Montanaro de aquí: PARADOJA LABORAL, EL USUFRUCTO DE LO QUE FUE LA PROFESIONALIDAD INDUSTRIAL Y SU DESPRECIO

PARADOJA LABORAL, EL USUFRUCTO DE LO QUE FUE LA PROFESIONALIDAD INDUSTRIAL Y SU DESPRECIO.

El magisterio de la Formación Profesional esta protagonizando una pura entelequia aristotélica en orden de alcanzar la perfección en el marco laboral de nuestra comarca y de la propia región, intentando establecer la convergencia necesaria entre la Formación Profesional y el empleo, pero no lo consigue, porque es una gran mentira.

Cartagena ha sido cuna en el desarrollo de técnicas educativas y aprendizaje laboral, así lo demuestra su industria, su avance tecnológico y la capacidad de innovación de las propias empresas, así como, el desarrollo reformador de los propios Centros Educativos. Nuestra ciudad que, tras una critica recesión económica e industrial, tras un triste punto y aparte, comenzó a formarse en ella un profundo y potente desarrollo industrial basado principalmente en la construcción naval, hoy un tanto mermada; la industria química; el foco de producción de energía donde se engloban importantes empresas nacionales, una gran actividad portuaria; el potente desarrollo de la agricultura tecnificada (desarrollo de riegos e implantación en la agricultura de altas y nuevas tecnologías) y el no menos y creciente desarrollo turístico. Esta cuna del trabajo profesional, trabaja de forma permanente para ajustarse a los tiempos actuales, tiempos donde la tecnología pone límites a la docencia y la velocidad en abrir nuevas fases, áreas y experiencias dinámicas y laborales se confunden en un crisol de nuevas tecnologías que nos hacen avanzar en el propio desarrollo de las especialidades y técnicas laborales, cuanto menos atractivas, pero, en el tema mecánico industrial nefastas.

Se ha creado una ley dinámica, seductora y con la esperanza de influir de manera positiva en el ascenso tangible y el realce que la Formación Profesional debe tener, una ley abierta a nuevas necesidades, no arcaicamente blindada, sino con el espíritu innovador, simétrico a la materia que regula, espíritu paralelo al del alto grado de profesionalización de los formadores de la Comarca y la Región. Los datos curiosamente son asombrosos, curiosamente hay más universitarios que estudiantes de Formación Profesional, y curiosamente otra vez, casi el 40 por ciento de los estudiantes de Formación Profesional en los grados superiores son titulados superiores. ¿Qué se está haciendo mal?

¿Por qué el vacío en las aulas de industriales?, ¿es más porque no hay aulas industriales? algo no cuadra, sin duda hay espacios laborales con necesidad y seria demanda de trabajadores, otros quizás más saturados, la salida socioeconómica al mundo laboral se esta demostrando que es más activa, segura y viva desde la FP, y se ignora o pervierte,  quizás haya que trasladar al resto de la opinión pública esta reflexión, la Formación Profesional goza en la región de buena salud en cuanto a la docencia, pero sin duda hay que seguir cuidándola, y fomentándola desde el propio prestigio que ostenta, y desde la seguridad laboral que ofrece, un prestigio ganado a pulso y demostrado, sostén socioeconómico y necesario para el tejido laboral comarcal y regional.

A pesar de su buena salud, la mitad de las plazas de la rama industrial se queda desierta, y lo peor que lo que se ocupa no cumple con las expectativas necesarias de las empresas y las demandas del tejido industrial, demostrado está la necesidad de trabajadores y la seguridad laboral ofrecida, las empresas cartageneras y regionales intentan captar profesionales de la industria mecánica, no salir fuera de la región, si bien es cierto que la demanda de montadores, tuberos, caldereros y demás oficios afines es notoria, estos se perdieron en la noche de los tiempos educativos, no hay mecanizadores, aquellos fresadores y magos de la creatividad  manipulando piezas especiales, empresas que fueron baluartes del gremio como el gran Astillero hipotecó con la nueva ola de subcontrataciones y sobrecostes aquella escuela de Aprendices que tan grandes artesanos de la industria naval y la ingeniería dio a la región, otras grandes petroquímicas necesitan que las subcontratas apuren las paradas y el problema se establece en el tejido industrial.

Hemos caído en una anodina dinámica de estudios, la F. P. queda estancada e ignorada, curiosamente dentro de un marco educativo donde el fracaso escolar es amplio y donde la salida laboral profesional se dilapida con la demanda que hay, agregando un ingrediente frustrante al futuro laboral personal del adolescente, se ignora la F.P. desde las propias instancias personales y familiares, algo no funciona. Si se perfila la estabilidad laboral en un sector, ¿por qué no se demanda la oferta por las autoridades académicas?, el Plan regional sobre FP se puede encontrar paralizado pero la demanda de estudios es escasa, la dignificación del trabajo la hemos puesto en tela de juicio, confundimos términos e inquietudes, en un siglo donde todos tenemos las mismas oportunidades no significa que todos sirvamos para desempeñar las mismas labores.

Como bien se ha señalado por parte de los empresarios del Polígono Industrial que ya han mostrado su temor ante la falta de trabajadores para el sector industrial, y exigen que se intensifique la labor de promoción, la promoción tenemos que fomentarla desde la propia concreción lógica familiar y educativa, y educarnos y educar en la dignificación de todos los trabajos, sorprende que una comarca netamente técnica, cuna de virtuosos trabajadores de la mecánica industrial, adolezca y ponga en peligro el avance económico-industrial de la zona.

Las empresas se enfrentan hoy a dos graves problemas, la falta de personal cualificado y el abaratamiento de la mano de obra por las grandes empresas, la construcción naval y mecánica con grandes presupuestos se dilapida en las empresas, hay un contubernio socioeconómico a la baja con el desarrollo industrial y a eso se suma la poca cualificación profesional que favorece el bajo salario y así lo entienden las grabes contractarías, quitas, tarifas a la baja, un mundo de penurias adorna el montaje y la industria naval y mecaniza en la ciudad, a ello no favorece la actual situación.

Las empresas pueden colaborar en la tecnificación de la formación pero no pueden formar aprendices ni profesionales del sector, la ADLE, FREMM y demás entidades pueden hacer un sobre esfuerzo pero operativamente un tanto asépticos pero, no pueden rellenar el vacío profesional, para ello, hay que coger el toro por los cuernos y los verdaderos profesionales de la docencia mecánica y naval de la que esta tierra es rica, deberían de, auspiciados por esta aséptica oscura y politizada Consejerita de Educación de conformar un verdadero plan de formación profesional y fomentar  desde la pubertad y la juventud verdaderos profesionales del sector industrial, evitar el trágico abaratamiento de los trabajos y del suministro industrial, muy técnico y muy despreciado a la vez, del cual se están aprovechando, ¿quién? los grandes contratistas, o la desleal competencia, algo intrínseca al carácter español, hace falta un verdadero código deontológico dentro del sector en esta comarca, en estar región y en este país, hay empresas que ofrecen abaratada mano de obra sin certificaciones ni cualificaciones, igualmente pasa con las empresas suministradoras, la Calidad tiene un  precio, el Aseguramiento de la misma a no es barato pero es tranquilidad, es desarrollo sin imprevistos, es trabajo bien hecho pero a la sazón, es un valor poco apreciado pero necesario, y es baluarte de seguridad, la no calidad, la falta de profesionalización, la deslealtad, la traición convulsiva, la duda a veces tiene mayor encaje, esto es España.

Enséñeme, yo aprendo trabajando. Puede parecer absurdo pero esa frase se puede establecer como denominador común en las entrevistas de trabajo que se realizan a nivel empresarial, sobre todo en las relacionadas con el ramo del metal, sector de excelencia profesional que se ha quedado obsoleto, como todo en este país de idiotas, gracias entre otros a los sindicatos que se nutren de la gestión económica de ayudas y cursos pseudoprofesionales, los mismos que no valen para nada y demuestran el maleficio que cayó sobre la Formación Profesional española, una de las mejores en tiempos lejanos y la última de la fila hoy. ¿Dónde estarán aquellas universidades laborales y aquellos programas de aprendices y maestros?, en la basura del recuerdo.

 Resulta curioso que, la FP haya sido referencia con unos profesores de hidalguía pedagógica demostrada, unos centros de exultante caracterización y medios, y hoy están arrinconados y mermados económicamente, ¿podemos ser más tontos? Hay que fomentar una FP que dé salida a los niños de 14 años que quieran dejar los estudios tradicionales reglados pero que sí quieren reincorporarse con los conocimientos necesarios a un mundo laboral desde un módulo básico de FP, ahora inexistente, estos alumnos abandonarían los institutos y su absentismo literario para incorporándose a estos centros, destornillador en mano, aunque algún líder sindicalista, éstos que se van a comer con cubiertos de 300€ a costa de los trabajadores, dirá que esto se está haciendo, alojándose en la mayor de las falsedades institucionales, como todo lo que hacen estos sindicatos de impureza intelectual. Lo cierto es que las empresas necesitan mano de obra y no barata, cualificada y estamos perdidos en las tinieblas políticas en lugar de buscar verdaderas soluciones.