SE SUBE EL TELÓN, CON DOS BESOS AL CIELO
SE SUBE EL TELÓN, CON DOS BESOS AL CIELO
Había llegado el día, estaba muy ilusionada, porque desde ese 23 de febrero que me crucé con él en una exposición de Isidoro Maíquez, no pude más que quedarme con ganas de conocer qué había tras esa persona con ese halo de ternura.
Por supuesto que lo que había era un actor de teatro de esos que no te dejan indiferente, pero por encima de ello, algo me decía que llevaba en su mochila un cúmulo de sentimientos bonitos que se reflejaban en su manera de hablar y su mirada. Esa mirada que dibuja de ilusión los pequeños detalles, esa mirada inquieta e inteligente que se queda con la porción y no con el todo.
Y con esa humildad y generosidad, esa mañana me hizo despertar con la sonrisa en la cara para acudir a mi cita y poder compartir tantas y tantas cosas con Pepe Salguero.
Pepe Salguero, ¡qué ganas tenía de charlar con él un rato! Conectamos desde el minuto uno, y eso es porque creo que ambos tenemos muchas cosas en común, aunque yo llevo ventaja por la gran admiración que siento por él.
Es un actor de primera, eso es indiscutible, nos hace reír, soñar, llorar…., es creativo, perfeccionista, excelente profesor, director, técnico de sonido. Lleva toda su vida en un escenario, y aunque el mérito es suyo, tiene detrás una historia preciosa y unas personas que son las que hoy aplaudirían al subir el telón, porque gracias a ellos, él es así.
Y hablo del guitarrista y cantaor de flamenco “Pepe de La Manga” y su trocito de cielo Emilia del Río, sus padres. ¿Por qué Pepe de La Manga?, pues porque en la década de los 70 y 80 fue un referente aquí , en La Manga, deleitando con su arte en los mejores locales de este trocito de Mar Menor, que hoy seguramente lo resucitaría con su música y alegría. Con su guitarra como sello de identidad, enamoró al público español y al extranjero, pero nunca salió de España, era humilde y feliz disfrutando aquí, rodeado de amigos y familia.
Me cuenta Pepe, que si su padre hubiera estado sentado con nosotros hoy, me hubiera piropeado con arte y salero, con una sonrisa y esa gracia andaluza. Tuvo que ser un hombre extraordinario, que persiguió su sueño y dejó su empleo en Bodegas Osborne para cantar y llenar la vida de toda España de palmas, música, alegría y mucho arte. Comenzó su andadura allá por los años 40 y 50 en Madrid, donde fue la época dorada del cante flamenco y donde compartió escenarios con los más grandes; Lola Flores, El Príncipe Gitano, Manolo Caracol… Y después de esta etapa, este gran artista empezaría a ir muy pero que muy bien acompañado.
Ese apuesto seductor entró una mañana en una pequeña zapatería de la Calle Caballero de nuestra ciudad de Cartagena, y en menos tiempo del que duró el pestañeo de esa guapa mujer de cabello largo y negro, se enamoró. Emilia del Río llevó su canción española junto a su Pepe y con otro Pepe añadido, que llegó por sorpresa estando ellos en Madrid a principios de la década de los 60. Serían desde ese momento Pepe el Moro y Emilia del Río.
Y es entonces cuando con los ojos muy abiertos escucho a mi amigo Pepe Salguero hablar de su infancia, de sus experiencias, de su aprendizaje, de sus anécdotas. Por un momento me emociono, algo avergonzada me seco con disimulo la lágrima que quiere caer por el rabillo del ojo, pero él lo pone muy fácil, también está emocionado y entonces ya no tengo más motivos que escuchar dando rienda suelta a los sentimientos.
Dice que desde que vino al mundo viajó en la furgoneta que sus padres tenían acondicionada para llegar a cada pueblecito, ciudad, rincón de España. Recuerda dormir en una pequeña maleta, acurrucado bajo la luz y el calor de una pequeña bombilla, y cuando ya no cabía en ella se colaba entre sus padres y dormían los tres juntos después de cada espectáculo de alegría y color. Me cuenta que a veces le mandaban a jugar un rato a la plaza con los niños del lugar, y claro, ahora lo entiende. Esa pareja que se miraban con ojos de pasión, que cantaban con esa fuerza difícil de contener, necesitaban un poquito de espacio para dar rienda suelta y calmar ese fuego que se encendía en cada espectáculo.
Podía ser en Madrid, o en el pueblo más pequeño, pero cuando este trío llegaba al lugar con todos los permisos concedidos por la Guardia Civil solicitados por el patriarca, ponían a los lugareños en pie para bailar y cantar, para disfrutar de la vida bajo una nube de humo provocada por los cigarrillos de la época
¿ He dicho trío? Sí, porque entonces Pepe Salguero comenzó a formar parte de ese espectáculo maravilloso. Me cuenta que estando jugando en la plaza le llamaban para subir casi con el chupete puesto, y es que mi amigo apuntaba ya maneras. Con dos maracas cantaba una canción que hoy me ha tarareado y me ha emocionado. ¡Tantos años y tiene grabada en su mente la melodía y el ritmo de las maracas!
Tiene recuerdos de un pueblecito blanco donde se quedaban una temporada algo más larga, porque había un cine donde veían películas y comían toneladas de pipas, y dónde allí siempre encontraban esas gentes amables que les ofrecían una habitación para pasar esos días mientras actuaban en los pueblos cercanos.
Dice que aprendió sólo a leer, y que siempre fue al colegio. Eran otros tiempos, todo más sencillo quizás. Llegaban para actuar y pernoctar dos o tres días y sus padres iban directamente al colegio donde Pepe aprovechaba al máximo sus ansias de aprender.
Me cuenta que quizás, la sensación de no hacer amigos por estar siempre de paso, puede que a veces aflorara en su interior, pero que fue una infancia bonita, diferente y la recuerda con mucho cariño.
Grandes anécdotas me ha contado, muchas las guardo para mí y lo que nos ha hecho sentir el compartirlas. Pero quizás por eso hoy, un olor a tierra mojada, el ruido de las gotas de lluvia golpeando sobre el techo de la furgoneta mientras dormía, las mañanas vestidas del blanco de la nieve, los aplausos, son para él tan especiales. Porque son parte de su historia.
¿Sabéis que Pepe Salguero podía haber sido un niño prodigio de la época? En aquel entonces donde se veía talento, y vaya que sí Pepe lo tenía, le ofrecieron a su padre hacerle una prueba, prueba que nunca se realizó y que al tiempo su padre le contó. Y con esa cara suya que me encanta y esa mirada soñadora dice, “¿quién sabe si quizás…..?
Y entonces el niño que pasaba la bandeja después de cada espectáculo y que en alguna ocasión y gracias a la generosidad de muchos consiguió una soñada bicicleta, empieza a crecer, y con ello las ganas de estudiar, de frenar, de volver a la ciudad de Cartagena y ….. Y entonces esa pareja unida por el flamenco y la copla abren las puertas para que Pepe vuelva a casa y persiga sus sueños.
Y así comienza, con toda la sabiduría que le acompañaba, lecciones de vida, sacrificios y enseñanza, esa enseñanza que no recibes en el colegio pero que te convierte en la persona que eres.
Y como un cohete, con esfuerzo pero ya sin freno, comienza a estudiar y trabajar en todo aquello que se le da la oportunidad Desde correos a botones de un hotel, y ya pasada la mitad de los años 70, comienza su andadura gracias al apoyo de la Escuela Pérez de Lema, donde en ese momento y coordinando grupos de artes plásticas se atreve con interpretaciones como Jesucristo Superstar.
Cursa los estudios de Arte Dramático en Murcia, Imagen y sonido, debuta con tres cortos como director de cine, la Escuela Municipal de Teatro es parte de su vida durante años, La Murga, El Teatrico…… A esto lo llamo yo ejemplo, perseverancia, trabajo y donde las excusas no tienen cabida.
Actualmente dirige la Escuela de Teatro del Desván, y ¿sabéis qué?, ayer tuve la suerte de ser invitada a pasar la tarde con ellos, a verlos ensayar. Un grupo de personas aparentemente tan diferentes, y sin embargo unidos por el amor al teatro. Estuve más de dos horas casi sin pestañear, atenta al flujo de trabajo perfectamente organizado por Pepe. Los alumnos le admiran , tiene una capacidad de hacer que todo parezca sencillo, no se conforma con una interpretación sin más, quiere que la persona sienta de verdad, que sienta lo que ocurre en la escena para poder transmitir , y lo consigue de una manera que sólo un profesional como él podría hacerlo. Y me ha picado el gusanillo, ya lo tenía de jovencita pero ahora, no sé, quizás……
Hay un lugar en el que también me encantaría verle trabajar, y es que lo hace con niños en el proyecto Teatro en la escuela, con mayores, con asociaciones de amas de casa, pero donde de verdad me gustaría compartir un día es en el Centro de Educación Especial Primitiva López. Lleva años con ellos, han evolucionado juntos, se emociona cuando me cuenta todo lo que se ha conseguido con personas que al principio sólo interpretaban con gestos y ahora lo hacen con frases. Los ha visto aprender, enamorarse y a algunos marcharse. Sería para mí toda una experiencia ver a Pepe hacer teatro con ellos, ojalá un día sea bienvenida.
Y podría estar todo el día hablando de él, de todos los proyectos que tiene en marcha. De una gira excepcional junto a otro gran actor, Manuel Llamas con el que también tengo ganas de tomar un café tranquila, porque es un hombre de los pies a la cabeza e indiscutible actor. Y todo es posible gracias a Pedro Segura y Bonjour mon amour Producciones, el que hoy podamos disfrutar de obras de teatro como Pares y Nines, Lo que dure este café e Isidoro Maízquez, una estatua sin palomas. Una gira que desde ya hasta diciembre tiene las fechas puestas para que se pueda disfrutar por toda España, y que gracias también al esfuerzo de muchos, ha sido posible desde un tiempo a atrás, acercar el teatro a las barriadas y zonas más periféricas de las ciudad.
¿Qué puedo decir más? Pues que Pepe Salguero es un genio creativo, es el mejor adaptando las obras tradicionales para todos los diferentes colectivos, que tiene la adaptación escrita de Isidoro Máiquez para poder acercar este actor cartagenero a los niños y que sólo se pudo representar en una ocasión, y es una pena. Que este experto en adaptar obras y crear nuevas tiene mucho que ofrecer, y que las personas y organismos competentes deberían saber aprovechar oportunidades que tienen muy cerca para dar rienda suelta y que nuestro entorno viva una explosión de espectáculos inacabables.
Y hoy me siento feliz, como cuando hablé de Carmen Conde o de Isidoro Maíquez. Aunque si cabe todavía más, porque hoy sí que como dice una de las obras que interpreta Pepe,” lo que dure este café” ha dado para mucho, y para confirmar que sí, que nos compenetramos muy bien y que hay momentos en los que nuestros sentimientos afloran al unísono.
Y aunque a Pepe lo admiro con locura, hoy quisiera que este humilde artículo fuera un homenaje a Pepe de La Manga y Emilia del Río, luchadores y artistas dignos de un gran reconocimiento que no sé si por la pandemia de la envidia, por la dejadez o por ignorancia, a veces se dejan de hacer. A ellos, que hicieron felices a muchos, que abarrotaron plazas, bares, escenarios, y que con su estilo de vida y su amor son la causa de que Pepe Salguero sea hoy la gran persona y artista que es.
Gracias de corazón por dejarme contar todo lo que me has hecho descubrir.
Y como dije al principio, hoy el telón lo suben orgullosos de tí para que brilles con luz propia, Pepe y Emilia.
Feliz domingo. ¡ QUE VIVA EL TEATRO!
EVA GARCÍA AGUILERA.