PENSANDO EN VOZ ALTA: UNA TONTERÍA
PENSANDO EN VOZ ALTA
UNA TONTERÍA
Una vacuna debe seguir varias etapas, primero en el laboratorio y después en pruebas con animales (fase preclínica). Si se demuestra que es segura y puede generar una respuesta inmune, entonces comienzan los ensayos con humanos: Fase I, donde se prueba en un grupo pequeño de humanos (menos de 100) para evaluar su seguridad y efectos biológicos.
La inoculación entra después en la fase II, donde el grupo es más grande (entre 200 y 500) y donde también se analiza su eficacia, hasta llegar a la fase III, que incorpora muchos más participantes (cientos de miles de personas), y en la que se hacen pruebas aleatorias y de doble ciego, y se la compara contra un placebo.
Esto quiere decir que, aunque una vacuna contra la covid-19 se muestre muy promisoria en términos de seguridad y de la respuesta inmunitaria que genere en las fases iniciales, no se puede saber si ayudará a prevenir la infección o incluso a reducir sus síntomas hasta que finalice la tercera fase.
Por la velocidad a la que se está llevando a cabo la experimentación, algunas vacunas están pasando por una combinación de fases de forma simultánea. ¿Realmente hay velocidad?
Puestos todos ustedes, que tienen la paciencia de leerme, en antecedentes sobre las fases de prueba de una vacuna les lanzo “una tontería” que lleva dándome vueltas y vueltas en mi cabeza y me intranquiliza bastante. Estoy convencido que la presencia del Covid-19 en nuestras vidas no es fortuita y casual. Cada día estoy más seguro que es algo planificado y medido. ¿Por quién? Ni idea. Pero no me creo que de la noche a la mañana el “bicho” esté campando libremente como si tal cosa. Otra pregunta tonta: ¿Realmente hay bicho o es otra cosa?
Apunto la “tontería” anterior porque a finales del mes de abril pasado, de entre más de 90 equipos científicos que estaban trabajando en una vacuna contra el Covid-19, había seis que estaban ya en disposición de ensayar con humanos. Me cuestiono: ¿En qué momento se tiene noticias del virus? Me refiero, lógicamente, a la población de a pie. Ya que da la impresión que «los otros» ya estaban al borde de la calle con el dato.
Hablo de memoria: La vacuna más rápida en su implantación y uso fue la de las paperas y hubieron de transcurrir cuatro años (1963 – 1967) para tener el visto bueno. Fue desarrollada por el Dr. Maurice Hilleman. Ojo ¡cuatro años!
Se dice, se comenta, que los seis equipos señalados anteriormente están desarrollando nuevas estrategias de investigación: ¿Desde cuándo? Ya que soy un firme defensor convencido desde hace muchos, muchos años de la “manipulación genética” reconozco el mérito de dos laboratorios: Inovio y Moderna están utilizando nuevas tecnologías que involucran manipular o modificar material genético… pero eso no se planifica de un mes para otro.
Para quien esto redacta es espeluznante y sobrecogedor manejar el siguiente dato: El mismo día que Moderna empezó sus pruebas en humanos, el 16 de marzo, la empresa de biotecnología china CanSino Biologics, en colaboración con el instituto de Biotecnología y la Academia de Ciencias Médicas Militares de China, inició el suyo. ¡16 de marzo! No salgo de mi asombro. El primer ensayo clínico en Europa comenzó el 23 de abril para probar la vacuna desarrollada por el equipo del Instituto Jenner de la Universidad de Oxford.
Al día de hoy, más o menos, hay alrededor de 200 grupos trabajando en todo el mundo en busca de una vacuna, y la Organización Mundial de la Salud (OMS) le está siguiendo la pista a unas 140. Las empresas más avanzadas, ¿desde cuándo tienen noticias del Covid-19?, son: Sinovac Biotech (China). Esta empresa anunció en julio el inicio de la fase III. ¡Julio! Moderna (EEUU) informó en mayo que la vacuna había dado indicios de que podía entrenar el sistema inmunitario para combatir el coronavirus. ¡Mayo!
Tomen nota. Normalmente, el desarrollo de una vacuna toma años, sino décadas. Científicos esperan lograr hacer el mismo trabajo en cuestión de meses. La mayoría de los expertos cree que probablemente podamos contar con una vacuna disponible para la gran mayoría para mediados de 2021.
Es decir, contaríamos con ella tan solo un año o un año y medio después desde que ‘¿emergió por primera?’ vez el SARS-CoV-2.De ser así, este sería un hito en la ciencia, pero habrá que ver si funciona.
De momento y si nada lo desmiente, mi inquietud se ‘¿queda?’ en una tontería.