Rincón Literario de Paco Marín: “El sacrificio del cordero”
TÍTULO: El sacrificio del cordero
AUTOR: Fernando Gómez Recio
EDITA: Algaida (2020)
Encuadernación: Rústica con solapas. Tamaño:15,5 x 23 cm. Número de páginas: 352. PVP: 20,00 €. ISBN: 978-84-9189-389-9
«III PREMIO DE NOVELA POLICÍA NACIONAL»
Digna historia para un premio como el “Premio de Novela Policía Nacional”. Historia que se fundamenta en cuatro pilares: Ansia de venganza por los maltratos recibidos en la niñez, por parte del personaje central. Patología derivada en la creencia de ser un enviado divino para hacer “limpieza de maldad” en la tierra. Un segundo personaje, un fiscal, que desarrolla su día a día de una manera curiosa y no conforme con su superior más inmediato, y que por motivos personalesse enfrenta con «el asesino» en una formadistinta a la que se espera de un fiscal. Por último, un cuarto pilar, muy interesante la forma de enfrentar ciertos sucesos de la narración tal es describir desde dos puntos de vista distintos una misma situación… muy curiosa esta manera de narrar. Muy curiosa la forma de entrar en la mente del asesino…
La aparición, por segunda vez, de un cadáver en el parque de una capital de provincias resulta tan sorprendente como inquietante. Hay demasiadas similitudes entre ambos asesinatos y un idéntico ‘modus operandi’, pero la hipótesis de un sicario o un asesino en serie resulta tan peregrina como «afirmar que un feroz tigre de Bengala campa por la meseta castellana».
El fiscal Antonio Lorente se hará cargo del caso sin saber que su única forma de sobrevivir, la única manera de protegerse, será dejarse contagiar por las obsesiones del asesino, para así entenderlo y destruirlo antes de que acabe con lo que más quiere. Y su principal amenaza será convertirse en aquello que trata de combatir.
Pasen y lean El sacrificio del cordero, pues muy posiblemente lean algo distinto a lo que están acostumbrados y, al mismo tiempo, sin saberlo acompañaran a un auténtico ‘paranoico’. ¡Felicidades Fernando!
Fernando Gómez Recio (Valladolid, 1969). Tras estudiar Derecho y aprobar las oposiciones de acceso a la carrera fiscal en 1997, se incorporó a la Fiscalía de Huelva, donde tuvo a su cargo la Sección de Reforma y Protección de Menores, y más tarde la delegación de delitos contra el Medio Ambiente. En el año 2006, en la Fiscalía de Almería, fue coordinador de delitos contra el Urbanismo y Ordenación del Territorio. Y ya en 2007, delegado de Extranjería y lucha contra los delitos de trata de personas en la Fiscalía de Álava. Desde 2011 es fiscal de Vigilancia Penitenciaria y coordinador de juicios por jurado en la Fiscalía de Burgos. Autor de numerosas publicaciones jurídicas, Perderlo todo fue su primera novela, a la que sigue El sacrificio del cordero, merecedora del III Premio de Novela Policía Nacional.
Iniciamos el año 2021 departiendo con Fernando Gómez Recio… Un placer…
P.- Por favor, presente a Fernando Gómez Recio.
R.- Es una tarea complicada describirse a uno mismo sin ponerse trascendente. Si tuviera que hacerlo, y al parecer es hora de hacerlo, diría que Fernando Gómez es un fiscal que ha escrito un par de novelas, y al que la vida se la haría muy aburrida sin el derecho, el cine y la literatura.
P.- ¿Desde cuándo escribe y por qué? ¿Qué le ha supuesto la obtención del "III PREMIO DE NOVELA POLICÍA NACIONAL"?
R.- Escribo desde que, al cumplir los cuarenta y tantos, me di cuenta de que mi proyecto de escribir en el futuro, sin prisa ninguna porque tenía toda la vida por delante, se estaba retrasando en demasía, considerando que ya tenía más de la mitad de la vida por detrás. El reconocimiento que supone el Premio de Novela de la Policía Nacional me anima a seguir escribiendo y también, a qué negarlo, me ha hecho pensar que tal vez debía haber empezado un poco antes.
P.- ¿Cuándo, cómo y por qué nace El sacrificio del cordero?
R.- No sabría decirlo. De alguna manera las historias están ahí, como las montañas, los alpinistas las escalan por esa sola razón. Cuando tienes una historia ahí, como las montañas, la única manera de escalarla es sentarse y ponerse a escribir. Y, como las guerras, cuando terminas con ella no sabes por qué empezó ni las causas que te llevaron a emprenderla.
P.- ¿Cómo se ha documentado, amén de su propia experiencia?
R.- Para esta novela la documentación no ha sido necesaria. El paisaje en el que transcurre, la ambientación, las descripciones de lugares y modos de actuar son los que cualquier persona relacionada con el mundo de la justicia en España reconocerá del día a día. Quien espere encontrar un fiscal americano pidiendo penas de muerte para así llegar a Gobernador del gran Estado de Nebraska quedará profundamente decepcionado.
P.- ¿Encierra El sacrificio del cordero cuestiones reales?
R.- Pues lo cierto es que, aunque el telón de la novela es la realidad de cómo actúan en nuestro país jueces, fiscales, abogados y policías, las situaciones que se describen son inventadas y los personajes que actúan en la novela son ficticios, aunque se comporten como lo harían si fueran auténticos. Lo que sí pretende encerrar la novela son reflexiones sobre temas reales. Sobre la maldad como tema principal, sobre si los actos de maldad son consecuencia de una decisión personal o tal vez fruto de la enfermedad, o de la mala suerte, o del lugar en que nacemos. Sobre si, los que nos tenemos por buenas personas, lo seríamos en otras circunstancias.
P.- ¿Es difícil situarse en la mente de un asesino?
R.- Es imposible. Como fiscal de vigilancia penitenciaria he tenido ocasión de hablar con muchas personas que han matado. Y las circunstancias de cada una, sus motivos, sus reacciones, su remordimiento incluso, el que lo tiene, son totalmente diferentes. Puedes llegar a intuir, a fabular, a imaginar lo que hay detrás de las palabras que te cuentan, pero creo sinceramente que es imposible ponerse en la piel de quien ha llegado a cometer un homicidio…, sin cometerlo, claro está.
P.- Hay una imagen, en la historia, muy dura del mundillo jurídico... malas caras, peleas... ¿Así es en la realidad?
R.- Me temo que es todo mucho más tranquilo, en la generalidad de las ocasiones. Jueces, fiscales, abogados, policías, tenemos una relación de cordialidad y a veces de amistad, sobre todo en las localidades pequeñas. Las rivalidades y los enfrentamientos que la novela cuenta son de todo punto excepcionales y por eso son, creo, interesantes.
P.- En sus historias, prefiere ¿psicología o sangre? ¿Cuál es su arma favorita a la hora de matar?
R.- La sangre es absolutamente inofensiva, créanme. Es siempre la consecuencia. Lo que en verdad da miedo son los motivos y las razones de quien la derrama. Lo aterrador es lo que bulle en la cabeza del sujeto que lleva la navaja en la mano. La navaja, en realidad, puede no ser más que un cuchillo inofensivo en manos de quien está pelando una manzana.
P.- ¿Cuáles son sus géneros y autores favoritos?
R.- En este punto tendría que intentar recordar qué libro he releído más veces y de ahí deducir mi género y autor. Y estaría muy ajustado entre Las aventuras de Tom Sawyery El retrato de Dorian Gray. Quizá lo que tengan en común Mark Twain y Oscar Wilde es el sentido del humor. Eduardo Mendoza en la actualidad podría ser su más que digno sucesor en mis preferencias literarias.
P.- ¿Tiene algún referente en el género negro?
R.- Volviendo otra vez al método de ver qué autor más he leído, Manuel Vázquez Montalbán y su serie de Carvalho se llevan la palma, desde luego.
P.- Como lector, que usa más: ¿libro electrónico, papel o audio libro? ¿Qué está leyendo ahora mismo?
R.- El libro en papel es el placer de siempre. El libro electrónico es un placer nuevo, y como todos los nuevos placeres… culpable. Con el audio libro no puedo, me duermo, siento que me están contando un cuento para arrullarme, y si la voz es bonita, peor me lo ponen.
Acabo de terminar de leer El monje una novela gótica de crímenes espeluznantes escrita por M.G. Lewis en el siglo XVIII, una curiosidad literaria que recomiendo a cualquier amante del género negro.
P.- ¿Qué manías tiene a la hora de escribir?
R.- Ninguna, me temo. Puedo escribir en cualquier lugar y horario cuando el trabajo y la familia me lo permiten. Me basta un ordenador portátil. Ya siento en esto no responder a un patrón de escritor maldito. Trataré de corregirme.
P.- Relate alguna curiosidad literaria personal que le haya ocurrido y no ha desvelado hasta ahora... si la hubiere.
R.- Es curioso que cuando mis hijos ven mi foto en la solapa de esta novela, o en la anterior, dicen que “parezco” un escritor “de verdad”. Y es más curioso aún que cuando soy yo quien ve la fotografía también pienso que “parezco” un escritor “de verdad”. Imagino que, para dejar de parecerlo y empezar a serlo, necesitaré un par de novelas más…, para convencerme a mí…, y un par de docenas más para convencer a mis hijos.
P.- Venda su libro ¿por qué hay que leer El sacrificio del cordero?
R.- Hay una razón. Es una novela negra diferente. Es distinta porque transcurre en un paisaje autóctono en el que las leyes que los personajes manejan son las actualmente vigentes, y en el que los fiscales, los policías, los jueces, se mueven como podrían hacerlo si en verdad les sucediesen las barbaridades que en la novela les ocurren. Y, sobre todo, es especial porque a pesar de ser una novela negra en la que se abordan los aspectos más oscuros del comportamiento humano, no renuncia al sentido del humor, ni prescinde de la ironía. Esto, cuando hablas de asesinatos, es un peligro y un desafío. Un peligro porque, si no se pilla el sarcasmo, quedas sin remedio como un cretino insensible. Puede ser entonces un desafío averiguar si quien escribió la novela sabe manejar la ironía, o por el contrario es un cretino insensible.
P.- Sus planes a corto y medio plazo ¿son?
R.- En este punto soy más “cholista” que el fiscal protagonista de la novela, impenitente atlético. Por lo tanto, partido a partido y novela a novela. Convencer al editor de que publique la siguiente es mi plan a corto, escribir la que siga a la siguiente es mi plan a medio. Hacer planes a largo en estas tristes épocas de pandemia es muy aventurado.