PENSANDO EN VOZ ALTA EN PRIMER PLANO: CEUTA Y MELILLA
PENSANDO EN VOZ ALTA
EN PRIMER PLANO: CEUTA Y MELILLA
No hay día que pase sin “su afán” correspondiente. No hay día, últimamente, en que, de nuevo, Ceuta y Melilla sean noticias por motivos diversos. Unas veces por el “ruidoso” silencio de Marruecos en lo referente a la pertenencia o no al reino alauita y otras por actos derivados del (des)gobierno español, no permitiendo ciertas actuaciones. Es por lo que; una vez más, y no será la última; pienso en voz alta, como melillense, sobre la españolidad de ambas ciudades. Por si fuese poco el pasado sábado, día 5, reseñé el último libro de Benjamín Prado “Los dos reyes” que me trasladó a mi niñez y al momento en que Marruecos obtuvo su independencia y se constituyó como reino con Mohamed V al frente.
Repasando, me tropiezo con un escrito publicado en El Manifiesto por José Javier Esparza y del cual voy a reproducir una parte para que la intelectualidad que, reitero, nos (des)gobierna aprenda algo:
Lo interesante de toda esta peripecia es lo siguiente: si en su historia antigua Ceuta y Melilla forman parte de la historia de España –romana, cristiana y visigoda-, su historia medieval es igualmente española, y ambas son tan hijas de la reconquista como el territorio peninsular. Muy rara vez fueron Ceuta y Melilla posesión de algún reino africano. Ceuta, casi siempre vinculada a los reinos de la península, mantuvo además su herencia romana y cristiana, revitalizada tras la reconquista portuguesa; Melilla, hecha ruinas por las guerras entre los reinos africanos, fue reconstruida desde cero por los castellanos en el siglo XV.
Es verdad que los distintos poderes que se sucedieron en el norte de África intentaron con frecuencia apoderarse de Ceuta y de Melilla. Ambas sufrieron repetidos ataques de las cábilas vecinas, más por afán de botín que por reivindicación territorial. Pero Ceuta y Melilla resistieron siempre, incluso en la época en que los piratas berberiscos infestaban el Mediterráneo. Un sultán de Marruecos asedió Ceuta durante más de un cuarto de siglo, entre 1629-1724, pero Ceuta resistirá. Ceuta no resistirá sólo a los marroquíes, sino también, en 1704, a los ingleses que habían tomado Gibraltar. Otro sultán de Marruecos sitiará Melilla en 1775, pero Melilla resistirá también. Y será otro sultán de Marruecos quien, por el Tratado de Wad-Ras de 1860, reconozca la ESPAÑOLIDAD de Melilla y de Ceuta.
Durante este largo ciclo de 2.000 años que aquí se ha resumido apresuradamente, Marruecos nunca tuvo en sus manos Ceuta y Melilla. Las primeras formaciones políticas que aparecen en la zona –el Reino de Nekor, la dinastía árabe de los idrisíes, las dinastías bereberes de almohades, almorávides y benimerines- no pueden ser consideradas como precedentes del Marruecos actual, pero, incluso si lo fueran, su supuesto derecho sobre nuestras ciudades es insostenible (sería como si reivindicaran Tarifa o Granada). La dinastía alauí o alauita, cuyas posesiones son el germen del Marruecos actual, surge en el siglo XVII, cuando Ceuta y Melilla ya llevan doscientos años junto a las coronas ibéricas y cristianas.
Ceuta y Melilla son españolas porque así lo quieren hoy sus habitantes. Además, lo son porque Ceuta decidió serlo en 1640 y porque Melilla fue reconstruida prácticamente de la nada por los españoles en 1497. Y son españolas, en fin, porque toda su historia ha estado íntimamente ligada a la del resto de España desde tiempos de los fenicios.
Por otra parte, completamos el relato recordando que Marruecos consigue la independencia en el año 1956… parte de los primeros años de independencia los viví, siendo un chaval lógicamente, personalmente en territorio marroquí. Si algún iluminado gobernante lee esto -lo dudo- que ponga pie en pared y haga oídos sordos a ciertas maniobras para que Ceuta y Melilla – Melilla y Ceuta dejen de ser españolas.