Rincón Literario de Paco Marín: “Un pájaro naranja atraviesa mi sangre”
TÍTULO: Un pájaro naranja atraviesa mi sangre
AUTOR: Lorenzo Plana García
EDITA: Milenio (2021) -Poesía-
Encuadernación: Rústica con solapas. Tamaño: 15 x 24 cm. Número de páginas: 80. PVP: 12,00 €. ISBN: 978-84-9743-927-5
En “Un pájaro naranja atraviesa mi sangre”, el autor sobrevuela el actual contexto social, la enfermedad de Alzheimer de su madre y las heridas de la vida y de la memoria, pero también las pequeñas victorias del día a día.
Todo aquel que haya tenido relación con el Alzheimer encontrará en este poemario un refugio y un rincón para reencontrarse con la memoria y el recuerdo de aquellos que nos dejaron físicamente más no mentalmente y no han abandonado nuestro corazón.Personalmente me apropio de “Una puerta entreabierta” (pág. 45) y “Homenaje” (pág. 71). Transmite serenidad y quietud al alma, haciéndonos reflexionar sobre el por qué de esta enfermedad que encoge el corazón de quién está enfrente.
«Quienes hemos leído sus libros con entusiasmo echábamos de menos a Lorenzo Plana, su poesía, el diálogo que propone con el tiempo, con el lector y su nostalgia, capaz de hacer que el pasado arraigue en el presente de otro modo, que la memoria se explique de otro modo en el poema. Este libro, Un pájaro naranja atraviesa mi sangre, no sólo es el reencuentro con una escritura extrañada y auténtica sino con la desolación y los gozos pequeños de quien habla y a la vez interroga. Plana es un poeta que documenta el paso del tiempo desde la certeza de sentirlo y el desconcierto de entenderlo. Alguien que mira la senda recorrida y, sin embargo, también reconoce en cada amanecer otra música posible. He aquí un hombre perplejo y consciente, a pesar de todo, de que la poesía está despierta en el deseo, en el amor, en el miedo, en el olvido. Y alrededor nos convoca». (ANTONIO LUCAS).
Sin renunciar al riesgo ni a la originalidad de su voz poética, Lorenzo Plana ha escrito su libro más reflexivo y maduro.
Gracias Lorenzo por haber escrito “Un pájaro naranja atraviesa mi sangre”. Si, por desgracia, cayese en manos del Alzheimer espero no olvidar tu poemario.
Lorenzo Plana García (Lérida, 1965). Ha publicado los libros depoemas “La historia de Silly Boy” (1991), “Ancla” (1995), “Extraño” (2000), “La lenta construcción de lapalabra” (Premio de Poesía Ciudad de Burgos, 2004), “Desorden delamanecer” (2008), y “Autorretrato a lo lejos” (2017). Ha traducido “Las secuencias libres “(2018) de Peter Sirr.
Antonio Lucas (Madrid, 1975) es un poeta y periodista español. Licenciado en Ciencias de la Información. Desde 1996 trabaja en el diario El Mundo de Madrid, donde actualmente es director del suplemento cultural La Esfera de Papel y columnista de Opinión. Como poeta ha sido ganador del Premio Ojo Crítico, del Premio Internacional Ciudad de Melilla, del Premio Loewe y del Premio de Poesía Generación del 27. Colaborador semanal en No es un día cualquiera de RNE y en El Faro de la Ser.
Un auténtico placer departir, en plena pandemia, con Lorenzo Plana García… Gracias…
P.- Por favor, presente a Lorenzo Plana García.
R.- Si yo soy poeta, creo que lo soy desde la infancia más remota. Pero es la crueldad de ciertos planteamientos intelectuales que irrumpieron de pronto, desbaratándolo todo, allá cuando rozaba los veinte años, la que me catapulta a escribir con insistencia poemas para saciar una extraña sed que todavía sigue viva. Los razonamientos estrictos me impulsaron a buscar libertad en los versos, por entonces justamente muy irracionalistas.
P.- ¿Cuándo, cómo y por qué nace "Un pájaro naranja atraviesa mi sangre"?
R.- El pistoletazo de salida lo dan dos versos dirigidos a mi madre: “Ahora estás en una residencia / y nadie toca el piano en nuestra casa.” Luego el libro se convierte en un álbum familiar, en una búsqueda de la serenidad, en una reflexión trenzada con la memoria y la magia de lo inmediato.
P.- ¿Por qué dicho título... cuál es su significado?
R.- Que cada lector invente su significado. Por mi parte, decir tan sólo que ese “pájaro naranja” va en busca de algo mío trascendental, por eso acaso entra en mis venas.
P.- ¿Le ha resultado duro escribir cada uno de los poemas? ¿Cuánto tiempo ha tardado en darle forma?
R.- No ha sido duro escribirlos. A parte del esfuerzo puramente técnico, estos poemas han supuesto llegar a un delta. Es el mundo que retratan todos estos versos el que estaba atravesado por el dolor. Aunque también hay piezas que hablan de momentos luminosos, pues todo el libro tiende a cierto equilibrio.
P.- ¿Tiene algún poema favorito? A mi me han atrapado profundamente... "Una puerta entreabierta" y "Homenaje".
R.- Hay un poema, “Las palabras descansan”, que me parece distinto a los demás. En él me pongo a explicar un reloj cuya maquinaria es más importante que el propio tiempo. Poco a poco los versos van revelando que ese poema también es una especie de maquinaria mágica, muy subjetiva pero también precisa. Sus últimas palabras: “Palpar en el fracaso un gran antídoto / contra la soledad.” Curiosamente, este poema a mí me proporciona mucha compañía. Tal vez por la forma en que está construido. Ojalá el lector sienta esa extrañeza mecánica, y se vea de algún modo acompañado.
P.- Además de la poesía ¿Cuáles son sus géneros y autores favoritos?
R.- Parto de que soy poeta. Entonces tal vez es paradójica mi intensa pasión por la lectura de novelas. Siempre, o casi siempre, los novelistas que pretenden comerse el mundo mediante el ángulo de su visión: Thomas Mann, Ernesto Sábato, Cervantes, Thomas Bernhard, Sebald…
P.- Como lector, prefiere ¿libro electrónico, papel o audio libro?
R.- Libro de papel. No me acostumbro a otra cosa.
P.- ¿Qué está leyendo ahora mismo? Recomiende, por favor, un par de títulos.
R.- Estoy releyendo “Sobre héroes y tumbas”, de Ernesto Sábato, y también “El día del Watusi”, de Francisco Casavella.
P.- ¿Qué manías tiene a la hora de escribir?
R.- La principal manía es concederle una importancia desmesurada al espíritu de mi caligrafía, que se convierte en espejo misterioso de lo que yo pueda ser. Trazo las líneas con mucho cuidado.
P.- ¿Cómo está el panorama poético en España?
R.- No me considero un gran analista en este sentido. Sin embargo, creo que el momento forzosamente tiene que ser interesante, porque nuestra sociedad está mutando de manera bastante acusada. Intuyo a muchos adolescentes y a muchos jóvenes receptivos desde el desastre de la ansiedad, desde una sed espectacular de comprensión, desde un vacío cósmico. Todo lo necesario para que empiece a cuajar un poeta.
P.- Relate alguna curiosidad literaria personal que le haya ocurrido y no ha desvelado hasta ahora... si la hubiere.
R.- En el año 1980 realicé un viaje a Florencia, donde trabé amistad con un filósofo muy joven, libertino e inteligentísimo. Me pregunto qué habrá sido de él. Quién sabe. Se lo habrá llevado la oscuridad de los tiempos. Ahora, visto con perspectiva, me parece un Arthur Rimbaud perfecto. Su intensidad debió conducirle al éxtasis y al peligro. Me enseñó a respetar los límites.
P.- Venda su libro ¿por qué hay que leer "Un pájaro naranja atraviesa mi sangre"?
R.- Se trata de un libro de alguien que deja atrás la radicalidad (a distintos niveles) porque ya no puede soportarla. Surge la serenidad de una manera muy personal, tratando de superar una situación dolorosa y distinta, afrontando la enfermedad de Alzheimer de mi madre.
P.- ¿Cómo está toreando la pandemia? Sus planes a corto y medio plazo ¿son?
R.- Paradójicamente, la pandemia ha traído más mundos, más perspectivas, muchos viajes interiores. Quién sabe lo que hubiera sido un escenario sin pandemia. Pensar en ello es muy nostálgico e imaginativo. Pero estamos en otra cosa. Mis planes a corto y medio plazo dependen de la salida paulatina que todos deseamos. Ojalá pronto nuestra libertad vuelva a estar ahí, en las calles, en las plazas, en las ciudades que amamos.