Montanaro: SÁNCHEZ, LA BANDA DEL PEUGEOT EN UN HADO DE SIMONÍA

Andrés Hernández

SÁNCHEZ, LA BANDA DEL PEUGEOT EN UN HADO DE SIMONÍA

Simón de Samaria vivió en el siglo I y gozaba de mucho prestigio en su comunidad. Las artes mágicas que practicaba encumbraban de tal modo a al vulgo que decían: “Este hombre es el Poder de Dios, que puede llamarse Grande”, ¿Sánchez hoy?, así se reflejan en los Hechos. Tras su bautizo como cristiano, Simón observó un poder mucho mayor que el que él había tenido, era el poder que Jesús concedió a los apóstoles, que les permitía otorgar los dones milagrosos del Espíritu Santo. Simón quedó tan impresionado que quiso comprar a los apóstoles, ¿les suena? “Denme a mí también esta autoridad, para que cualquiera a quien yo imponga las manos reciba el Espíritu Santo”. Tal fue el descaro que el propio San Pedro lo reprendió. “Perezca tu plata contigo, porque pensaste conseguir posesión de la dádiva gratuita de Dios mediante dinero. No tienes tú ni parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto a vista de Dios”, sumo y sigo…

Este relato bíblico ha dado origen a la palabra simonía, que se ha definido como “negocio ilícito y pecaminoso de gracias espirituales y cargos religiosos”.  La simonía invadió los monasterios de entonces, el bajo clero, el episcopado y hasta el papado. Su versión política la desempeña como Simón el mago otro espurio nigromante en el siglo XXI y en España, Sánchez.

Hablamos de la venta de indulgencias y la analogía moral de unos entonces, y otros ahora, Sánchez vendido y vendiendo indulgencias políticas, trampas laborales y tretas de poder. Ya en tiempos de Lutero, la división protestante se produjo, entre otras cosas, por la venta de indulgencias, es decir, fraudulentos abonos en favor del perdón de los pecados y la consiguiente entrada al reino de los cielos por la puerta trasera o falsa, hoy Sánchez abre las puertas del descrédito, la soberbia y la ignominia tildada de autoritarismo dictatorial y recibe a quien le pueda aportar votos y sostenimiento monacal.

Otro caso curioso a vueltas del sectarismo y del analfabetismo era que entonces los reglamentos por los que se regían fueran publicados en la puerta de cada iglesia de la ciudad, teniendo en cuenta que la gran mayoría de los feligreses no sabían leer, y mucho menos latín, así que, el hecho de la publicación era solo a los efectos de cumplir con los requisitos impuestos antes de cualquier exaltación litúrgica y es hoy algo parecido, se sabe leer pero no interpretar, se sabe pensar pero no analizar, y ahí es dónde Sánchez y el PSOE hacen su nicho de votantes, en el absentismo intelectual.

Es inquietante, cuando menos, que una parte notable de los españoles sigan votando al sanchismo de manera frívola y sin crítica alguna como hemos visto. Aceptan la corrupción, la autocracia y el sectarismo envuelto todo en mentiras incontestables y cuando se admite la inmundicia moral, esta sociedad termina convirtiéndose en motor de la depravación política y creo que estamos ya en el epílogo. A pesar de Sánchez y su gobierno de peleles y pelelas, el fin nunca justifica los medios. Si el fin es la gobernabilidad de 44 millones de españoles y los medios son la mentira, la extorsión, la amenaza, el nepotismo y esta suerte de simonía, vamos mal. No podemos seguir siendo una anomalía política en Europa, que lo somos. No puede Sánchez seguir siendo la decadencia en España, que lo es. donde, por el chantaje de los votos de un partido golpista para la investidura, se amnistía a unos delincuentes, se altera por la puerta trasera el código penal en su beneficio y se amenaza a jueces y medios no afines al aparato de propaganda del régimen sánchista porque no se logra esa inmunidad presidencial y sobre todo familiar perseguida y pseudo impuesta. Esa es la primera señal de un país corrompido. Una anomalía o suerte de simonía, un tráfico de indulgencias.

Sánchez carece de moral, no tiene verdaderas convicciones y nada le va a frenar apoyado por la horda de simoniacos que encabeza, donde compra y vende deliberadamente condiciones espirituales, morales y políticas, casi sacramentales, prebendas y beneficios espurios. Pedro Sánchez está cercado por la corrupción, es un hecho. Quiere el poder y necesita el poder, es consciente que puede acabar sentado en un banquillo y su mayor baza para impedirlo es forzar un cambio de régimen, ojo al dato, quiere forzarlo y usar su horda sectaria. Los actuales movimientos se asemejan al 36, están impuestos por él, ha acabado con la paz social enfrentando el país, pero no podrá, porque si sucediera un intento de golpe de estado o algo parecido, duraría lo que un caramelo bajo el sol del Sahara y acabaría ante un tribunal por traición, alta traición. Ojo, los borregos se someten, pero los españoles NO. Es tanto lo que han esquilmado, asolado y destruido en este país que tardaremos años en cerrar los juicios y los imputados darán la vuelta al Congreso, ojo con Europa, hay cambios de estrategia de la derecha, ahora la ultraderecha, como les gusta llamarla tiene más protagonismo, más ideas lógicas y más protección de las fronteras y protección de la cultura europea, “asínque”, el mandril sale muy mal parado, al tiempo...

La Sinonimia en España hoy está en el socialismo, es la compra y venta de votos, de favores y concesiones, por medio de bienes de poder y enriquecimiento por malversación disculpada y permitida, y el robo, la anulación de delitos y la gracia y la comunión delincuente, además la amenaza a medios no adictos al aparato del régimen sánchista y a los Jueces último, pero inexpugnable baluarte de nuestra democracia, de momento.  

Así, de “simoníacos” es obligatorio calificar comportamientos jerárquicos de tipo político, con convenios o sin ellos, con pactos o sin ellos, con sometimientos o sin ellos y normalmente con las más constructivas intenciones al servicio de Sánchez y sus acólitos que no prójimos, en cuanto se relaciona con este PSOE podrido se ausenta la dignidad, hasta que electoralmente cambiamos de signo político los tiempos y los compases.

La Simonía se desarrolló principalmente en la Edad Media y a principios del Renacimiento, fue una transgresión del Concilio de Calcedonia y se ha extendido hasta nuestros días. La tentación del poder, como la de las familias políticas, de influir, de presionar, de ordenar, de exigir, de imponer, de nombrarse en un puesto preciso viene de lejos. La transferencia de bienes es una simonía. La no monetización de la simonía, a través de los intercambios de servicios, hace a veces más delicada su caracterización, pero lo es. “Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad y ruega a Dios, y quizá te sea perdonado el pensamiento de tu corazón; porque en hiel de amargura y en cadenas de iniquidad veo que estás.” (Hechos 8:22, 23.)

Afortunadamente, Simón comprendió la gravedad de su deseo incorrecto e imploró a los apóstoles para su perdón. Los españoles honrados hacen caso de la importante lección que contiene este relato y evitan cuidadosamente contaminarse con la simonía, los honrados. Hoy comprobamos una simonía política en la que destacan, aquéllos que han cooperado deliberadamente en la compraventa de votos, unos para seguir beneficiándose de su estancia en el poder y sus prebendas y otros, para ser blanqueados de sus delitos contra la Nación y sus gentes, golpistas y terroristas.

En el canto XIX del Infierno, Dante en la Divina Comedia condena a Bonifacio VIII y a los “simoníacos” al dolor eterno de quedar clavados de cabeza en la roca con los pies encendidos, si quisiéramos actualizar la categoría, podríamos hablar, hoy, de “simonía socialista”, en una era en la que él No-Estado o el Estado soy yo según Sánchez o el nuevo Bonifacio goza de mayor favor de su “Estado”.

Lo cierto es que la autocracia sánchista en lugar de crear espacios de libertad, deriva en la concentración del poder económico y del ideológico que termina comiéndose la función de soberanía democrática, tiene como efecto la creación de nuevas conveniencias de desigualdades y una nueva reducción de la libertad. La simonía es un fenómeno que trastoca el ideal liberal de la protección de la sociedad por parte del Estado, aplastando los logros de libertad del Estado de Derecho, en nombre de la liberación de las fuerzas económicas e ideológicas, que nunca fueron consideradas como verdaderos poderes que defienden la libertad individual, la igualdad ante la ley y la limitación de los poderes del Estado. En lo económico propugna la iniciativa privada y el libre mercado. Como actitud vital propone la tolerancia. Curiosos antónimos de la gestión socialista y comunista de Sánchez

La alianza entre el capital y el manual de resistencia sánchista define la era actual, convirtiendo a La Moncloa y al PSOE en la nueva Roma, en contra de la cual deberían dirigirse las acusaciones de Dante hoy. Pero no están solos, simoniacos hay más, desde hace décadas, el PP se ha aprovechado de los errores del socialismo siempre para gobernar, heterogéneo y ambiguo, sin ideas claras, ese ha sido su error, los militantes se han ido exiliando con nuevos partidos, Ciudadanos o el propio VOX, ya con callo pero aupado al protagonismo gracias al enfrentamiento directo con Sánchez e Iglesias y como enemigo a abatir, y el PP, otra vez, a intentar sacar rendimiento sin ideas, sin esfuerzo y con un error estratégico, tratar a su aliado como enemigo, es una opinión, Sánchez supo hacerlo y ha destruido a Iglesias y a Yolanda Díaz, a Sumar y a Podemos ocupando la extrema izquierda radical.

Es la sorpresa permanente y el resultado del sectarismo y el enfrentamiento que ha conseguido Sánchez, dividir a España, a una España mediocre y bananera gracias a su autoritaria gestión, una gestión vendida a sus socios, asesinos terroristas, golpistas, comunistas y meretrices políticas poligoneras nacionalistas, un país empobrecido, con un paro vergonzoso, Cataluña provocando y el país derrotado, con un voto cómplice y además sumiso, siempre vamos a la cola de Europa. Así, la esperanza es que este sátrapa traidor y embustero vaya cogiendo el colchón porque llegará su momento y el nuestro.

Se descubrirá como han conseguido engañar a unas gentes ávidas de protagonismo usurpado, dícese que estos miserables les roben a los que más tienen producto de su esfuerzo y trabajo y se lo den al holgazán labriego del ocio, cosas del socialismo… Son un caos anárquico en un estercolero político, han delinquido contra todo el Código Penal los que venían a limpiar las alfombras. Sin olvidar a la banda del Peugeot compuesta por Sánchez y sus más incondicionales, José Luis Ábalos, Santos Cerdán y Koldo García al volante... Sobre todos ellos se cierne la sombra de la corrupción, ¿Por qué?

Para cerrar este cónclave social comunista de la simonía ¿Hablamos de elecciones mercenarias? Le Pen ha sacado un 32,50% de los votos y 30 escaños y causado la debacle en Francia. En Italia Meloni con el 30% gana de largo y ¿Feijoo no ha ganado?, ojo, hemos subido en representantes europeos, de 59 a 61 y viene con una remontada de lejos, no solo ha sacado dos a Sánchez, es que la diferencia del 2019 y con un 60% de votantes, era sustancial, casi 20 % más, significa que Sánchez lo tiene cada día más jodido para seguir machacando al país, es un maestro en el arte de la mentira; sus palabras, aunque cargadas de promesas y esperanzas, se desvanecen como el humo. La corrupción se ha vuelto a enredar en su gobierno como la hiedra en un viejo edificio. Los medios en lugar de sentir la amenaza lo van a destrozar y los jueces que no ha comprado no le van a perdonar ni una, ni a él, ni a Begoña, ni a su hermano, ni a Koldo, ni a Ábalos y al resto de la banda…

Ha fagocitado las instituciones, las ha pervertido y ha levantado un muro virtual contra todo el que ose llevarle la contraria. No solo contra la oposición, aquellos en su partido que cuestionan sus decisiones son rápidamente, ora silenciados, ora intimidados, es decir, condenados al ostracismo o desautorizados con ferocidad. Y estos serán su particular daga mortal.

Arthur Schnitzler. Escritor austriaco. “Si te sientes propenso a la reconciliación, pregúntate, ante todo, qué es lo que te ha hecho tan manso: la mala memoria, la comodidad o la cobardía.”  Sánchez de memoria anda bien a pesar de sus cambios de opinión de veleta. La comodidad narcotizada por el poder es suntuosa. Nos queda la cobardía en esto de la reconciliación con sus sostenedores catalanes.

Andrés Hernández Martínez