Rincón Literario de Paco Marín: "Cuando todos sean sombra"

TÍTULO:     Cuando todos sean sombra

AUTOR:      Manuel Susarte Román

EDITA:       Cosecha Negra Ediciones (2022, noviembre)

 

Encuadernación: Rústica con solapas. Tamaño: 15 x 21 cm. Número de páginas: 364. PVP: 18,00 €. ISBN: 978-84-125903-9-5

 

Pocas novelas me han hecho vibrar mentalmente y envolverme e n un pasado, no muy lejano, como “Cuando todos sean sombra”. En primer lugar, por tener como escenario la ciudad de Cartagena, ¡ojo! la de España, y a continuación por tener a la calle Montanaro como protagonista muy importante. Me he visto de chiquillo corriendo por ella, jugando al escondite, subiendo hasta la linde de la plaza de toros y bajando a la calle del Duque.

Fue la primera calle que pisé cuando, con nueve años, llegué con mi familia a Cartagena. Me he vuelto a ver.

Efectivamente, los años 80 fueron años vitales para Cartagena. El año 81, por ejemplo, fue crucial y pienso que determinante para la reciente historia de España; merced a algunas decisiones que se tomaron en aquel 23 de febrero.

Con un ritmo distendido Manuel Susaarte Román nos lleva de la mano, sin permitir que nos despistemos, por tres momentos similares: años 1903, 1943 y 1983. Ahora que lo pienso, según esa frecuencia, hay que estar ojo avizor en este año 2023. Tatuajes y muertes. Muertes y tatuajes. Algún tenebroso personaje ¿seguirá pululando entre nosotros? Estén atentos. En 2023, toca. Pasen, lean y disfruten de la magnífica pluma de Manuel Susarte Román.

 

«Una cala recóndita del litoral murciano, un cadáver desnudo sobre la arena y un curioso tatuaje. Este es el punto de partida de la historia. Esta muerte es tan solo la primera de lo que parece ser una racha de suicidios, con un denominador común: las víctimas presentan tatuajes recientes y extrañamente relacionados con las causas de sus muertes.
 

Los inspectores Imanol Ugarte y su compañero Germán Miranda, son puestos al frente de la investigación. Conforme van apareciendo nuevos cadáveres, ambos irán descubriendo una sorprendente historia que pondrá a prueba sus capacidades y que les hará cuestionarse la realidad que nos rodea. En lo que intuyen será una carrera contrarreloj, tratarán de detener al responsable».

Ambientada en Cartagena en 1983, una época de profundos cambios en una sociedad española que comenzaba a desperezarse después del largo paréntesis de la dictadura, vivida en las calles de una pequeña ciudad y con el Mediterráneo como constante telón de fondo.
 

El pasado, que vuelve una y otra vez para atormentar a los protagonistas, atrae de una forma tan íntima como inexplicable a cazador y presa, al inspector Ugarte y a su escurridizo oponente.

 

Manuel Susarte Román (Mula, Murcia, 1973). Comercial de profesión, escritor por vocación y lector por pasión, no recuerda un solo momento de su vida en el que no haya leído ni una etapa de la misma en la que no haya escrito. La necesidad de contar historias le lleva a escribir cuentos desde niño, con los que ha ganado diversos premios de narrativa breve.

Precisamente de relatos son sus libros “Fiebre y martirio”, recopilatorio publicado en 2015 y “Literatura mínima”, publicado en 2022. Durante el paréntesis obligatorio que supuso la pandemia de Covid y el consiguiente confinamiento, escribió su primera novela, “Atropia”, publicada en 2021.

En la actualidad reside en Mula, está casado y es padre.

“Cuando todos sean sombra” es su primera aproximación al género negro.

 

Desde Mula nos atiende Manuel Susarte Román y, en unos días, en Cartagena… Muchas gracias…

P.- Por favor presente a Manuel Susarte Román.       

R.- Nací en Mula, un pueblo del centro de la región de Murcia, hace un buen puñado de años. Mi formación es principalmente autodidacta porque dejé pronto de estudiar con gran disgusto para mis padres y trabajo desde entonces. Estoy casado y tengo una hija y un hijo.

P.- ¿Desde cuándo escribe y por qué?

R.- Creo que soy de la última (o penúltima) generación que creció en un mundo totalmente analógico, así que la lectura era una de las principales opciones de ocio; por tanto, soy lector desde que puedo recordar. Como la gran mayoría de las personas que leen, tenía una inclinación natural hacia la escritura y, más temprano que tarde, una cosa derivó en la otra; ya lo hacía con diez u once años y todavía conservo manuscritos de esa época. Supongo que escribo porque quiero mostrar las ideas que se me pasan por la cabeza y que si no las escribiera se perderían; me mueve el gusto por contar esas historias que a mí me gustaría leer.

P.- ¿Cuándo, cómo y por qué nace "Cuando todos sean sombra"?

R.- Nace de una conversación de bar, como casi todas las buenas ideas. Tomando un café con mi amigo Jesús Boluda habló de un cadáver y un tatuaje y a partir de ahí, esa idea fue tomando cuerpo en mi cerebro hasta que ocupaba tanto espacio que tuve que dejarla salir. Por aquel entonces estaba en plena euforia porque acababa de publicar mi primera novela, “Atropia”, estaba ultimando una segunda, “De brujas, hechizos y bastones de canela” y parecía que las páginas salían solas. Además, la pandemia me había brindado el tiempo necesario para romper el maleficio de la página diez, para pasar, por fin, del relato corto a la novela.

P.- ¿Por qué elige Cartagena como escenario? Y si se puede contar ¿por qué la calle Montanaro y alrededores?

R.- De siempre me ha parecido una ciudad fascinante por su historia antigua y moderna. Su fuerte vinculación con la armada, con el ejército, me pareció idónea para ambientar esa primera época posfranquista, en la que ciertos círculos miraban los cambios sociales con desconfianza. También me atraía la idea de escribir sobre una Cartagena que ya no existe y esta ciudad ha evolucionado tanto en tan poco tiempo que me pareció en cierto modo romántico; fíjate en la enorme diferencia que existe entre la Cartagena actual y la de esa época, que se encontraba bastante deteriorada. Como ejemplo muy representativo, tienes un emblema de la ciudad, como es el teatro romano, que ni siquiera se había descubierto por entonces. Además, quería una ciudad portuaria Si a esas alturas necesitaba otro motivo para decidirme, lo encontré cuando estaba montando la estructura del personaje del oponente. La increíble historia (real) del faro de la Isla Hormigas disipó cualquier duda: tenía que ser Cartagena. Lo de la esquina Linterna con Montanaro fue premeditado; buscaba una ubicación relativamente alejada del centro, que estuviera cerca de la antigua plaza de toros y que pudiera ser una calle sin salida. Aunque creo que esto último no era así del todo. Mi interés era que se tratara de una calle que no llevara a ningún lado, como metáfora de los, aparentemente, infructuosos esfuerzos de la policía por resolver el misterio.

P.- ¿Cómo se ha documentado?

R.- He tirado mucho de internet. Tenía una idea aproximada de los acontecimientos importantes ocurridos allí, pero he recurrido a las hemerotecas de los periódicos locales y regionales. Me descargué un par de mapas de finales de los setenta, uno de ellos un callejero, un calendario de bolsillo de una tienda de muebles (para no liarme con las fechas) y poco más. Cuando me surgía una duda, por ejemplo, con un concierto o un resultado de fútbol, San Google me echaba una mano. He procurado ser riguroso, aunque me haya tomado licencias como el nombre del protagonista o la de situar un callejón sin salida en Montanaro, porque me da rabia que alguien me pueda decir al leer la novela: “Oye, que el PSOE no ganó unas locales hasta los 90” o algo parecido. A pesar de ello, algo se ha escapado.

P.- ¿Lleva usted algún tatuaje?

R.- Uno que me hice al cumplir los cuarenta como recordatorio del paso de la frontera entre el verano y el otoño de mi vida. Los ricos capean la famosa crisis de los cuarenta comprándose un deportivo o una Harley y yo me hice un tatuaje.

P.- ¿Cuáles son sus autores y géneros favoritos? ¿Tiene referente en la novela negra?

R.- Por géneros escogería el terror y el misterio, el thriller, la novela histórica o la historia novelada (según el momento prefiero una u otra). De autores, sin duda Stephen King y Pérez Reverte. También Umberto Eco, Joe Hill, Juan Eslava Galán, Stuart Kaminsky, James Clavell. Tengo que reconocer que nunca he sido muy de novela negra, aunque ahora voy descubriendo el género y lo estoy disfrutando, tirando sobre todo de clásicos como Hammet, Chandler o Vázquez Montalbán. Y compañeros de editorial, que no voy a nombrar por no hacer de menos a ninguno.

P.- Cómo lector, prefiere ¿libro electrónico, papel o audio libro?

R.- Por la liturgia de sentarse a leer, por sus aspectos sensoriales que nos conectan de forma inconsciente con recuerdos de muchos años atrás (el tacto del papel, el peso del volumen, el olor del libro, me hacen sentir cómodo, tranquilo; al abrir un libro, esté donde esté, me siento en casa) prefiero el papel, aunque no le hago ascos al electrónico. Por mi trabajo, en el que hay largas esperas, he aprendido a apreciar la comodidad de leer en el móvil y en el lector de tinta electrónica. El audio libro lo he tocado poco, no consigue atraparme (aunque me encantaría escuchar alguna de mis obras en ese formato).

P.- ¿Qué está leyendo ahora mismo? Recomiende, por favor, un par de títulos.

R.- Soy lector de varios libros a la vez, cuando salgo de casa (como los días que tengo que comer fuera) leo uno y por la noche, antes de dormir, otro. Ahora estoy con “La verdad sobre el caso Harry Quebert” de Jöel Dicker y con “El tercer Reich" de Roberto Bolaño. Y recomendaría muchos, “Shogun” de James Clavell, “Elemental doctor Freud” de Nicholas Meyer, "El club Dumas” de Pérez Reverte, siempre y en todo lugar “El nombre de la rosa” de Eco, cualquiera de Stephen King, “… Para las recomendaciones necesitaría varias páginas.
 

P.- ¿Qué manías tiene a la hora de escribir?

R.- Quiero pensar que no soy especialmente maniático, pero tengo ciertos rituales, eso sí. Escribo siempre con pluma y escuchando música de fondo. Y prefiero hacerlo en mi despacho, aunque cualquier lugar es bueno cuando viene la idea.

P.- ¿Qué opinión le merece los festivales de novela negra?

R.- Creo que son un vehículo magnífico para acercar el género al gran público, para permitir al lector adentrarse en el universo de sus escritores favoritos. Para aprender y crear sinergias entre autores ¿dónde si no se puede asistir a una mesa redonda entre escritores, hablando de sus obras y acerca del género? Para conocer y darse a conocer. Creo que son una herramienta imprescindible en estos tiempos tan complicados para los autores.

P.- ¿Cómo ve el panorama editorial español?

R.- Es una pregunta difícil de responder, sobre todo porque requiere de un análisis que no creo estar capacitado para hacer. Pero como opinión personal, te diría que complicado. Porque, a pesar de las ventas en aumento, España sigue siendo un país en el que se lee poco; porque se ha convertido la literatura (aún más) en un negocio en el que el producto de mercado ha pasado de ser el libro, a ser el autor. Quiero decir que han surgido multitud de editoriales que solo lo son de nombre, pues en realidad se tratan de imprentas encubiertas, y que han implantado un modelo de negocio consistente en vender sus servicios al escritor; antes, una editorial se interesaba por tu trabajo y hacía una inversión en tiempo, en publicidad, en maquetación, en corrección y sacaba su beneficio de las ventas que tu libro generara. Ahora, el beneficio lo sacan de los cien o doscientos ejemplares que consiguen venderte a ti. Puede parecer poco, pero una “editorial” que consiga una buena remesa anual de escritores, ansiosos por ver su nombre en una portada impresa, sacará dinero.

Pero no me creas a mí, basta con un vistazo a la multitud de empresas que se anuncian como editoriales. Hay miles y miles de personas que quieren escribir y cientos de empresas que se disputan este nuevo mercado. De forma paradójica, cuando más fácil resulta publicar es cuando más difícil resulta hacerlo con garantías. Por otra parte, las grandes editoriales (que son dos o tres, aunque parezcan más) copan el mercado con su marketing, de forma que, si atiendes a los medios de comunicación, parece que siempre escriben los mismos, que sólo los diez o doce autores famosos despiertan interés y así todos acabamos leyendo los mismos autores (o la misma obra repetida una y otra vez con distinto título y distinto escritor). Súmale el intrusismo. Súmale la infinita oferta. Súmale la endogamia generada por esas grandes corporaciones editoriales que se retroalimentan de sus carteras de clientes, que se roban los autores (en vez de apostar por nuevos talentos desconocidos). Como verás, no soy nada optimista al respecto. Pero quiero creer que no todo está perdido, pues siempre nos queda el recurso de las editoriales pequeñas que se juegan su capital y su credibilidad apostando por autores nuevos, por libros diferentes y de calidad; hay que rebuscar un poco, pero existen y merecen la pena.

P.- Relate alguna curiosidad literaria personal que le haya ocurrido y no ha contado hasta ahora...si la hubiere.

R.- Pues desconozco si entra dentro de esa categoría, o quizás no sea original porque les ocurra a más autores, pero algo curioso que me sucedió fue que escribí una escena; después la desarrollé y acabó convirtiéndose en un relato corto que, a mi parecer, era bastante original. Pasado un tiempo, revisando los libros de mi despacho, estaba buscando acomodo para un tomo encuadernado de “La ilustración artística española y americana” (una revista de finales del siglo XIX y principios del XX), cuando me entretuve en ojearlo e imagina mi sorpresa al encontrar un artículo en el que se hablaba de una historia muy parecida a la que yo había escrito. Como no creo en las casualidades, imagino que lo leería en algún momento de mi infancia (es un libro que pertenecía a uno de mis bisabuelos) y que esa idea quedó larvada en mi mente hasta que apareció, cuarenta años después. Vendría a ratificar el aforismo que sugiere que todas las historias están ya contadas desde los griegos y que nosotros solo podemos reinterpretarlas.

P.- Venda su libro ¿por qué hay que leer “Cuando todos sean sombra"?

R.- Porque es una novela distinta, con un desarrollo dinámico y un punto diferenciador del resto del género; es una apuesta personal, puede que arriesgada, pero que no deja indiferente, eso seguro. En ella juego con los acontecimientos, mezclando realidad y ficción, de forma que cuando el lector acaba un capítulo, siempre le queda ese punto de duda de si lo que ha leído sucedió en realidad o no. Creo que la ambientación, con ese objetivo, está lograda. La historia es muy original y los personajes principales tienen calado y vida propia, estoy seguro que permanecerán en la mente del lector tiempo después de cerrar el libro.

P.- Sus planes a corto y medio plazo ¿son?

R.- A corto plazo corregir una novela que escribí antes de “Cuando todos sean sombra” y que quiero dejar perfecta (o lo más cerca de ese ideal que pueda con mis imperfectos medios) antes de probar suerte con las editoriales. A medio plazo terminar otra que tengo avanzada; se trata de una precuela de “Cuando todos sean sombra”, con el primer caso importante de Imanol Ugarte. Y bosquejar una tercera historia que se me ocurrió mientras me documentaba para ésta última, antes de que se desvanezca. Pase lo que pase, tengo trabajo por delante.