Rincón Literario de Paco Marín: “Pisto a la bilbaína”

TÍTULO:     Pisto a la bilbaína

AUTOR:      José Francisco Alonso

EDITA:       Cosechanegra ediciones (2021)

Encuadernación: Rústica con solapas. Tamaño: 15 x 21 cm. Número de páginas: 300. PVP: 16,00 €. ISBN: 978-84-09-34743-8

En esta aventura de leer te tropiezas con todo tipo de escritos e historias. Todos aquellos que tienen a bien seguirme y cada semana leen mis impresiones saben que me gusta encontrarme con escritores nuevos, escritores que publican por primera vez e inician el tránsito por este difícil camino… sí, además, después de leerlos, te dejan un buen sabor de boca y un regusto intelectual mejor que mejor. Pues bien, buen sabor me ha dejado “Pisto a la bilbaína”. Es la primera novela publicada por José Francisco Alonso… me ha sorprendido la manera de relatar -muy original, diferente- y el ritmo con el que ha dotado a la historia. Bilbao como epicentro de la historia… caminamos por él, respiramos en él, asistimos a unas entretenidas clases de filosofía, bebemos y comemos auténticos “pintxos”…

No sólo es caminar, respirar, aprender, beber y comer. También es crítica y denuncia social. Es plantar sobre la mesa el poder del dinero y lo poco que puede importar el paisanaje. Varias historias personales se entrecruzan, con dos factores comunes y determinantes: el pisto a la bilbaína (genial plato) y el profesor de filosofía Loizaga (genial personaje).  

 

«Begoña Letxea despierta secuestrada en un cuarto de un edificio cualquiera de Bilbao. Su marido, un importante arquitecto de la ciudad, recibe una llamada; tres millones de euros por la libertad de su esposa con una única condición, no puede intervenir la policía. Román, subinspector de la Ertzaintza acude a su amigo, el profesor Loizaga, para que lo ayude en la investigación. Pero el marido descubre que Begoña tiene un amante. ¿Pagará el arquitecto el dinero para liberar a su esposa?

El profesor hace un recorrido por las calles, tabernas y lugares más emblemáticos de la ciudad bilbaína, donde intentará poner nombre y rostro a la persona que se esconde tras el secuestro de Begoña Letxea y tras la misteriosa muerte del hombre hallado junto al puente del Arenal».

Una historia de misterios y de buen comer, de complots y de intrigas que transcurren por las calles de una ciudad bilbaína que será testigo mudo de las andanzas del profesor Loizaga.

José Francisco Alonso Bilbao (1968). Licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad de Deusto. Trabaja como Profesor de Filosofía en la ciudad de Valladolid. Amante de la buena mesa y la mejor conversación, preocupado por el devenir del mundo actual y crítico por deformación. Necesitado de contar historias. Admira la novela negra mediterránea de Andrea Camilleri y Petros Márkaris. Pisto a la bilbaína es su primera novela publicada.

22 de enero, buen día para departir con José Francisco Alonso… Un placer…

P.- Por favor, presente a José Francisco Alonso.

R.- Un tipo normal. Profesor de Filosofía en un instituto de Valladolid, escritor silencioso desde hace muchos años y padre de familia, todo en orden inverso de importancia.

P.- ¿Desde cuándo escribe y por qué?

R.- Desde los veinte años. Pero durante mucho tiempo me preocupé de la calidad de mis escritos, acumulando horas de trabajo, buscando el estilo, aprendiendo el oficio. Desde hace pocos años consideré que estaba bastante satisfecho de mi escritura.

P.- ¿Cuándo, cómo y por qué nace "Pisto a la bilbaína"?

R.- De la confluencia de mis obsesiones: la ciudad de Bilbao, el placer de comer, la reflexión filosófica, el amor a la narrativa, el humor. Lo metí todo en el horno y salió Pisto a la bilbaína.

P.- ¿Cómo se ha documentado?

R.- Paseando por Bilbao, comiendo por la ciudad, preguntando a amigos, por internet en ocasiones. El profesor Loizaga es un personaje muy cercano a mi persona. Puede decirse que la mejor documentación ha sido ir viviendo los años.

P.- ¿Cuánto hay de usted en el profesor Loizaga y cuánto hay de Loizaga en usted?

R.- Mucho en ambos casos. Pero quiero dejar claro que yo no soy Loizaga. Él es más guapo que yo. ¡Y vive en Bilbao! Tenemos mucha complicidad, pensamos parecido en bastantes cuestiones, pero él es más interesante que yo. En ocasiones pienso que Loizaga es un yo que fui, pero ya no soy. En realidad, muchas veces es el yo que quise ser.

P.- ¿Es usted mejor cocinero o mejor comensal?

R.- Cocinero. Siempre cocinero. Creo que es más placentero hacer que recibir. Yo concibo la cocina, y a Loizaga le pasa lo mismo, como un acto de amor. Cocinar para alguien es maravilloso. Saber lo que le gusta, pensar en sorprenderle. Tiene mucho de conquista amorosa. A las personas se las puede conocer por su relación con la comida. De hecho, Loizaga aplica un método de investigación basado en la gastronomía.

P.- ¿Qué es más complicado: explicar filosofía o escribir? ¿Dónde se encuentra más cómodo?

R.- Es igual de complicado. Y si lo haces con pasión igual de satisfactorio. Tienes que aprender a hacerlo bien en ambos. Pero la recompensa es similar. La mirada del alumno que comprende se parece a la mirada del lector que disfruta con tus historias. Quizá la única diferencia es que a los alumnos tienes que convencerles de lo interesante de la filosofía. Normalmente un lector llega a tu novela porque quiere. Hay cierta predisposición a gozar de la lectura que se echa de menos en los alumnos, quienes piensan que no se puede disfrutar con una clase. Por otro lado, llevo casi treinta años explicando filosofía y estoy empezando mi caminar literario. Ahora me llena más la narrativa.

P.- ¿Tiene referentes en la novela negra? ¿Cuál es su arma favorita a la hora de matar?

R.- Seré poco original. Novela negra mediterránea. Vázquez Montalbán, Izzo, Camilleri, Márkaris. Autores que escriben historias actuales, que ambientan sus intrigas en escenarios reales, con crítica social, donde suceden hechos que no han sucedido, pero podrían haber sucedido, donde hay más verdad que en la vida misma. Una especie de concreción de realidad, un intento de explicación de la conducta humana. Y todo ello en clave de entretenimiento.

En referencia al arma, creo que cada muerte tiene su arma adecuada. Me chirrían ciertas armas muy sofisticadas o muy truculentas. Yo soy más de matar con objetos sencillos. Y la pistola, por supuesto. Pero siempre muy relacionado con el delito. Y también se pueden escribir novelas muy negras sin muertes: secuestros, infidelidades, traiciones, venganzas.

P.- ¿Cuáles son sus géneros y autores favoritos? ¿Cómo ve el panorama literario nacional?

R.- Me gusta todo tipo de literatura que sea un reflejo de la condición humana. Que esté formalmente bien escrita, que me emocione, que me haga reír. La risa en la narrativa es muy difícil y muy liberadora. Soy más de autores que de géneros, de personajes qué de etiquetas, de historias que de clasificaciones. Es cierto que la novela negra me atrae más que la novela histórica, por ejemplo, o que la romántica. Pero hay grandes novelas en todos los géneros y muchas que no lo son. Aconsejo leer de todo. ¡Hasta filosofía!

El panorama literario nacional me resulta un poco desconocido. Veo que se escribe mucho, que se lee un poco menos, encuentro autores muy interesantes y otros menos. Pienso que algunos compañeros se equivocan buscando en la novela una forma de ganarse la vida, en vez de un instrumento de creación. Pero repito que desconozco mucho los interiores de la industria literaria. No soy el más apropiado para juzgar.

P.- Como lector, prefiere ¿libro electrónico, papel o audio libro?

R.- Papel. El libro papel tiene algo de objeto simbólico. Pisto a labilbaína lleva escrito unos años, se podía leer en libro electrónico. Sin embargo, no llegó muy lejos. Dicho lo cual, cualquier forma de narrativa es legítima. Iría más lejos que el audiolibro. La narrativa de las obras teatrales, de las series, de las películas, del cómic. Todo es válido. No hay que cerrarse a ningún medio de contar historias. Los humanos adoramos las historias bien contadas: en un libro, en una sobremesa, encima de las tablas de un teatro...

P.- ¿Qué ha leído últimamente? Recomiende, por favor, un par de títulos.

R.- Dos autores que me están gustando mucho. Mick Herron Tigresde verdad, tercera entrega del poco glamuroso espía Jackson Lamb. Laura Fernández La señora Potter no es exactamente Santa Claus, una maravilla de difícil clasificación. Y todos los libros de los autores antes mencionados. Y Nesbo, Kerr, Roth, en fin, muchos autores, todos alimentan.

P.- ¿Qué manías tiene a la hora de escribir?

R.- Levantarme pronto y trabajar todos los días. Me paso las horas pensando en la historia. Hablo mucho con Loizaga, el personaje de esta serie de novelas. Las mejores ideas las encontramos juntos.  

P.- ¿Tiene alguna curiosidad literaria personal digna de ser comentada?

R.- Leo poco cuando escribo porque se me pega el estilo. Y mucho cuando no estoy en fase de primera escritura. Cuando reescribo empiezo a pensar en la siguiente historia. Anoto todo lo que se me ocurre. Busco documentación. Y pregunto mucho a los amigos. No preguntas literarias de cómo matar a un personaje. Preguntas más bien filosóficas: ¿qué harías si descubres que tu mujer te es infiel? Y siempre después de haber celebrado la vida con una buena comida.

P.- Venda su libro ¿por qué hay que leer "Pisto a la bilbaína"?

R.- Gastronomía, filosofía, humor, intriga cercana, una trama sorprendente, una sonrisa en la cara, un personaje único: profesor de filosofía que resuelve misterios preguntado a sus alumnos, como si fuese Sócrates. Está mal que yo lo diga, pero creo que es algo distinto a lo que se escribe. Espero que el lector lo considere también, además de original, bueno.

P.- ¿Como ha toreado al bichito Covid-19 y descendencia? Sus planes a corto y medio plazo ¿son?

R.- El Covid con mucha paciencia y cierta resignación. En casa, encerrado muchos días. Aunque para un escritor no es tan infrecuente, me gusta mucho viajar, estimula mi curiosidad. Espero que podamos disfrutar enseguida de una vida más o menos querida.

Mis planes a corto y medio plazo pasan por seguir escribiendo y publicando. Creo que para otoño tendremos en las librerías la segunda investigación de Loizaga. Y hacerme un nombre en el panorama literario, para que los lectores puedan disfrutar de mis historias, para que se produzca ese momento mágico cuando alguien detiene su mundo y se adentra en tu novela, y la termine unos días después con ganas de más. Ah, y disfrutar de la vida, si puede ser con una buena comida, diría Loizaga.