Rincón Literario Dominical: "El eterno marido"

TÍTULO:     El eterno marido

AUTOR:      Fiódor M. Dostoievski

                 Traducción de Fernando Otero Macías

EDITA:       Alba (2024, marzo) -Clásica-

 

Encuadernación: Tapa dura. Tamaño: 14 x 21 cm. Número de páginas: 232. PVP: 19,50 €. ISBN: 978-84-1178-053-7

 

«Velchanínov, cerca ya de los cuarenta, es «un hombre que había vivido mucho, y a lo grande»: rubio, apuesto, culto y galante, ha dilapidado ya dos herencias y se encuentra en San Petersburgo para resolver un litigio a propósito de una tercera. Es también hipocondríaco y sueña que «una muchedumbre enorme» se junta en su piso para acusarle de un crimen. De pronto reaparece en su vida un antiguo amigo al que hacía nueve años que no veía y con cuya mujer, ahora difunta, tuvo una larga aventura: Trusotski, un funcionario triste y calvo, alcoholizado, que se presenta como «un hombre hundido, pero no hundido sin más, sino radicalmente hundido». El hecho de que Trusotski tenga una hija de unos ocho años, visiblemente maltratada, despierta en Velchanínov el deseo de salvarla y de expiar así «toda mi existencia anterior, hedionda y baldía». Pero la relación entre los dos hombres se debate entre el rencor y la generosidad: sus diálogos, a veces violentos, a veces cómicos, siempre tensos, están llenos de excusas y medias verdades, cuando no de escupitajos y gestos peligrosos»

“El eterno marido” (1870), escrita entre “El idiota” y “Los demonios”, en la época de su madurez creativa, gira en torno a un lema característico de Dostoievski: «El monstruo más monstruoso es el monstruo con buenos sentimientos». A partir de aquí, no puede esperarse más que una novela en la que todo es «ansioso y febril», pero en la que también hay lugar para la distancia y la parodia.

 

Fiódor Mijálovich Dostoievski (Moscú, 1821 – San Petersburgo, 1881) hijo de un médico militar. Estudió en un colegio privado de su ciudad natal y en la Escuela Militar de Ingenieros de San Petersburgo. En 1845, su primera novela, “Pobre gente” (ALBA CLÁSICA núm. CIX; ALBA CLÁSICA MINUS núm. 70), fue saludada con entusiasmo por el influyente crítico Bielinski, aunque no así sus siguientes narraciones. En 1849, su participación en un acto literario prohibido le valió una condena de ocho años de trabajos forzados en Siberia, la mitad de los cuales los cumplió sirviendo en el ejército en Semipalatinsk. De regreso a San Petersburgo en 1859, publicó la novela “La aldea de Stépanchikovo y sus habitantes”. Sus recuerdos de presidio, “Memorias de la casa muerta” (ALBA CLÁSICA MAIOR núm. X; ALBA CLÁSICA MINUS núm. 55), vieron la luz en forma de libro en 1862, un año después que su primera novela larga, “Humillados y ofendidos” (ALBA CLÁSICA MAIOR núm. LI; ALBA CLÁSICA MINUS núm. 85). Fundó con su hermano Mijaíl la revista ‘Tiempo’ y, posteriormente, ‘Época’, cuyo fracaso le supuso grandes deudas. La muerte de su hermano y de su esposa el mismo año de 1864, en que publicó “Memorias del subsuelo” (ALBA CLÁSICA núm. CLXIV), la relación «infernal» con su amante, Apolinaria Suslova, la pasión por el juego, un nuevo matrimonio y la pérdida de una hija le llevaron a una vida nómada y trágica, perseguido por acreedores y sujeto a contratos editoriales desesperados. Sin embargo, desde la publicación en 1866 de “Crimen y castigo”, su prestigio y su influencia fueron centrales en la literatura rusa, y sus novelas posteriores no hicieron sino incrementarlos: “El jugador” (1867), “El idiota” (1868; ALBA CLÁSICA MAIOR núm. LXXIX), “El eterno marido” (1870), “Los demonios” (1872; ALBA CLÁSICA MAIOR núm. LXVIII), “El adolescente” (1875, ALBA CLÁSICA MAIOR núm. LXXXV) y, especialmente, “Los hermanos Karamázov” (1878-1880; ALBA CLÁSICA MAIOR núm. LVIII). Sus artículos periodísticos se hallan recogidos en su monumental “Diario de un escritor” (1873-1881; ALBA CLÁSICA MAIOR núm. XXXVII; ALBA CLÁSICA MINUS núm. 50).