El Rincón Literario de Paco Marín: "Los caminos perdidos"
TÍTULO: Los caminos perdidos
AUTOR: Pedro Francisco Almaida
EDITA: Murcia Libro (2019)
Encuadernación: Rústica con solapas. Tamaño: 15,3 x 23 cm. Número de páginas: 246. PVP: 15,00 €. ISBN: 978-84-15516-38-5
No he cuantificado la cifra, pero cada cierto número de libros -cientos- me encuentro con uno que, por algún motivo, me agarra el corazón y la mente dejándome sin aliento y con el asombro dibujado en los ojos.
Este es el caso de Los caminos perdidos.
Los caminos perdidos “son” los caminos que se cruzan en tu vida y hacen que, por un momento, te detengas y vuelvas la mirada a tu interior, te inspecciones, te preguntes y, sobre todo, reflexiones… reflexiones sobre tu presente y tu pasado…
Los caminos perdidos es una llamada personal a cada uno de los lectores. Todos leeremos lo mismo, pero reaccionaremos de distinta forma, aparentemente… Hacen falta muchas obras como la que nos “regala” Pedro Francisco Almaida. A él le agradezco que haya escrito el libro que a mí me hubiese gustado escribir… Hace muchos, muchos años que me dije: si alguna vez escribo un libro se titulará Soledad sin silencio… mira por donde “… ya lo tengo escrito… “, ya quedo tranquilo. «Soledad» porque, en definitiva, estamos solos y la soledad, queramos o no, es nuestra compañera inseparable… «sin silencio» porque continuamente el rum-rum interior, haya o no silencio a nuestro alrededor, no nos abandona.
Tres partes, 31 capítulos, 31 golpes al corazón y a la mente, 31 estaciones para el viacrucis personal de cada uno. Una vez leído, ¡ojo! una prosa impresionante, se ha convertido en uno, muy pocos, de mis libros de cabecera. Lo abra por donde lo abra me consuela y me conduce interiormente a mi yo más íntimo. Uno de los temas centrales, en cada uno de los capítulos, es la muerte… es, también, la compañera con la que cada día dialogo… la muerte ¡tan lejos y tan próxima!
Explicaba Jorge Manrique que nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar, que es el morir. Pero la aparente sencillez de esa metáfora esconde preguntas muy profundas: qué caudales nos nutren, qué desniveles del terreno favorecen o enturbian nuestro devenir, en qué delta exacto vendremos a consumirnos, cuánto tardaremos en llegar a él.
El protagonista de esta historia abandona su trabajo en Londres tras una crisis sentimental y vuelve a sus orígenes, al pueblecito de Allún, donde tendrá que enfrentarse con su propia historia familiar para conseguir que la tristeza (la gran compañera de su estirpe desde hace décadas) quede derrotada. Y es que, además de ríos que fluyen, somos una espesa gravitación de muertos, que quedan en nuestra memoria y en nuestro corazón pidiéndonos auxilio.
Junto al Tejo Viejo, árbol mítico rodeado por la niebla, el narrador y todos los miembros de su familia tendrán que enfrentarse, con valentía, a los enigmas oscuros de su pasado.
Gracias Pedro Francisco y gracias a Francisco Serrano (Murcia Libro) por publicar Los caminos perdidos.
Pedro Francisco Almaida (Murcia, 1978) es doctor en Biología y en la actualidad trabaja como docente e investigador en la Universidad de Murcia. Compagina el trabajo científico, el cual le ha llevado a vivir por largos periodos de tiempo fuera de Murcia y España, con su inquietud literaria. Los caminos perdidos es su tercera novela, tras Siempre regreso a ti (2014) e Hijos del silencio (2017).
Interesante diálogo con… Pedro Francisco… Gracias…
P.- Por favor, presente a Pedro Francisco Almaida.
R.- Pedro Francisco Almaida es un escritor murciano (Murcia, 1978) que lleva la mayor parte de su vida trabajando por conciliar sus grandes inquietudes: literatura y naturaleza. Comencé estudiando Biología y, después de licenciarme, emprendí la difícil carrera investigadora, la cual me ha llevado por muchas situaciones y lugares diferentes, dentro y fuera de España. Casi de forma paralela, fui desarrollando una gran pasión por la escritura, de modo que he ido compaginando de la mejor forma que he sabido ambas actividades. Con los años, he publicado tres novelas, Siempre regreso a ti (2014), Hijos del silencio (2017) y, ahora, Los caminos perdidos.
P.- ¿Cuándo, cómo y por qué nace Los caminos perdidos?
R.- El germen de Los caminos perdidos nace allá por 2010, en un momento muy trascendente de mi vida, durante el cual me hago consciente de la enorme influencia de la historia familiar sobre mi forma de percibir la existencia. Me di cuenta de que, si quería vivir mi propia vida, una vida verdaderamente mía, primero debía recorrer mi árbol genealógico. Explorarlo, conocerlo y aceptar sus luces y sus sombras.
P.- Es una lectura, bajo mi criterio, donde la soledad está presente en toda ella... "soledad mental", fundamentalmente. ¿Cuánto hay de usted en ella
R.- Existe un diálogo interior constante que, a menudo, aleja al protagonista de la realidad y le hace desconectarse de sí mismo. Ciertamente, el protagonista llega a sentir la peor de las soledades, la de uno mismo…
Hay mucho de mí en esta historia. A pesar de que se trata de una ficción, hago uso de personajes imaginados y lugares simbólicos para recorrer mis propios “caminos perdidos”, todas esas existencias pasadas que convergen en la mía y que, de alguna forma, tratan de manifestarse a través de mí.
P.- En esta sociedad actual ¿deberíamos detenernos más para hacer balance interior de nuestra vida?
P.- Sin duda. Este es uno de los temas trasversales de mis novelas. La necesidad de parar la vorágine de los días, de acallar el ruido (externo e interno) y de mirarse a uno mismo en silencio. En Los caminos perdidos, el protagonista hace este ejercicio a través de la pintura. Cualquier actividad que nos permita detenernos y observarnos en silencio, nos ayuda, estoy convencido, a conocernos mejor y a vivir una vida más coherente con nosotros mismos.
P.- He de confesarle que yo no sé escribir una historia, menos una novela, pero, si he tenido siempre en mente un título Soledad sin silencio... me decía "... si alguna vez escribo algo se titulará en esa forma...". Mire por donde... la ha escrito usted. No sé si estará de acuerdo, pero veo una gran soledad en el protagonista y un runrún interior muy grande que cesa cuando duerme, ¿o no?
R.- Bueno, gracias. Creo que Soledad sin silencio es un gran título.
Yo creo que esa soledad es inherente en el ser humano. Estamos solos, nos guste o no, frente a la existencia. Desde que tenemos uso de razón, se establece un diálogo interior muy potente y cada persona es el resultado de eso, de la forma en que se desempeña con ese diálogo. Esas conversaciones internas se manifiestan especialmente cuando se hace el silencio exterior, por ejemplo, cuando nos vamos a dormir. Y van en aumento si se les da la espalda. Esto es lo que le ocurre al protagonista de Los caminos perdidos, que ha dado la espalda a su voz interior y ha emprendido una huida (de su pueblo, de su familia y de sí mismo) que le conduce al vacío, a ese momento en su vida en que no se reconoce.
Por suerte, reconoce en la voz de la tía Milagros una señal inequívoca de que debe regresar a Allún.
P.- ¿Cuánto tiempo ha tardado en redactarla? ¿Le ha costado mucho trabajo?
R.- Esta es la novela que más me ha costado terminar. Fueron cuatro años durante los cuales volvía una y otra vez sobre la historia. No conseguía hacer encajar todas las piezas que la componen.
La idea que dio pie a Los caminos perdidos me asaltó de repente. Esa reunión de los miembros de una familia, los vivos y los difuntos, alrededor de un árbol majestuoso. Esas historias, presentes y pasadas, confluyendo en un punto luminoso en mitad de la oscuridad. Sabía muy bien hacia dónde tenía que dirigir la escritura, pero en más de una ocasión extravié la brújula y tuve que dar marcha atrás, orientarme y proseguir.
P.- Bajo su punto de vista ¿Cuánto pesa el pasado sobre cada uno de nosotros?
R.- Mucho. Es algo que forma parte irrenunciable de quienes somos. A nivel biológico, nuestro cuerpo es el resultado de siglos y siglos de evolución. La historia de nuestros ancestros, de cómo vivieron, está grabada en nuestros genes. A nivel psicológico y emocional, cada vez hay más estudios que apuntan a que también heredamos el dolor, el sufrimiento, una forma de pensar y de ver el mundo.
Yo creo firmemente en que debemos conocer de dónde venimos para poder saber dónde estamos y dirimir hacia dónde nos dirigimos.
P.- ¿Qué le resulta más complicado: desarrollar un artículo científico o redactar una novela?
R.- Son cosas diferentes. El artículo científico se construye sobre datos objetivos obtenidos a partir de un diseño experimental perfectamente definido y que puede ser reproducido en cualquier momento y lugar. El artículo científico se elabora siguiendo una estructura muy establecida. Conlleva un gran esfuerzo, mucho trabajo previo, pero existe un guion claro. En el caso de una novela, el proceso de escritura es mucho más libre ya que el autor no se encuentra sujeto a unos hechos y puede dejarse llevar por la imaginación. No obstante, debo reconocer que me he servido de herramientas científicas a la hora de trabajar mis novelas. La elaboración de un proyecto científico y uno literario tiene en común la búsqueda bibliográfica, la elaboración de la estructura y, sobre todo, la perseverancia.
P.- ¿Cuáles son sus géneros y autores favoritos?
R.- El realismo mágico es mi género predilecto. Los miembros del boom latinoamericano son todos ellos referentes para mí. También otros autores como Isabel Allende, Ángela Becerra, Rosa Montero, Roberto Bolaño, José Luis Sampedro…
También me gusta la literatura de viajes y naturaleza. Mi gran referente: Peter Matthiessen.
P.- ¿Qué está leyendo ahora mismo?
R.- Niebla de Miguel de Unamuno y Sólo para gigantes, de Gabi Martínez.
P.- Cómo lector, prefiere: ¿Libro electrónico, papel o audio libro?
R.- Papel, sin duda, aunque uso mucho el audiolibro. Tengo baja visión y el audiolibro me permite acceder con mayor libertad a la lectura.
P.- ¿Qué manías tiene a la hora de escribir?
R.- Hablo mucho con mis personajes. En voz alta. Me meto por entero en su piel.
P.- Relate alguna curiosidad literaria personal que le haya ocurrido y no ha contado hasta ahora... si la hubiere.
R.- Realidad y ficción se han mezclado en muchas ocasiones en mi vida. Esto es algo que me fascina. Ha habido muchos hechos imaginados que han trascendido mis páginas y que se me han presentado en la vida real, generándome una sensación de déjà vu muy marcada.
P.- Venda su libro ¿por qué hay que leer Los caminos perdidos?
R.- No sé si soy capaz de vender mi novela. Si pienso en un estilo literario, creo que se acerca al realismo mágico. Al menos ahí es donde se encuentran mis mayores influencias. En cuanto a la historia que narra, Los caminos perdidos traza el recorrido de un hombre aquejado de una soledad muy profunda a través de las diferentes ramas de su árbol genealógico. Un viaje por la vida de personajes que vivieron a lo largo del siglo XX, de los padres y abuelos de mi generación, cuyas esperanzas y miedos hemos heredado sin duda. Se trata de un viaje iniciático, de una odisea que atraviesa nieblas y leyendas que, aunque en principio parecen ajenas al protagonista, acaban apuntándole sin remisión.
P.- Sus planes a corto y medio plazo ¿son?
R.- En este momento, me encuentro trabajando como investigador y docente en la Facultad de Biología de la Universidad de Murcia donde espero consolidar pronto mi posición. A la misma vez, trabajo en varios proyectos literarios que espero vean la luz pronto. Mis planes, en definitiva, son seguir creciendo, que esto (lo que sea) que soy, siga avanzando.