Rincón Literario de Paco Marín: “La muerte sabía a chocolate“

Rincón Literario de Paco Marín: “La muerte sabía a chocolate“

TÍTULO:     La muerte sabía a chocolate

AUTOR:      Pascal Buniet

EDITA:       M.A.R. Editor (2020)

Encuadernación: Rústica con solapas. Tamaño: 15 x 21,5 cm. Número de páginas: 290. PVP: 17,95 €. ISBN: 978-84-17433-26-0

Obra ganadora del IX Premio Wilkie Collins de Novela Negra

Parafraseando a Quevedo: “Erase un hombre a un libro pegado”. Comenzar a leer La muerte sabía a chocolate es lanzarse a no poderse despegar de la historia… escrita con una prosa límpida y cristalina, nos lleva de la mano en una investigación, cuando menos, peculiar. Si en Sombras en la meta nos planteó un problema de habitación cerrada, en esta nueva obra estamos casi, casi en una historia de, diría, pasillo cerrado… pasillo entre Steveren (Bélgica) y Tenerife (España).

Paso a paso nos descubre Pascal Buniet el alma y maneras de un ser abyecto y poco querido por sus conocidos y… familiares. Retrata perfectamente la maldad de Alfred Van Der Mersch.

Hundido por el fallecimiento de su esposa, el joven detective belga Bernard Decrequi decide cambiar de aire. Acepta la oferta del empresario Alfred Van Der Mersch, que pone a su disposición un alojamiento en un pueblo turístico del sur de la isla de Tenerife, donde suele pasar habitualmente el invierno. Al llegar a Tenerife Bernard se encuentra con una lujosa villa situada en un pueblo al borde del mar, lugar predilecto de los jubilados belgas. Descubre una comunidad de compatriotas que gira alrededor del restaurante “Estrella de Mar”, propiedad de un personaje atípico pero popular conocido como Pepe, el Belga.

Unos días después de su llegada Bernard se entera que Alfred Van Der Mersch, propietario de la fábrica de chocolate “Otelo”, ha sido asesinado en su casa el día en que él viajaba hacia la isla. Mientras en Bélgica el inexperto inspector Tony Bellanger investiga quién es en realidad el fallecido, Bernard en Tenerife se incorpora al mundo de los alegres jubilados y descubre que todo no es como parece. Una mujer será la clave de esta historia de enredos delictivos y de traiciones. En dos escenarios muy alejados que no tienen en apariencia nada en común. Aunque… la vida es larga y tortuosa, y la muerte puede llegar a tener sabor a chocolate.

No sólo de asesinatos y maldades vive el hombre… En La muerte sabía a chocolate tenemos misterio perfectamente dosificado amen de costumbrismo y vida de los jubilados belgas y no belgas en la hermosa isla de Tenerife.

Esperando con impaciencia la próxima entrega de Pascal Buniet.

Pascal Buniet (Saint-Pol-sur-Mer, Francia, 1952). Licenciado en filología inglesa por la Universidad de Lille, Francia. Vivió dos años en Irlanda, trabajó un año en el departamento de francés de la Universidad de Galway. En 1979 se traslada a Tenerife donde reside desde entonces. Es autor de las novelas Lágrimas en el mar, publicada en Francia con el título de Des larmes d’espoir, y en M.A.R. Editor de La verdadera historia de Gloria T y Sombras en la meta, publicada en Francia como L’ombre du coureur. Es un destacado ejemplo de Novela Enigma. Con La muerte sabía a chocolate ha ganado el IX Premio Wilkie Collins de Novela Negra entre174 obras recibidas desde 19 países.

Charla relajada con Pascal Buniet, en Tenerife… Gracias…

P.- Por favor, recuerde a los lectores quién es Pascal Buniet.

R.- Mi primera reacción a esa pregunta seria responder “c’est moi”. Soy francés, residente en Tenerife durante los últimos cuarenta años. He publicado mi primera novela Lágrimas en el mar en 2009, editorial Alhulia. Después siguió en 2014, La verdadera historia de Gloria T. publicada por M.A.R. editor, en 2018 Sombras en la meta, M.A.R. editor, y ahora acaba de salir La muerte sabía a chocolate, M.A.R. editor, que ganó el premio Wilkie Collins de novela negra.

He traducido al francés dos de mis novelas: Lágrimas en el mar (Des larmes d’espoir) y Sombras en la meta (L’ombre du coureur), están publicadas en Francia.

Quien quiere saber más me encontrará en www.pascalbuniet.com

P.- ¿Cuándo, cómo y por qué nace La muerte sabía a chocolate?

R.- La base, el hilo del cual he ido tirando para ir creando la trama nace de una experiencia personal.  Durante años he tenido una tasca en zona turística frecuentada por turistas, muchos de ellos jubilados. Me llamaba la atención la facilidad con la que esos visitantes, por estar lejos de sus puntos de residencia original, confiaban intimidades de su hogar allá en su país, usando las nuevas tecnologías sin darse cuenta que podría representar un peligro. Eso es la semilla de partida. A eso le podemos añadir que el interior de la barra de un bar es un puesto de observación perfecto para conocer a los seres humanos. Uno de los personajes de la novela, lanza en broma la siguiente adivinanza: “¿Que tienen en común un bar y una iglesia?”. La respuesta que da es “El vino y el confesonario”. Después de unas copas los clientes pueden llegar a contar sus intimidades que puede aprovechar quien tiene malas intenciones.

P.- ¿Cuál es el nexo de unión entre el pueblo Steveren en Bélgica y Tenerife en España?

R.- La novela se desarrolla en dos escenarios en paralelo. Por una parte, el pueblo de Steveren en Bélgica donde se encuentra la fábrica de chocolate Otelo cuyo propietario Alfred Van Der Mersch es asesinado. Por otra parte, un pueblo turístico del sur de Tenerife donde la víctima solía pasar el invierno en una comunidad de alegres jubilados de su misma nacionalidad.

Al día posterior a la muerte del empresario llega a Tenerife el joven detective Bernard Decrequi. El chocolatero le había prestado su villa para que vaya a recuperarse de la depresión causada por el recién fallecimiento de su joven esposa.

Mientras en Bélgica el inexperto inspector Tony Ballenger trata de descubrir quién mató a Alfred Van Der Mersch, en Tenerife Bernard se incorpora a esa comunidad de jubilados y descubre que todo no es como parece. Son dos lugares alejados geográficamente que no tienen nada en común, aunque…

P.- ¿Encierra algún mensaje el contenido de esta novela?

R.- Más que mensaje, diría que contiene reflexiones en torno a la vida y la forma en que la encajamos.

El tema de la muerte aparece desde diferentes ángulos en esa novela, así como actitudes frente a la muerte. Por una parte, Bernard, el joven viudo que tiene toda la vida por delante ha perdido todo interés por seguir viviendo. Se encuentra en un lugar con gentes mayores cuya esperanza de vida es corta, pero tienen una sed de vida y de querer aprovechar al máximo lo que les queda. Eso le ayudará a replantearse su futuro mientras encontrará otro personaje muy fuerte que le aconsejará cargar solamente con lo bueno. El futuro está delante, de nada sirve sufrir mirando atrás.

Como dije, no pretendo mandar mensajes, son solo reflexiones sobre formas de plantearse la vida. Que haga con eso cada uno lo que le convenga.

P.- ¿Existe, realmente, la fábrica de chocolate "Otelo"? y si no existe... ¿por qué el nombre Otelo?

R.- No, no existe Otelo, pero... Para quedar lo más cerca posible de la realidad, he estado investigando como funciona una fábrica de chocolate y al escribir mi historia he usado como modelo una que sí existe y se llama Hamlet. Chocolat Hamlet. De Hamlet pasé a Otelo. Shakespeare estará dando vueltas en su tumba pensando que la muerte sabe a chocolate.

P.- ¿Por qué escribe en español, siendo usted francés?

R.- Llevo cuarenta años viviendo en Tenerife y el español es el idioma que uso habitualmente en mi vida diaria. Cuando empecé a escribir no me planteé en qué idioma iba a hacerlo, aunque entonces no me imaginé que iba a escribir todo lo que he escrito hasta ahora y no pienso parar.

He traducido dos de mis novelas en francés, en cierto modo puedo decir que escribo también en francés.

Se dice que el traductor puede llegar a traicionar el pensamiento del autor. Yo por lo menos voy seguro…

P.- Por favor... háblenos de la portada. Distinta a las "normales" de novela negra.

R.- La portada está gustando por ser original. Representa el mantel rojo con puntitos blancos de una mesa en la cual están colocados una taza de chocolate y tres fotos. Una en blanco y negro representa la fachada de una panadería antigua. Las otras son, por una parte, una mujer rubia elegante y, por otra, una chica mulata de piel de color… chocolate. Quien lee la novela irá entendiendo poco a poco que son elementos clave de la trama representados simbólicamente.

P.- ¿Qué le supone a nivel personal la obtención del IX Premio Wilkie Collins de Novela Negra?

R.- Recibir un premio es un honor y una satisfacción por el reconocimiento a la calidad de la obra. Da ánimo para seguir adelante. Además, la lista de autores que han recibido cuenta con personas con prestigio, y estar ahí da gusto.

P.- Venda su novela ¿por qué hay que leer La muerte sabía a chocolate?

R.- Podría decir que el lector se va a quedar enganchado por la trama, lo que no sería muy original ya que la esencia de una novela negra es enganchar al lector. Así que además de eso lo que la hace especial son esos dos escenarios que no tienen nada en común, donde dos investigadores actúan en paralelo, uno busca y no encuentra mientras que el otro no busca, pero observa. Ritmos y ambientes opuestos donde filtran la humedad de Bélgica y el sol de Tenerife. Unos personajes que disfrutan de un pasado aparentemente olvidado y otros que esperan que la venganza les traiga la paz.

Así que más que enganchar, La muerte sabía a chocolate atrapa y envuelve, solo hay que dejarse llevar.

P.- Sus planes a corto y medio plazo ¿son?

R.- He empezado una nueva novela que avanza poco a poco y de la cual es todavía pronto para dar detalles. Próximamente empezaré la traducción de La muerte sabía a chocolate al francés.

Además, espero poder promocionar La muerte sabía a chocolate en eventos como se merece. Pero eso, en la situación actual, no depende solo de mí.