VERANO AZUL
VERANO AZUL
Na nara nanana nana na nará naná…
¿Estáis tarareando e imaginando que vais en bicicleta?
Si es así, vamos bien.
Porque es lo que llevo haciendo toda la mañana mientras paseo por este pueblo de mar pintado de blanco.
Nerja, un lugar que antes de que se conociera el concepto de veraneo, ya era un destino atractivo para aquellos viajeros que acudían atraídos por ese mediterráneo de aguas infinitas y sol.
A mi llegada me ha recibido un balcón que no quería dejarme marchar. Más bien yo me he asomado a él y he recibido su inmensidad abrazándome fuerte. El Balcón de Europa, un lugar que había visto por televisión cuando de niña soñaba con pertenecer a esa pandilla de verano que disfrutaba y se perdía para descubrir, crear y soñar, vivir e imaginar. Que correteaban por cada rincón, que con un silbido se ponían en ruta para dibujar una nueva aventura. Una pandilla donde todo fluía. ¡Qué bonito es cuando fluye la amistad, sin más!
Pancho, Javi, Quique, Bea, Desi, Tito y Piraña, que no hubieran sido lo que fueron sin Chanquete y Julia.
Lo más bonito de todo es, que tengo la certeza de que todos sabéis de quiénes hablo. Da igual si sois lectores de 15, 20, 40, 60 u 80 años. Todos disfrutamos de aquellos 19 episodios de la serie Verano Azul en 1981.
Y digo que todos la habéis visto, porque se volvió a emitir una decena de veces más.
Antonio Mercero creó desde la sencillez una historia bonita con los valores más preciados; amistad, generosidad, bondad, lealtad, alegría, amor…
Y eso en la vida siempre funciona, la pena es que se nos olvida.
Trató temas que en aquella época quizá no hubieran estado bien vistos, de no ser de la manera mágica que él sabía hacer las cosas. Porque la serie era el referente de cualquier familia de la época, y quizá fue un visionario, porque se habló del divorcio, de la posibilidad de tener un hijo sin estar casado, la especulación inmobiliaria, la llegada de la menstruación a las chicas, y atravesó la pantalla de la televisión de casa con una elegancia admirable.
¿Sabéis quién era el único actor de la serie que vivía en Nerja? Tito, ese pequeñajo rubio, que seseaba por la falta de las paletas de arriba y que era espontaneidad auténtica.
El director de la serie había terminado el casting y tenía un actor para el personaje de Tito, pero no terminaba de convencerle.
Un día, en el chiringuito de Ayo, un lugar emblemático de Nerja donde comían los actores y se desarrollaban parte de las escenas, el propietario le comentó a Antonio Mercero que le hicieran una prueba a Miguel Joven, el hijo de uno de los camareros de aquel chiringuito. Era un niño que se había criado allí, entre extranjeros, de un lado para otro. Espontáneo y muy avispado.
Un instante le fue suficiente al señor Mercero para saber que aquel niño vivo y tan de verdad sería su Tito en aquel Verano Azul.
¿Y por qué sé tanto yo de esto?
Venga, os dejo que penséis un instante, será fácil, me conocéis bien.
¡Exacto!, conseguí localizar a Miguel, nuestro Tito, en su lugar de trabajo. Educare Aventura en la playa de Burriana, justo enfrente del chiringuito de Ayo te ofrece toda la adrenalina que necesitas para vivir la vida con intensidad. Miguel y sus compañeros os acompañan en unas rutas maravillosas mar adentro, para descubrir los acantilados y todo lo que este lugar increíble ofrece.
Miguel me aconsejó un viaje en barco de cinco horas, que por falta de tiempo lo dejé para mi próxima visita. Ya tengo la excusa perfecta para volver.
Una conversación telefónica y predisposición por parte de “Tito” culminó en un café a las nueve de la mañana.
Me encantó este chico, un amante de Nerja, de su tierra, que vive feliz en contacto con el mar por la mañana y con su huerto por la tarde. Cultiva aguacates y otras frutas tropicales, porque en esta localidad se da el clima perfecto para que la producción sea excelente, abundante y se exporte a muchísimos países.
Me cuenta que después de la serie hizo con Piraña algunas cosas, que se trasladó a Madrid y dejó su vida tranquila de pandilla y calles blancas. La película Chispita y sus gorilas, Padre no hay más que dos, con Pajares y Esteso, actuaciones en el circo, canciones pegadizas y divertidas, anuncios en televisión… Aquello supuso sacrificar muchas cosas, perder la libertad de corretear por la calle con sus amigos, que su madre se viera de momento en una capital con todo el boom de su hijo…
Y un día tomamos la decisión más correcta, me cuenta. Volver a Nerja y continuar con mi vida de siempre.
Era muy niño, y me emociona su mirada cuando me cuenta que…
Iba con mi padre de vuelta a Nerja, a casa. Y por la playa de La Malagueta le pedí que parase el coche, que quería bajar.
Bajé, abrí los brazos e inhalé todo el salitre que me acompañó toda mi vida.
Era sólo un niño, pero fue el instante en el que todos supimos que había llegado ese momento, el de retomar la vida en nuestra Nerja.
Sin embargo, la grabación de la serie la recuerda como un juego, una experiencia inolvidable. Él llevaba la ventaja de vivir allí, de que su padre fuera camarero del chiringuito donde se reunían y rodaban la serie, de conocer cada rincón de este trocito de mediterráneo y sobre todo, porque me cuenta que tenían un guión abierto.
Porque, lo confieso, después de pasar estos días en Nerja, me he picado de nuevo con la serie.
Y al volver a verla…, esos pequeñajos emanaban naturalidad en estado puro.
Oye macho, les he escuchado decir un montón de veces. Y, no sé, no soy una experta ni crítica de televisión, pero se notaba tan real.
Miguel me lo aclara. Les daban rienda suelta a la improvisación. Claro que tenían un guión, pero nunca se paraba el rodaje si alguno de ellos, como decimos en el teatro “ morcilleaba”.
Un guión que su padre le leía una y otra vez y él memorizaba para la grabación del día siguiente. Rodaban durante ocho o diez horas al día, y se bañaban incluso en invierno bajo el sol de Nerja para llevar el ritmo de la serie a término.
Me cuenta Miguel que una vez uno de ellos dijo aquello de poz tu no lo zabes, y los técnicos se quedaron flipando en colores. Y ahora que me lo ha contado, sonrío cada vez que les escucho decirlo en algún episodio.
Y entonces le digo, ahora voy yo a contarte una anécdota. En la cabalgata de Reyes de mi ciudad, con la serie en pleno furor, se preparó en mi barrio pesquero una carroza increíble.
Un barco pesquero con las bicicletas ancladas alrededor, un bocadillo de tamaño gigantesco que hicieron en la panadería y que llevaba Piraña, y la música de la serie todo el recorrido.
Por aquel entonces siempre llevaba yo el pelo recogido en una trenza alta, masticaba chicle y llevaba gafas, así que me tocó ser Desi.
Miguel sonríe y me dice, ¿quieres que te cuente algo? Desi no llevaba nunca el pelo recogido, ni tenía gafas ni brackets, fue parte del personaje. Era una chica guapísima a la que caracterizaron así.
Y entonces le miro y le digo, es que eras tan bonico, tan achuchable…
La señora de la cafetería Dayla, donde estamos tomando ese café le mira con cariño. Se me acerca al levantarme y me dice, sigue siendo igual de bichito que entonces.
Nos despedimos, Miguel tiene que trabajar, pero me ha regalado algo muy bonito, lo más preciado que se le puede regalar a alguien, y más si no lo conoces…TIEMPO.
¿Pensáis que la cosa quedó aquí? ¿Recordáis la Tasca de Frasco? Era el lugar en el que Chanquete se tomaba sus vinos, un lugar con solera, de los de antes.
Curiosa, me meto en el entresijo de calles del centro de Nerja y a lo lejos lo veo. Todo sigue igual. EL MOLINO es el bar más antiguo de toda Nerja. Muchos creerán que se hizo famoso por la serie, pero no es así. Asomo la cabeza y me encuentro con un chico muy agradable que me cuenta que lleva tres años con el lugar arrendado, pero que el dueño todavía vive y ese lugar es su vida.
Fernando del Paso es un cantaor extraordinario y nos invita a quedarnos para tomar un vino y disfrutar de un espectáculo de cante flamenco. Dice que todos los días a las doce de la noche, apagan las luces y cantan la salve rociera.
Y cuál es mi sorpresa que al volver a la hora indicada a tomar ese vino me presenta a Manuel Cid, propietario longevo donde los haya que ha llevado la historia de ese lugar siempre con él.
Comenzó siendo un molino de aceite por el año 1832, de hecho el escenario es el lugar donde se molía la oliva movido el artilugio que todavía está allí, arrastrado por un burro.
Hasta que por los años cincuenta me cuenta Manuel que le dijeron que por salubridad el burro ya no podía seguir allí.
Aquel lugar se convirtió en un tablao flamenco, un lugar que recibía a las grandes celebridades. Antonio Molina estuvo en el año1963 y las fotografías de Camarón de la Isla y otros grandes del flamenco iluminan las paredes gruesas con mucha vida a cuestas.
En el lugar tampoco faltan fotografías de los actores de Verano Azul, porque durante el tiempo que duró el rodaje, aquel sitio con historia fue el refugio de Chanquete con Frasco. Justo ayer vi un capítulo donde el pobre de Chanquete va a pedir ayuda a su amigo porque le están cercando su terreno para construir edificios. Ya sabéis, luego llegó aquello de …del barco de chanquete, no nos moverán, del barco de chanquete, no nos moverán, porque este barco es toda su vida…
¡Ya estáis otra vez cantando, lo sé!
¡Qué momento más mágico viví esa noche en aquel lugar! Joaquín a la guitarra, con esas canciones aflamencadas, sevillanas y todo lo que el público iba demandando. Sillas y mesas con historia. Se palpaban en el ambiente las vidas pasadas. A veces, sin buscarlo, se crea un clima tan bonito como el que vivimos en una noche de primavera.
Y no me ha faltado detalle. Entré a una tienda de ropa al azar y al salir había un cartel enorme donde ponía que aquel lugar fue la lechería de los tíos de Pancho.
La claqueta que se usó para toda la serie la he tenido a un palmo de mis ojos. El guión del capítulo XVI de Tito, mecanografiado. ¡ Madre mía, qué reliquias!
Hay una réplica de La DORADA a las afueras de un parque infantil. Me cuentan que cuando finalizó la serie, el famoso barco de Chanquete que se había construido como escenario para vivienda del pescador, se le ofreció al Ayuntamiento por si se lo querían quedar. No lo quisieron y lo mandaron al desguace. En fin, corramos un tupido velo, no es la primera vez que ocurren estas cosas.
Y claro, después del éxito de la serie, pues preguntaron si se podía recuperar. Demasiado tarde. Y han hecho una réplica, que para mi gusto no ocupa el lugar que debiera. Pero bueno, no soy yo quién para meter cizaña en el asunto.
Y en el museo de Nerja tienen una máquina que tocando unos botones van sonando todas las canciones de la serie. Sí, sí, toqué un montón, pero paré cuando escuché aquello de Chanquete ha muerto, de la voz de Pancho.
Porque no me gustan los finales tristes. Y porque las dos primeras veces que vi él último episodio, lloré como una madalena. Y es que se le cogió cariño al abuelete afable.
¿Sabéis qué me pasó una vez? En mi ciudad se celebraba la semana del Cine Naval, en la época de la serie, o unos años más tarde. Iba yo con mis padres paseando por la calle Mayor y pasó a mi lado un señor con un abrigo oscuro, de aspecto muy familiar. Le miré y le dije, hasta luego. ¿No os pasa a veces que saludáis a alguien pero no tenéis muy claro de qué lo conocéis?
El señor, muy agradable me miró sonriendo y me dijo, hasta luego.
Y me dice mi madre, Eva, ¿qué haces saludando a Chanquete? Ja, ja…
Bueno, me voy de una cosa a otra, y es que me pasan tantas cosas que…
Que me encantan estas historias, vivirlas de primera mano con personas que formaron parte de ellas, y que me siento muy afortunada.
Y ya sé por qué la serie se llamaba así, porque por aquí el mar tiene un color azul muy especial.
¡Me ha faltado montar en bici!, hace años que no lo hago. Si me veis a lo lejos dándole a los pedales canturreando la canción del principio, subir a la acera, peligro de atropello.
FELIZ DOMINGO AZUL
EVA GARCÍA AGUILERA