PENSANDO EN VOZ ALTA: NO HAY MAYOR DESPRECIO QUE NO HACER APRECIO
PENSANDO EN VOZ ALTA
NO HAY MAYOR DESPRECIO QUE NO HACER APRECIO
Todos aquellos que organicen, participen, colaboren, ayuden, etcétera, etcétera, en eventos, del tipo que sea; en algún momento habrán recibido críticas, comentarios, malas opiniones, sobre lo que están desarrollando y llevando a cabo; la mayoría de las veces sin base alguna.
Comienzo, hoy lunes 28 de abril, de esta forma y manera porque durante las jornadas que hemos celebrados con motivo del XIIIº ELACT ha habido expresiones, por parte de algunas personas, menospreciando esta labor y alguna otra de las que llevamos a cabo el equipo del ELACT y por extensión, también, CARTAGENA NEGRA.
Mi compañero y, sobre todo AMIGO, Antonio Parra, respondió en su página de Facebook lo siguiente: «Siempre hay gente que tiene que ladrar, lo cual nos hace cabalgar con más ímpetu si cabe. Harto de ladridos a la espalda».
Cabalgamos e ignoramos ciertos comentarios, cuando alguien nos está subestimando o menospreciando. En lugar de responder de forma agresiva, podemos demostrar nuestra valía y habilidades a través de nuestras acciones y logros, sin darle la satisfacción de una respuesta.
Insisto el refrán "No hay mayor desprecio que no hacer aprecio" hace énfasis en la importancia de valorar lo que se tiene, ya que ignorar o subestimar algo puede ser el mayor acto de desprecio. Este refrán nos invita a reflexionar sobre la necesidad de apreciar lo que poseemos, desde las relaciones personales hasta los objetos materiales.
Para todos aquellos que nos seguirán mirando por encima del hombro y creyéndose que lo hace, o puede hacer, mejor que tú, ampliamos históricamente el refrán que nace de la siguiente forma y manera:
«No hay mejor desprecio que no hacer aprecio». Tiene su origen en la tradición literaria española y ha sido atribuida a Baltasar Gracián, un destacado escritor y filósofo del Siglo de Oro español. Esta frase se encuentra en su obra «El Criticón», publicada en 1651.
La expresión forma parte de la sabiduría y estilo literario de Gracián, quien exploró temas relacionados con la prudencia, la astucia y las actitudes ante las ofensas. La idea detrás de la frase es que, a veces, ignorar o no prestar atención a una ofensa puede ser una forma más efectiva de desprecio que expresar abiertamente desdén.
La expresión sugiere que la indiferencia y el desinterés pueden ser formas poderosas de responder a la provocación o el menosprecio. En lugar de reaccionar de manera emocional o confrontativa, la estrategia de «no hacer aprecio» implica ignorar la ofensa o el desprecio, mostrando así que la opinión o actitud del otro carece de importancia.
En resumen, la expresión «no hay mejor desprecio que no hacer aprecio» destaca la idea de que a veces la mejor manera de despreciar una ofensa es simplemente no darle importancia ni prestarle atención.