PENSANDO EN VOZ ALTA: EL MUELLE
PENSANDO EN VOZ ALTA
EL MUELLE
Muchas veces, en mi soledad mental, pienso si el comportamiento de las personas ha sido siempre igual que ahora, y no se sabía porque las noticias no las teníamos al instante, ni en ningún momento. Hoy día cualquier evento lo tenemos al segundo siguiente, imágenes incluidas. Por otra parte, hemos de tomar los datos que nos llegan con prudencia y contrastar la veracidad o no de los mismos; ya que, con elementos reales se enmascaran bulos, interesados o no.
Es tal la cantidad de hechos que nos llegan, que me pregunto si son novedosos muchos de ellos o ya existían, pero no teníamos detalles de los mismos. Uno de estos usos lo estamos evidenciando, nuevamente, cual es un juegodenominado «El muelle». Tengo que señalar que no es la primera vez que se habla de esta noticia
Hay que tener cuidado de todas formas, pues cuando el río suena...Si tenemos en cuenta la preocupación paterna sobre temas relacionados con las posibles prácticas sexuales de sus hijos tenemos que dar a conocer que es esta modalidad de posible hábito sexual.
“El muelle” es una práctica sexual que consiste en lo siguiente: Los chicos se sitúan en círculo sin ropa interior y, mientras mantienen la erección, las chicas se van sentando sobre ellos alternativamente cada 30 segundos forzando una penetración. El que primero eyacula, pierde.
No sé si se ha establecido ya como moda, posiblemente nunca lo sea, pero su frecuencia está aumentando. Según se sabe, este ‘juego’ no es una novedad en América Latina, donde estas peligrosas prácticas entre adolescentes son más frecuentes. Casi siempre envueltas en un ambiente plagado de consumo de alcohol –y en ocasiones también droga-. Conocido, aquí, también como “ruleta sexual”,recibe el nombre de “carrusel” allende los mares, y han provocado hechos tan alarmantes como los que se publicaron en Colombia hace varios años: 6967 embarazos no deseados se registraron entre niñas de 10 a 19 años.
En España, concretamente en alguna zona de Madrid, ha aumentado el número de menores embarazadas. Hay que dar la voz de alarma y concienciar a nuestros jóvenes que tengan cuidado con modas, que pareciendo inocentes, encierran un gran peligro. Peligro consistente en casos de adolescentes con enfermedades de transmisión sexual. Según informaciones y datos recabados, los adolescentes están empezando a normalizar este tipo de prácticas y crean una relación de desigualdad entre los niños y las niñas. Son ellas las que se suben encima, van girando. Ellos controlan la eyaculación, se lo toman como una práctica de poder. Las chicas se prestan a ello porque quieren demostrar estar más liberadas sexualmente. Los chicos compiten entre sípara ver quién es el más macho, el que más aguante posee.
Según sexólogos, los chicos luego pueden tener problemas de erección y de control de la eyaculación. Ahora bien, lo peor es para ellas ya que el dolor que les está suponiendo ser penetradas sin estar excitadas les produce vaginismo; la vagina está contraída y así se producen desgarros y heridas.
Insisto, el sentido de expresar estos pensamientos en voz alta es alertar a nuestra muchachada y, en la medida de lo posible, poner freno a cuestiones peligrosas que derivan de lo siguiente: Las chicas son las que están más indefensas, a pesar de que los chicos se pongan preservativos, ellas son las que van rotando y entran en contacto con las secreciones de los demás. Por lo que, aparece el VIH, la Hepatitis C, sífilis, gonorrea, el Virus del Papiloma Humano (VPH)… Nos podemos cuestionar ¿por qué se llega a este ‘juego’? La respuesta puede venir de la mano de los adolescentes ya que son cada vez más precoces y acceden antes al consumo de alcohol, las drogas y el sexo. Se aburren rápido y buscan otras formas alternativas de divertirse sexualmente. Termino añadiendo que como en cualquier actividad, existen variantes en esta ‘moda’: puede practicarse con varios hombres y una sola mujer, varias mujeres y un solo hombre o con la misma cantidad de hombres y mujeres. También existe la variante… solo entre hombres. ¡El muelle!