Rincón Literario de Paco Marín: “El hijo del apotalado“

Rincón Literario de Paco Marín: “El hijo del apotalado“

TÍTULO:     El hijo del apotalado

AUTOR:      Jorge Fonte

EDITA:       Editorial Milenio (2022, junio)

Encuadernación: Rústica con solapas. Tamaño: 15 x 23 cm. Número de páginas: 364. PVP: 22,00 €. ISBN: 978-84-9743-968-8

Esta es una de esas ‘novelas’ que todo el mundo debería leer para conocer mejor las vivencias de aquellas personas que sufrieron represiones y pasaron malos momentos, en uno y otro lado, durante la guerra civil del año 36 del pasado siglo.

Felicito a Jorge Fonte por la claridad en las exposiciones de acontecimientos y sucedidos.

Basada en hechos reales, El hijo del apotalado es una novela coral que aborda los primeros años de la represión franquista en la isla de El Hierro nada más estallar la Guerra Civil Española, centrándose en dos niños que se hacen amigos.

A través de las tradiciones y la peculiar forma de vida en esta singular isla, personajes reales se mezclan con otros de ficción para crear una historia de sufrimiento y abusos, pero también de verdadera amistad.

Ampliamente documentada, El hijo del apotalado nos adentra en una parte de nuestra historia de doloroso recuerdo, pero lo hace de una forma tan amena y directa que es fácil congeniar con sus héroes e identificarse con ellos.

Tras el fallido golpe de estado que se llevó a cabo con el alzamiento militar del 18 de julio de 1936, el padre del protagonista, Secundino Fernández, es acusado de sindicalista y arrestado por uno de los dirigentes de la Falange en El Hierro, Pastor Fonte. Unos días después sería enviado a la cárcel militar de Fyffes en Tenerife. Allí muere apotalado: lo suben a una barca, lo llevan a alta mar y lo arrojan por la borda dentro de un saco de tela con unas piedras dentro.

La familia de Secundino no supera el trauma y el muchacho crece con gran odio en su interior, hasta que en 1950 se entera que el Generalísimo Francisco Franco visitará la Isla de El Hierro y entonces planea su asesinato.

Sin intención de molestar a nadie (pero sabiendo que va a ser así), la novela aborda uno de los periodos más tristes de nuestra reciente historia, poniéndole nombre y cara tanto a las víctimas como a sus verdugos. Según declaraciones del propio autor: «lo hice así porque considero que son hechos que nunca debieron haber ocurrido y que nunca deberían volver a repetirse. Ni en El Hierro ni en ningún otro sitio. Y la mejor forma de que eso ocurra es contando la verdad tal y como ocurrió. Para que no la olvidemos.»

Jorge Fonte (Santa Cruz de Tenerife, 1967) lleva más de veinte años publicando ensayos cinematográficos con distintas editoriales nacionales sobre cineastas como Steven Spielberg, Oliver Stone, Robert Zemeckis, Russ Meyer, John Lasseter, Ridley Scott, Rob Reiner o, de manera especial, Woody Allen y Walt Disney. Su incursión en el mundo de la narrativa comenzó de la mano de Ediciones Idea con dos volúmenes de relatos eróticos, Natalia y otros relatos sólo paraadultos (2017) y Milena Velba y más relatos sólo para adultos (2019), y sus dos primeras novelas, Una isla a la deriva (2018) y Llevadme a ver el mar (2021). Antes de la presente novela, con Editorial Milenio había publicado dos libros de cine y música: Woody Allen. Músico y cineasta (2015) y El sonido Disney. En busca de la canción perfecta (2018).

Charlamos con Jorge Fonte, así lo conoceremos mejor… Gracias…

P.- Por favor presente a Jorge Fonte.

R.- Soy un escritor canario con más de una veintena de títulos en el mercado. Empecé mi carrera en 1998 con la publicación de un libro dedicado a Woody Allen en la colección Cineastas de la Editorial Cátedra. Título que a día de hoy ya cuenta con seis ediciones.

A lo largo de los años me fui especializando en dos cineastas principalmente: el propio Woody Allen (sobre quien he publicado cuatro libros distintos) y Walt Disney (sobre cuya obra y vida he escrito cinco títulos). Asimismo, he abordado la obra de otros directores como Steven Spielberg (Ed. Jaguar, 2008), Oliver Stone (Ed. Cátedra, 2008), Robert Zemeckis(Ed. Cátedra, 2012), Russ Meyer (Ed. JC, 2012), John Lasseter (Ed. Cátedra, 2013), Ridley Scott (Ed. Cátedra, 2016) y Rob Reiner (Ed. Cátedra, 2019).

Hace unos cinco años, decidí dar el salto a la narrativa, y desde entonces he publicado dos volúmenes de cuentos, Natalia y otros relatos sólo para adultos (Ed. Idea, 2017) y Milena Velba y más relatos sólo para adultos (Ed. Ide, 2019), y tres novelas, Una isla a la deriva(Ed. Idea, 2018), Llevadme a ver el mar (Ed. Idea, 2021) y esta que ahora nos ocupa, El hijo del apotalado (Ed. Milenio, 2022).

P.- ¿Cuándo, cómo y por qué nace "El hijo del apotalado"?

R.- Durante el verano del 2019, un buen amigo me prestó un libro titulado La represión franquista en la isla de El Hierro de Miguel Angel Cabrera Acosta, publicado en 1985. Leyéndolo me topé con un nombre que me llamó poderosamente la atención: Pastor Fonte. Y en el texto se apuntaba que fue el número dos de la Falange Española en la isla y que había sido un canalla. Mi sorpresa fue mayúscula, pues teniendo el mismo apellido, nunca había oído hablar de este hombre, así qué movido por la curiosidad, empecé a preguntar a familiares y amigos por él, hasta que alguien me dijo que Pastor Fonte fue primo hermano de mi abuelo. En ese mismo momento, entendí que yo, como escritor,pero, sobre todo, como Fonte, debía contar esta historia.

P.- ¿Cómo se ha documentado? ¿Cuánto tardó en escribirla?

R.- El punto de partida fue, como siempre hago, las bibliotecas y los archivos oficiales. En este caso, consulté muchos libros sobre la Guerra Civil en Canarias y sobre los duros años de la represión. También indagué en los archivos de la Delegación del Gobierno en El Hierro, y en el Archivo Provincial de Santa Cruz de Tenerife. Pero, sobre todo, hablé con la gente. Realicé docenas de entrevistas, me reuní con multitud de hijos de represaliados testigos directos de lo que pasó en aquellos años, estuve en las casas de familiares y amigos… creo que no había tomado tantos cafés desde los años de la universidad. Desde el principio, entendí que era muy importante documentarme de viva voz, con los familiares de las víctimas… también hablé con algunos testigos del otro bando, claro. Mi principal objetivo siempre fue la objetividad, contar unos hechos tal y como habían pasado. No juzgar, solo narrar.  

La investigación duró cerca de un año. Y la redacción del texto me llevó dos años más. Aunque a lo largo del proceso, ambas se mezclaron, ya que en cuanto se corrió la voz de que estaba escribiendo esta historia, mucha gente se iba poniendo en contacto conmigo para contarme recuerdos de cosas que sus padres les habían confesado, anécdotas, fotos, diarios, etc.

P.- En la península se encuentran víctimas en 'cunetas'. En las islas se encuentran ¿en...?

R.- En Canarias, la principal forma de deshacerse de los cadáveres de los represaliados fue tirándolos por tubos volcánicos, como el de la Sima de Jinámar en Gran Canaria, de 80 metros de profundidad, y donde ya se han encontrado casi un centenar de cadáveres. Pero, sobre todo, la práctica más habitual era el apotalamiento. De ahí el título de la novela.

Atracados a las afueras tanto del muelle de Santa Cruz de Tenerife como en el de Las Palmas de Gran Canaria, había varios barcos-prisión. Por las noches, a los presos que se iban a ajusticiar, se los llevaban en pequeñas barcas hasta una zona de aguas profundas, se los metían en sacos de papas y los tiraban por la borda atados a grandes piedras. Como al principio vieron que algunas de las piedras se desataban, acabaron “perfeccionando la técnica” y metían las piedras directamente en los sacos. En Canarias, el mayor cementerio de víctimas de franquismo no está en tierra firme, ni en las cunetas de las carreteras. Aquí está en las fosas marinas que rodean las islas, a más de 500 metros de profundidad.  

P.- ¿Se sabe, a ciencia cierta, cuántos campos de concentración hubo en España?

R.- Hoy en día, que ya se ha podido investigar bien, se sabe que existieron más de 300 campos de concentración a lo largo y ancho de todo el territorio nacional. 300 campos que estuvieron en activo durante más de quince años y por el que pasaron miles y miles de españoles (porque, aunque ahora algunos lo nieguen, los rojos también eran españoles). Las cifras son espeluznantes.

En 2019, Carlos Hernández de Miguel publicó un libro muy interesante (y muy recomendable) sobre este dramático tema: Los campos de concentración de Franco: Sometimiento, torturas y muerte tras las alambradas (Ed. B).

P.- ¿Hay miedo, aún, a hablar de lo que ocurrió en la guerra del 36 y posteriormente?

R.- Cada vez menos. Ten en cuenta que ya han pasado 80 años. Es mucho tiempo. Lo que sí he notado es que hay mucho desconocimiento… e incluso puede que algo de desinterés. Ya apenas quedan vivos testigos directos de la Guerra. Y sus hijos y nietos lo que recuerdan era que sus padres o abuelos les decían que “de eso mejor no se habla”. Miedo tuvieron nuestros abuelos. Hoy, insisto, lo que hay es desconocimiento.

P.- ¿Cuánto hubo de venganzas personales en las represiones; más allá de las ideológicas?

R.- Uff, eso fue algo terrible. Y más aún en los pueblos pequeños, o en una isla cono El Hierro, que en 1936 apenas contaba con diez mil habitantes. Buena parte de las denuncias a la Guardia Civil que encontré en el Archivo de la Delegación del Gobierno provenían de vecinos. Algo terrible. Muy triste. Porque el que denunciaba sabía perfectamente lo que iba a ocurrir: todas las denuncias acarreaban una detención, un encarcelamiento y, en el peor de los casos, un ajusticiamiento. Además, la familia del detenido tenía que pagar una multa, la cual en muchas ocasiones era tan cuantiosa que para poder pagarla no les quedaba más remedio que vender una finca, o un terrenito, o sus propias casas. Eso propició que se fomentaran las denuncias entre vecinos con terrenos colindantes.  

P.- ¿Qué relación tiene usted con Pastor Fonte?

R.- Bueno, como dije antes, Pastor Fonte era primo hermano de mi abuelo Benigno. Primo hermano, así que se puede decir que era familia directa. Sin embargo, en aquella época, ambas ramas de la familia ya estaban separadas, y apenas había contacto entre ellas. Además, Pastor Fonte y sus hijos se fueron de El Hierro a mediados de los años 50 y nunca más volvieron. Se puede decir que fueron tanto los abusos de poder, los actos de violencia, las injusticias que cometieron…, la leña que dieron, que la isla los echó.

P.- ¿Hay alguna similitud entre "El hijo del apotalado" y la película "Guarapo"?

R.- La cinta de los hermanos Ríos comienza con un apotalamiento y también se desarrolla durante los duros años de la postguerra en la isla de La Gomera, pero ellos centran más la historia en la emigración a América. Pero se puede decir que ambas obras reflejan bien cómo era la vida en aquella época.

P.- ¿Qué pretende conseguir con la publicación de su novela?

R.- En principio, mi intención fue la de contar la historia tal y como había ocurrido. Pero es evidente que ha acabado teniendo cierto aire reivindicativo. Es imposible mantenerse impasible ante tanta injusticia, ante tanta crueldad, ante tanta sinrazón. Ahora bien, cuando decidí utilizar los nombres reales, tanto de las víctimas como de los verdugos, no pretendía buscar revancha. No se trata de venganza, sino de justicia. Contar la verdad. Porque hoy, ochenta años después de aquellos hechos, ya ha pasado tiempo más que suficiente como para poderlo contar. Quizás, incluso, se tenía que haber podido hacer mucho antes.  

P.- Como lector, prefiere ¿libro electrónico, papel o audio libro? ¿Qué está leyendo ahora mismo? Recomiende, por favor, un par de títulos.

R.- Como lector leo en cualquier formato. Me gustan más los libros de papel, pero es evidente que, por ejemplo, a la hora de viajar, el Ebook es mucho más cómodo. Lo importante es leer, el soporte en el que se haga es algo secundario.

Acabo de terminar 1793, de Niklas Natt ochDag. Y aunque no soy muy lector de novela negra, me ha gustado, pues logra algo que es fundamental en un libro: trasladarte a la época donde se desarrolla la historia.

Antes leí, Son de mar, de Manuel Vicent. Extraordinaria.

Pero si debo centrarme en un libro, siempre recomiendo El amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García Márquez. Y, también, Los gozos y las sombras, de Gonzalo Torrente Ballester (aunque estos son tres), porque fueron lecturas que me marcaron mucho a la hora de querer ser escritor.

P.- ¿Qué manías tiene usted a la hora de escribir?

R.- Bueno, no soy un escritor especialmente maniático. Puedo escribir en cualquier sitio (la sala de espera de un médico, en un avión, en medio de la calle, en un parque), y utilizo cualquier medio (una libreta, el portátil, el móvil…, lo que primero tenga a mano). Quizás, por decir algo, lo más destacable es que me gusta empezar y terminar de escribir una novela en el mismo sitio: mi casa en el pueblo de El Tamaduste (en El Hierro).

P.- Relate alguna curiosidad literaria personal que le haya ocurrido y no ha desvelado hasta ahora... si la hubiere.

R.- Cuando un desconocido me escribe (o me para por la calle) para decirme que la novela le ha emocionado tanto que no ha podido parar de llorar. Eso me ocurrió sobre todo con Llevadme a ver el mar, que es una novela romántica que cuenta la historia (real) de amor entre el noble don Jerónimo de Grimón y Rojas y la monja sor Úrsula de San Pedro, que tuvo lugar en la ciudad de San Cristóbal de La Laguna durante la primavera de 1651.

P.- Venda su libro ¿por qué hay que leer "El hijo del apotalado"?

R.- Lo he contado muchas veces durante la promoción de la novela. Creo que hay que leer El hijo del apotalado porque, sin intención de molestar a nadie (pero sabiendo que va a ser así), la novela aborda uno de los periodos más tristes de nuestra reciente historia, poniéndole nombre y cara tanto a las víctimas como a sus verdugos. Y la escribí así porque considero que son hechos que nunca debieron haber ocurrido y que nunca deberían volver a repetirse. Ni en El Hierro ni en ningún otro sitio. Y la mejor forma de que eso ocurra es contando la verdad tal y como ocurrió. Para que no la olvidemos.

P.- Sus planes a corto y medio plazo ¿son?

R.- Tengo varios proyectos en marcha. El más avanzado, que verá la luz en abril del año que viene, es un pequeño libro epistolar sobre los diez días que The Beatles pasaron en Tenerife en abril de 1963, justo antes de que estallara la beatlemanía y todavía eran unos auténticos desconocidos.

Después, he novelado dos crímenes muy truculentos que tuvieron lugar en las islas: uno en 1970 en Tenerife (conocido como el Caso Alexander), y para el otro regreso de nuevo a El Hierro para contar la historia de un personaje muy peculiar al que apodaban el Toro Suizo. Son dos novelas diferentes que, espero, se publiquen entre 2023 y 2024.