UN SUBMARINO… DE APELLIDO PERAL

UN SUBMARINO… DE APELLIDO PERAL

A veces tenemos cosas maravillosas tan cerca  que nos pasan desapercibidas. Son regalos extraordinarios que pasan fugaces por nuestra vida con una anecdótica fotografía sin provocar nada más. Pero yo doy gracias a las bonitas casualidades, a aquello que te hace despertar ese interés que estaba muerto en tu interior o quizás nunca llegó a nacer. Algo parecido debo reconocer que me ha pasado a mí, hasta que una noticia sobre el inicio de las obras para una casa museo de Isaac Peral me despertó de mi letargo. Y es que si algo me encanta visitar cuando salgo de viaje a otras ciudades, son las casas museo, porque siempre son de personajes interesantes a los que han querido rendir un bonito homenaje.

A partir de ese mágico momento se produjo el flechazo entre el genio Isaac Peral, el submarino  y yo.

 

¡Qué persona entusiasta, perseverante, genio, inventor, ilusionado, constante, inteligente…..! ¡Qué increíble manera de vivir la vida, navegando, estudiando, disfrutando de sus logros, descubriendo, amando…..!

Un orgullo de cartagenero, nacido en 1851 , que vivió en el Callejón de Zorrilla hasta los siete años enamorado del mar, del sonido de las olas, quizás influenciado por su  padre, Condestable de la Marina, al que trasladaron a San Fernando (Cádiz)  y donde Isaac Peral inició su carrera militar a los catorce años. Un cartagenero que nos ha dejado el legado y honor del único buque que se conserva del siglo XIX, el SUBMARINO PERAL.

¿Sabéis que el Submarino Peral y la Torre Eiffel fueron construidos al mismo tiempo, con los mismos materiales y forma de fabricación?

Porque en 1887 no existía la soldadura eléctrica, pero Isaac Peral construyó el submarino con planchas del mejor acero unidas por remaches. Sólo desde su interior se pueden observar los roblones que se usaron para tal fin y que yo he tenido la suerte de deleitarme con maravilloso espectáculo y adelanto de la ingeniería.

Su historia es apasionante; logros, conspiraciones, olvido, desidia y abandono, recuperación, envidias, celebraciones….., digna de una novela de esas que no puedes parar de leer hasta llegar al final. De las que te provocan preguntas sin respuestas, sabor agridulce, impotencia, exaltación….

Peral tenía un proyecto, un proyecto que bajo la tranquilidad y soledad de su despacho iba desarrollando. Noches que daban entrada al amanecerdiseñando esos planos a los que no les faltaba detalle y que no sacaría a la luz hasta que todo fuera perfecto. Y así llegó el día, ese en el que armado de valor, orgullo y algo de incertidumbre lo hizo público ante el Ministerio de Marina. Yen 1885 se le adjudicó un presupuesto para adquirir material y comenzar la construcción del PRIMER SUBMARINO DE PROPULSIÓN ELÉCTRICA Y SISTEMA DE LANZAMIENTO DE TORPEDOS BAJO EL MAR. Él mismo se encargo de la compra de cada uno de estos materiales, acero, motores, aparatos ópticos…. para materializar su sueño. ¡Qué admiración y apoyo le demostró siempre la reina María Cristina! Un 20 de abril de 1887 le abrió las puertas para la construcción definitiva del submarino mediante un real decreto cargado de emociones y sueños hechos realidad para nuestro genio.

Peral, orgulloso, feliz, reconocido y recogiendo los frutos de su genialidad como persona e inventor, fue el protagonista de ovaciones el día 8 de septiembre de 1.888. El submarino fue Botado en el Arsenal de la Carraca en Cádiz, ante los más ilustres de la época y bajo el aire que provocaban los abanicos que lucían las damas que acudieron al evento, regalo y recuerdo de ese día inolvidable.

El SUBMARINO PERAL lucía con orgullo los inventos que cada día su creadoriba incorporándole. Su sistema eléctrico, “corazón” que ya empezaba a latir en su interior con una batería formada por 630 elementos, sonido  de motores que hacían “bailar” a las dos hélices de propulsión, dos motores eléctricos que le daban vida a las hélices que hacían subir y bajar a esa criatura de acero de 22 metros de eslora, y el purificador de aire para que doce hombres tuvieran el oxígeno suficiente para salir de puerto con todos los mecanismos de defensa suficientes para mantenerlos a salvo.

Porque esa era la verdadera innovación de Peral. Un buque bajo el mar, capaz de navegar silencioso y oculto a la vista del mundo, capaz de lanzar un torpedo ante el asombro de los atacantes. Había creado la excelencia con la que sabía en cada momento cuál era su rumbo, hacia dónde dirigirse, como vigilar sin que pudieran verlo a él y a sus hombres. Un periscopio y una brújula que colocó en el exterior del submarino y que con un ingenio espectacular, jugando con prismas y otros inventos que bullían en su cabeza conseguía de una forma mágica que se reflejaran en su interior, facilitando tener con ello todo el control.

Vestido nuestro submarino con sus mejores galas, de acero brillante bañado por el sol de Cádiz, con esa luz y reflejos acompañados por la expectación y los aplausos, se fueron realizando una prueba de navegación tras  otras seis meses posteriores a la Botadura. Primero en el dique número 2 del Arsenal de la Carraca y finalmente en alta mar, donde con una elegancia tanto del inventorcomo del gran invento , “su hijo de acero” navegó a 10 metros de profundidad durante una hora, llegando al destino que las coordenadas le indicaban y celebrando el milagro que acababa de ocurrir.

Peral no era ajeno a la influencia que tenía el gobierno y el Ministro de Marina en la evolución de su proyecto. En todo momento estuvo bajo las decisiones políticas de dos presidentes, Cánovas del Castillo del lado conservador y Sagasta del liberal, lo que provocaba mayor o ningún apoyo según a quién le tocara gobernar en ese momento. Inglaterra construía los buques a España, se creía la dueña de los mares y no podía permitir que la construcción de un buque que navegaría bajo el mar con poco más de veinte metros de longitud llegara a ser uno de los mayores inventos de la historia. ¿Presión política del gobierno británico a España para menospreciar y hacer desaparecer al submarino a cambio de ayuda internacional?, ¿amenazas para no seguir construyendo buques a España?

Lo que es cierto, es que de repente la genialidad se convierte en desprecio, los apoyos en conspiraciones políticas, desprestigio, despojo y fracaso. Y en un instante todo se desploma, el sueño se convierte en pesadilla sin explicación. Bulle la envidia, desaparece el apoyo, los misterios afloran, la desesperación cae sobre Isaac Peral servida en un cubo de agua fría.

Y una mañana el invencible buque de acero se despierta con su interior vacío, despojado de sus entrañas, cubierto de óxido provocado por las lágrimas caídas sobre el metal, desprotegido y olvidado en un rincón del Arsenal de la Carraca. Su inventor,  desolado y abatido abandona la armada, quedando también abandonado durante 38 años nuestro Submarino Peral. Ni el manifiesto intentando defenderse de tanta injusticia que escribió nuestro genio en un diario madrileño de poca repercusión, “EL MATUTE”, tuvo trascendencia.

Y como dije al principio, creo en las bonitas casualidades. En 1913 una Real Orden obligaba al desguace del submarino, llegando a oídos de un Concejal del Ayuntamiento de Cartagena que hizo lo imposible por recuperar después de tantos años nuestro mayor tesoro, que aunque moribundo y cubierto de cicatrices ya descansaba en casa bajo la custodia del Arsenal de Cartagena.

Y así en 1965, en nuestro paseo marítimo frente a los héroes de Cavite, lucía para todos los cartageneros nuestro Submarino Peral, al que las fuentes de agua que tanto nos gustaban no le ayudó mucho en su recuperación, historia que se volvió a repetir cuando fue trasladado al final de nuestro puerto y posteriormente descansar a salvo  en el museo Naval el 15 de diciembre de 2012.

¡Qué ironías de la vida!, la sala donde hoy luce tranquilo nuestro submarino fue el taller de fundición del Arsenal. Si Isaac Peral hubiera estado destinado en Cartagena, probablemente muchas de las piezas se hubieran fabricado aquí, el submarino se hubiera construido en nuestra ciudad y nuestro “hijo de acero” hubiera tenido mayor suerte ¡Quién sabe!

Lo que sí es cierto es que muchos países quisieron comprar el invento del submarino a nuestro Isaac Peral, aunque para ser más exactos, comprar el APARATO DE PROFUNDIDADES. Porque ese aparato era la clave de todo, ya que permitía controlar la inmersión y emersión del submarino. Y aunque nos suene raro hoy en día, Peral se negó en rotundo. De manera contundente, manifestó que el submarino era un regalo que nos hizo a  todos los españoles y su venta nunca se produciría. ¡Generosidad, lealtad y honradez en estado puro!, igual que en la actualidad, permitidme la ironía.

Lo mejor de todo es que hoy ocupa el sitio que se merece y aunque hubo un tiempo que fue catalogado como adorno de fuente y no como un Bien de Interés Cultural, disfrutamos de él con orgullo.

Porque no es una réplica como algunos creen, sus hélices traseras junto con la mayor parte de sus piezas son originales, y lo que por desgracia no se pudo conservar, como es el caso del periscopio y la brújula, han sido fabricados poralumnos y profesores del politécnico y Salesianos, una acertada iniciativa y experiencia inolvidable para ellos.

¿Y si terminamos hablando de aquellos planos que Isaac Peral con tanta sabiduría, destreza e inteligencia diseñó para construir el submarino y que fueron siempre un secreto muy bien guardado? Pues hasta hace muy, pero que muy poco tiempo se creían destruidos, desaparecidos. ¿Nunca nadie se preocupó en buscarlos?

Los planos originales están en el Archivo Histórico Nacional de Madrid, lugar en el que después de recorrer y tocar mil puertas y años de lucha y espera los localizó mi desde ya, gran amigo Juan Ignacio Chacón. Más de 300 planos originales en dos cajas sin clasificar, que gracias a su persistencia e interés hoy se encuentran al alcance de todo el que los quiera disfrutar, pues es a Juan  Ignacio a quien tenemos que agradecer que se haya conseguido digitalizar esta joya de la humanidad.

 

Así que hoy he podido disfrutar en el museo de los planos de  “El Jardín”, y asomarme por el agujerito que hoy encontramos iluminado para contemplarlo. Juan Ignacio me ha sacado del asombro, porque el jardín no es ni más ni menos que un retrete.

Y he escuchado a Diego Quevedo contar mil anécdotas, porque esta persona entrañable y cercana va a darle mucha vida con sus aportaciones a la casa museo. He tenido el placer de asomarme un poquito y observar por dentro el submarino, porque hoy le tocaba una “radiografía de su interior”, y es que el trabajo por mantenerlo sano y terminar de curar sus profundas heridas, algunas ya cicatrizadas, es una tarea constante.

Querido Isaac Peral, podría dedicar horas escribiendo sobre tí, pero ¿sabes?, quiero dejar una rendija abierta para que hoy nuestros lectores se queden un poquito enamorados y con ganas de más. Bueno, eso y que esto es un artículo de un periódico y el espacio está limitado. Bromas aparte….

Que te fuiste muy pronto, a los 44 años, que nos dejaste más inventos que a muchos les gustará conocer, y que estamos cumpliendo lo que nos pidió Carmen, tu mujer, cuando trajeron tus restos mortales a Cartagena a este precioso mausoleo que Beltrí construyó para tu descanso eterno en el Cementerio de Los Remedios.

“Os cedo a los cartageneros con cariño en la seguridad que tendréis siempre una plegaria para su alma y una flor para su tumba”.

Gracias Peral, gracias Juan Ignacio Chacón y Diego Quevedo y gracias a todos los que habéis leído hasta el final esta maravillosa historia.

¡FELIZ DOMINGO!                        EVA Mª GARCÍA AGUILERA.