El empate es una epidema en la SmartBank que va a acabar con los equipos que no saben, no quieren o no pueden sumar de en 3. Y no hay vacuna contra la empatitis crónica que se impone entre un juego muchas veces ramplón, paleto, oscuro y patatero, aliviado de vez en cuando con destellos de buen fútbol. Y emoción, sí; eso no falta. Todo está revuelto al sur de la tabla de clasificación. Y, ¿sirve el 1-1 de esta tarde de 11 de abril? La respuesta, sin fallo, la vamos a conocer una vez se haya jugado la ronda 42. Si sale con barbas será San Antonio, y si no, la Purísima Concepción, como el clásico dijo queriendo decir, sospecho, que viene un cara a cruz rumiendo desenlaces de desencanto y éxitos prácticos.
Decididamente el VAR se ha empeñado en arruinar el futuro del Efesé, aunque la famosa ByB no va a bajar los brazos. El gol anulado por presunto fuera de juego a Raúl Navas ya puso cuesta arriba el choque. Tocó viajar rumbo a las famosas tierras laneras, las del textil catalán y, por fortuna para el Efesé, el equipo de la cebra no salió trasquilado, porque ese empate al final puede servir de mucho y si no es así, que le reclamen al maestro Armero con papel timbrado.
STOICHKOV LA HIZO, VAYA QUE SÍ
Reaparecía en este viaje el central Raúl Navas y le tocó cuidar la vigilancia de su parcela. En esos metros donde tantas cosas se deciden en el fútbol quiso entrar y desbordar, por todos los lados, como el viento por las rendijas más chiquititas, el astro arlequinado Stoichkov, en el DNI Juan Diego Molina y de San Roque, Cádiz, al que se le ve correr en el campo con la sesera tintada rubio botella o blanco leche descremada. Y el andaluz sanroqueño, xarnego o no que dicen en Catalonia, la hizo con el 1-0. Y al mágico maestro Castro se debe el 1-1. Catorce tantos en la cuenta ya son bastantes para subirle el sueldo con el IPC.
La superioridad numérica, que parecía ser aval victorioso, se fue a hacer gárgaras, Jaimito Sánchez recibió por chistoso la tarjeta roja (59´) y desde entonces el Cartagena jugó con uno más los treinta y pico minutos que quedaban.. Y, la pregunta del millón, ¿por qué no se ganó el partido? Porque el fútbol es así de puñetero y la pelea en el filo de la navaja sigue y seguirá, ahora con el Lugo invitado al baile y el Logroñés saca la cabeza porque fue a por uvas y ganó en Anduva.
(Del Real Zaragoza, que juega supuestamente con protección divina, ya es que me olvido, aunque aún hay margen para que decaiga y caiga. Hay tramo suficiente para resbalar...)
Era uno de esos partidos de alto riesgo para los corazones albinegros ( al final el cerco a la puerta de Mackay, ay, ay, ay...) y yo destaco la casi infalible estrategia de Manolo Reyes el Farma, vicepresidente del Efesé del Polígono y equilibrado seguidor del fútbol. En la Tertulia del Asiático, en la que participa, dio a conocer su táctica para afrontar con garantías de esquivar máximos riesgos en ese tipo de tensos partidos. Y es que Manolo lleva en su pastillero, por si acaso, una píldora cafinitrina para hacer frente al infarto de miocardio, incordio problema que se presenta aquí te pillo aquí te mato.
Y el choque con el CD Tenerife del cartagenero Juan Carlos Cordero, el de la calle de LaRosa, en La Conciliación, el barrio de los hermanos buenos futbolistas, no nos va a dejar conciliar el sueño este próximo fin de semana. Va a ser otro partido para verlo con la garrafa de tila a granel al lado