PENSANDO EN VOZ ALTA: EPÍSTOLA A LOS QUE DICEN SER POLÍTICOS
PENSANDO EN VOZ ALTA
EPÍSTOLA A LOS QUE DICEN SER POLÍTICOS
Esto de remitirle una misiva a aquellos que dicen ser políticos, por mi parte, cada año se está convirtiendo en un remedo de carta a los Reyes Magos. Digo e insisto a “aquellos que dicen ser políticos” porque como en cada unión de elementos, hay excepciones. Qué cada uno que la lea se posicione como más le apetezca o crea.
Estimados políticos espero que al recibo de la presente se encuentren, así como a sus allegados, se encuentren porque los veo muy perdidos y sin rumbo. Sin rumbo porque resulta curioso oír y leer cosas como estas, por ejemplo: «El lehendakari Urkullu pide hablar ‘en euskera’ para combatir la pandemia de coronavirus» o «Podemos que ataca el español en Cataluña, pide que el castellano sea vehicular en Madrid». Sin palabras me quedo y observando lo perdidos que están… ‘combatir el covid hablando en euskera’… ‘el castellano vehicular en Madrid’… no sé. No obstante, servidor queda a la espera, a la espera de su encuentro si se produce, cosa que dudo. Continúo.
No es que estén ustedes perdidos y como pollo sin cabeza en estas últimas semanas y meses anteriores, es que jamás han tenido una posición firme y rotunda frente a las cuestiones que el día a día plantea. Esto es así porque nunca se han preocupado por el paisano de a pie, no se enteran de lo que ocurre a su alrededor, jamás han sufrido con los que realmente sufren. Ustedes viven de espaldas a la realidad y mirándose el ombligo. Sólo “reaccionan” cuando hay una desgracia y la reacción siempre es la misma: foto, palabras huecas, palabras que no sienten y el famoso manido minuto de silencio.Evidentemente lo hacen sólo y exclusivamente para ver los votos que pueden arañar y/o con quien pude coaligarse, respeten o no la Constitución, para seguir apoltronado. El que dice ser político español (con muy, muy, muy pocas variantes) vive para sí mismo, para su poltrona y sus fotos; el pueblo, la grey les importamos un higo.
Los encontramos de todo tipo y pelaje. El codearse con éste y aquel, el salir en los medios de comunicación expresando vaguedades, opiniones huecas y, lo que es peor, mintiendo; todo esto les pone y lo que es peor, se lo creen.
Me he preguntado muchas veces sí, ustedes, cuando llegan a ocupar un cargo; por modesto que sea, dentro de su partido y se extiende a un puesto en la administración de su pueblo, ciudad, autonomía o Estado; se creen que el cargo es para siempre -ad aeternum-. Por lo visto y constatado, parece ser que sí. Bueno, hay algunos que le han salido los dientes en la política y ahí siguen; a estos hay que reconocerles un mérito y una habilidad. ¿De quién es la culpa? ¿Del pueblo? o ¿Del sistema electoral que tenemos? Sistema electoral, señores políticos, que hay que ir cambiando -cambiando entre todos los ciudadanos-. Sistema electoral que cada cuatro años nos impone un Presidente de Gobierno no elegido por el pueblo, sino por la “cuchipanda” que se junta en el Congreso de los Diputados.
Alguna vez alguno de ustedes se cayó del caballo y vio la luz, por ejemplo, y se diocuenta que le gustaría que su partido hablase más de España y a los españoles y no solo a los independentistas. La luz la vio y eso le supuso -democráticos que son los partidos- que la arrojasen a la invisibilidad y de nuevo a la oscuridad. Decir la verdad es pecado entre esta grey, entre esta fauna que pulula alrededor de nosotros, la razón es muy simple: primero porque mienten más que hablan y porque sus niveles intelectuales dejan mucho que desear (obsérvese que para ejercer de político no se necesita, no sólo tener un pequeñísimo título, ni tan siquiera saber leer y escribir). Son ustedes expertos en no ir de cara, la mayoría de las veces los vemos de perfil, pienso que por la mañana asoman su rostro a la calle y según sople el viento así van: “¡Acho! viento de lebeche” pues hoy nos escoramos a babor, por ejemplo.
Señores es muy triste que poco a poco vayamos perdiendo la fe y la confianza en ustedes. Los que dicen llamarse políticos, últimamente, sólo sirven para enredar y dar malos ejemplos. Parecen camaleones, hoy verde y si mañana, el de enfrente, dice verde, entonces yo azul. Es muy, muy, muy triste. Y lo peor de todo es que si el refrán español que reza “Otros vendrán que bueno te harán” se hace realidad ¿qué nos espera? Queden con su conciencia y el próximo año tendrán, de mi parte, otra epístola a los que dicen ser políticos.