PENSANDO EN VOZ ALTA: EL MANEJO DE LA ESTADÍSTICA

PENSANDO EN VOZ ALTA

EL MANEJO DE LA ESTADÍSTICA

Cada vez que iniciaba un curso de estadística, lo primero que les decía a mis alumnos era: «La estadística es la ciencia de la mentira». Evidentemente siempre que, sobre todo, se use de una forma interesada. No lo digo yo solo. Según Stephen Leacock: “En los tiempos antiguos no tenían estadísticas así que tenían que echar mano de las mentiras”. Cuando se utilizan las estadísticas para darle una interpretación interesada es cuando se convierten en mentiras y es, por tanto, cuando la frase anterior cobra su sentido.

Antes de seguir voy a poner un sencillo ejemplo de estadística “interesada”: Dos amigos salen de copas regularmente, y un día, al volver a casa, uno comenta que se toman, que recuerde, una media de cinco cervezas cada uno (cierto, en cuanto a la media estadística) pero mentira porque uno se toma 8 cervezas y el otro 2 -la media, efectivamente, (8+2)/2=5-. Para los que no estén duchos en esta ciencia, decirles que toda media para que sea más o menos creíble hay que acompañarla de un dato que se denomina desviación típica. En el caso expuesto, habría que anotar: Media=5(+,-)3.

En estos días duros hay que estar ‘ojo avizor’ a las informaciones que nos llegan: Medias de infectados, fallecidos y sanados. También, cada vez que hay elecciones… todos hemos oído hablar de “la cocina”, todos los resultados se pueden cocinar para dejarlos al gusto de los que mandan y/o pagan. Hay una dicho que reza: “La farola es al borracho lo que la estadística es al político”.

Hay que ser muy honrados para manejar los resultados obtenidos pues, la interpretación de los mismos, pueden ser incorrectos, engañosos o carezcan de sentido -unas veces por falta de preparación o asesoramiento, otras por voluntad de manipular al público-. Entre los académicos ingleses hay una frase popular que reza: “El 91% de las estadísticas son falsas” (incluyendo esta misma frase, por supuesto).

Repasando mentalmente, recuerdo una frase que se le atribuye a Benjamin Disraeli: “Hay tres tipos de mentiras: mentiras, grandes mentiras y estadísticas”.

No cabe duda que la estadística es la ciencia de manipular datos, y por ello, les traslado una pregunta: ¿Puede haber manipulaciones honestas y manipulaciones deshonestas? Recapaciten bien la respuesta.

Llegados a este punto, quiero puntualizar una importante cuestión, de la mano de Alejandro Galindo Alba (A.G.A) -Universidad de Sevilla-: «La estadística no es ni mentira ni pícara. Sin embargo, si que lo son aquellos que la usan desconociendo sus principios más básicos o con la esperanza de que sirvan de empuje a sus intereses particulares». Estaremos de acuerdo en que no necesitamos conocer los distintos índices estadísticos, ni las diversas medidas que componen el día a día de nuestra actividad, dicho de otra forma, no lo necesitamos para cubrir nuestras necesidades básicas. Pero hemos de reconocer que sin conocer cómo funcionan ciertas nociones básicas de estadística somos un blanco perfecto para ser manipulados.

El mundo de la política es uno de los que más se lucra de su manejo y manipulación, así como del analfabetismo estadístico de la población. Todos podremos recordar la diferencia de cifras que suelen ofrecer un gobierno y los sindicatos, por ejemplo, respecto a las huelgas generales. Esta disparidad no sólo está sesgada, sino que ninguna de las partes reconoce un método para la estimación de las masas (A.G.A).

Mucho juego mental ha dado, y seguirá dando, la estadística, al tiempo que grandes frases: “Si torturas lo suficiente a las estadísticas, estas terminan confesando” (Ronald Coase, Premio Nobel de Economía). Y, efectivamente, el mismo conjunto de datos puede ser interpretado de mil maneras. Cada quién elige el que más le conviene. Todo dependerá del grado de tortura que se les aplique.

¿Qué se puede hacer? La única respuesta es la transparencia. Bien entendida. Una gran cantidad de datos en manos de los usuarios no es sinónimo de transparencia. Por el contrario, pudieran estar llenos de opacidad. La transparencia se refiere a la apertura al escrutinio público de los procesos que generan las estadísticas. Las revistas económicas están obligando a los investigadores a entregar la data y los códigos de programación utilizados en sus investigaciones para que sea posible hacer replicaciones independientes. Esto debe ser válido para las estadísticas oficiales, en cualquier país, para que los usuarios tengan la oportunidad de sacar sus propias conclusiones. Esa debe ser la fundamentación de la credibilidad de las cifras y alejar de nosotros, de manera interesada, el manejo de la estadística