicitarios como si estuviera viendo a Monet llenar de colores pastel el mundo.

Era buen estudiante, eso no cabía duda, pero supo que querría pintar toda su vida.

Habían pasado algunos años, esos que a veces no hacen mucha justicia a los adolescentes. Les cambia la voz, les sale pelusilla en el bigote … Pero no creo que ese fuera el caso de nuestro niño pintor, no. Porque hoy tiene el pelo gris plata que se atusa al hablar, al estilo Richard Gere, que le da un aire muy interesante.

Un día cogió una puerta vieja de un coche del negocio familiar y se puso a imitar al rotulista más experto. Eligió su propio texto y quedó encantado con el resultado, dentro de su perfeccionismo e inconformismo que siempre le acompañó.

Otro día se atrevió a hacer un rótulo al panadero en aquella furgoneta que repartía pan calentito por toda La Palma. Y se atrevió a mucho más, a incluir dibujos además de letras. Unas barras de pan debajo del rótulo serían el broche final para que aquel niño del parvulario que soñaba con pintar supiera que había llegado el momento de…

Y sí, estudió cuatro años en la ciudad de Murcia, y por las tardes buscaba aulas vacías para pintar  o acudir a cada exposición que la capital le ofrecía.

Pintar, pintar y pintar… Quería dibujar bien, muy bien. Quería crear, encontrar su estilo propio y ser feliz haciendo lo que más le gustaba.

 

 

Por los años 95, 98, se pusieron de moda  los concursos de pintura rápida. Así que nuestro pintor en ciernes llegaba al lugar elegido y pintaba bajo las miradas de muchos, en cada rincón de su región.

Los premios llegaban uno tras otro, premios de satisfacción pero también de importes en metálico que ya quisiéramos en la actualidad. Y él lo invertía en  material para continuar, pero sobre todo empezó a creerse que eso que hacía estaba gustando al mundo.

 

Pedro Diego Pérez-Casanova, el niño que quiso ser pintor, el hombre al que hoy admiro por su arte, pero sobre todo por su generosidad y su manera bonita de ser.

Un hombre amigo de sus amigos, que le gusta la vida sencilla y su trabajo. No necesita más. Dice que es más de campo que San Isidro Labrador, porque se crió en La Palma y también pasaba mucho tiempo en la finca de sus abuelos en plena naturaleza. Que  adora la paz y la tranquilidad, escuchar el canto de los pájaros, contar nubes, los olores de la primavera, pero también las ciudades. Su timidez le sigue acompañando, una timidez bonita que desaparece cuando se encuentra arropado de buenas personas.

Como hoy, en un estudio con el desorden totalmente ordenado, donde flotan los pinceles, las paletas de colores, obras terminadas y bocetos pegados en la pared esperando terminar de contar su historia.

 

 

 

Un estudio con paredes que llevan escuchando conversaciones eternas ya varias horas.

¡Y qué bonito cuando ocurren estas cosas y no miras el reloj!

Llevo un rato escuchándole, y me encanta cuando me cuenta que buscando ese algo diferente,  compró un rodillo pequeñito y junto a la espátula comenzó a crear atmósferas increíbles.

Muchos empezaron a preguntar y comprar ese rodillo pero, seamos sinceros. No era el rodillo, era ese utensilio en las manos de un artista que lo supo utilizar para crear arte.

 

 

Los premios continuaron sin cesar, ya por toda España. El premio AXA Catedral de Burgos le fue otorgado y entregado en el Círculo de Bellas Artes de Madrid por Jaime de Marichalar.

Su trabajo daba fruto y las galerías comenzaron a llamarle. Querían al pintor de las atmósferas bonitas para ellos. Comenzaron las exposiciones individuales, las ventas, el reconocimiento…

El trabajo es muy importante. Nada es casualidad cuando se trata de arte. Horas y horas, noches eternas, trabajar la imaginación, impregnarte de los grandes, invertir en estudiar, en comprar material, en forjarte un presente y un futuro con la ilusión y el esfuerzo. Llenar cada rincón de sonrisas cuando pasean las personas observando tus cuadros.

Lo que quiero decir es que ni el hábito hace al monje ni el rodillo al pintor.

En toda historia siempre hay un momento, ese punto de inflexión, el hada madrina que aparece o esa chispa que se enciende para seguir con la ilusión en lo alto y dibujar nuevos proyectos.

Y un día una mujer que vino de Suecia por vacaciones se cruzó con la obra de Pérez-Casanova y ¡flechazo!

Le dijo, ¿podrías terminar todas estas obras que tienes a medias? Me las quiero llevar a mi país junto con estas otras que tienes terminadas.

Y se hizo la magia. Suecia abrió sus puertas y ventanas para que nuestro pintor palmesano entrara por donde quisiera.

Las exposiciones en galerías, las ventas de los cuadros, los nuevos paisajes, amigos que se cruzan y se quedan para siempre. Un sueño que ocurrió hace algo más de una década y del que todavía no ha despertado.

Es el pintor español de referencia en aquel lugar donde el frío no congela las ganas de disfrutar del arte.

Siempre le han dejado ser libre, dejarse llevar por la inspiración, no seguir una temática. Y siempre ha conseguido que esa admiración por su obra, y apuesto a decir que por él, se mantenga intacta.

¿Sabéis que mi amigo fue el primer español en Suecia en entrar en la empresa Tetra Pak con sus cuadros? Esta empresa es la inventora del tetrabrik, que oye, menudo invento, la de roturas de botellas de cristal que nos ha evitado.

Fue seleccionado como pintor del año 2022 para trabajar con ellos, eligiendo cuatro de sus obras para hacer reproducciones numeradas y firmadas como regalo de Navidad para los más de 4000 trabajadores y la inauguración posterior de una exposición. Un verdadero orgullo.

Con sus marinas, los paisajes urbanos, las sombras, las luces y huyendo siempre del realismo puro pasa las noches en silencio  creando, viviendo y recordando.

Y aprovecho cuando la timidez va desapareciendo en este rato largo tan especial, una noche de jueves cualquiera, y empiezo a preguntar y preguntar y me responde…

¡Soy más sencillo que todo eso!

Pero insistiendo me cuenta que uno de sus trabajos más especiales fue el mural que pintó para el hospital de Santa Lucía. La idea de ser un soplo de aire fresco para enfermos y sus familiares y acercarles a su puerto…

¡Un mural de dos metros y medio de alto y doce metros de ancho!

Dice que subió a todas las baterías de costa para fotografiar cada una de las perspectivas, y que decidió que desde San Julián era la mejor opción.

 

Yo también tengo mis preferencias entre sus cuadros, que ahora es mi cuadro favorito y lo tengo en el salón de casa.

LA VENTANA DE EVA, todos los que tengáis el libro lleváis al inicio de los relatos esta pintura tan especial. Por lo bien que supo recoger mi esencia y sobre todo por la rapidez en hacerlo. Dice que desde el principio supo lo que quería plasmar pero no sabía si sería capaz de hacerlo tal y cómo lo imaginaba. Cuando me llegó aquel día un whatsApp con aquello que él llamó boceto, no pude parar de llorar, así que juzgarlo vosotros mismos.

Nunca tendré palabras de agradecimiento para todos los que os sumasteis a esta causa en tiempo récord.

Si es que es palmesano y en La Palma sólo hay gente buena.

Y lleva pintando casi desde la adolescencia el cartel anual del Festival del Folclore, cada año con una temática diferente, pero siempre con su esencia especial. Esa que te hacer reconocer la obra de un artista desde lo lejos. Para mí es la máxima y él lo ha conseguido.

 

¡Llega el momento!, le digo. El de las preguntas sobre cómo y cuándo pintas, si tienes una musa, cuál es tu color favorito…

¿Cómo que no tienes color favorito? ¿En serio?

Y entonces me responde, no, soy así de raro, no lo tengo. Ni musa, ni formas especiales de inspiración. Voy por la calle observando  y en el lugar más imprevisto encuentro la inspiración que plasmaré en el lienzo.

¿No tienes color favorito?, vuelvo a preguntar.

Te prometo contestarte con un trovo, me responde.

¡Fuera de juego, ahora sí que me quedo fuera de juego!

Que resulta que el pintor es un amante del trovo. Que me cuenta que pertenece a la Asociación Trovera José María Marín, nacido en La Palma, que trabajaba en las minas y que fue el precursor del trovo en el Campo de Cartagena.

Y que cada jueves desde hace más de veinte años se juntan a jugar a improvisar poesía, vamos,  para disfrutar con los trovos.

¡Me resulta tan difícil dominar el arte de la métrica con los versos octosílabos! Pero me dice que con su oído musical es más sencillo de lo que parece.

Y me invita a ir un jueves con él, con los herederos del trovo, Ángel Roca y con el conejo, el repuntín… Esto pinta bien, ¡me apunto!

¿Será cierto eso de que las cosas no son cómo empiezan sino cómo acaban?

¿Me va a responder, señor Pérez- Casanova, sobre su color favorito?

A lo que el pintor con alma de trovero contesta:

 

SABIAMENTE ELLA TE LLEVA

HACIA EL SENTIR MÁS PROFUNDO

ES UNA EXPERIENCIA NUEVA

DESCUBRE EL MÁGICO MUNDO

DE LA VENTANA DE EVA

 

LA PREGUNTA FORMULADA

CONTESTARLA NO ME ASUSTA

LA RESPONDO MEDITADA

EL COLOR QUE MÁS ME GUSTA

ES EL QUE HAY EN TU MIRADA

 

 

FELIZ DOMINGO

EVA GARCÍA AGUILERA