Pensando en voz alta. Aceptar las críticas
El lunes de la pasada semana, día 6, mi ‘pensando’ de lo dediqué al “Día de la mujer”. Recibí opiniones y críticas de todo tipo, opiniones y críticas de las cuales tomo nota. Pero, hubo una, en particular, que me llamó poderosamente la atención. Les pongo en situación: A través del WhatsApp de mi teléfono alguien comenta la columna; no estaba para nada de acuerdo con ella; y como si yo no la hubiese redactado señala «¿Por qué no celebrar el día del hombre?, dicen…». ‘Dicen’, insisto, como si yo no fuese el autor y esta persona me lo estuviese comentando.
Decirle, si me vuelve a leer, que tomo nota de cada uno de los pensamientos que en dicho mensaje vierte y que le agradezco sus palabras de todo corazón.
¿Todo el mundo acepta las críticas? ¿Todo el mundo se para a pensar en lo que le dicen? ¿Todo el mundo duda? Aquí, no tengo más remedio que volver a recordar una vez más las palabras de Voltaire «La ignorancia afirma o niega rotundamente, la ciencia duda». Desde la primera vez que la leí la hice mía…procuro estar más cerca de la ciencia que de la ignorancia. Por eso no me creo cuando redacto mis pensamientos que estoy en posesión absoluta de la certeza o de la negación; no, cuando acabo de redactar siempre me queda un poso de inseguridad, en definitiva, de duda.
El pasado sábado, día 11, una persona a la que tengo en alta estima y aprecio me preguntó: “¿Aceptas las críticas?” con toda rotundidad le contesté que “sí”.
Aceptar las críticas es un aspecto importante para nuestro crecimiento personal, pero es fundamental que cuando se nos presentan, no nos dejemos abrumar por ellas. Las críticas son simplemente opiniones, nada más que eso. De esa forma debemos asumirlas, como el punto de vista único y exclusivo de una persona. Aceptar críticas constructivas de nuestro entorno nos ayuda a adaptarnos mejor a diversas situaciones, mientras que el elogio puede debilitarnos haciendo que disminuya nuestro esfuerzo en las cualidades halagadas.
Podríamos estar mucho tiempo hablando y opinando del tema, pero, para no cansarles, anotaré unos pocos pensamientos más. Los seres humanos, parece ser, que estamos diseñados genéticamente para fijarnos más en los aspectos negativos que en los positivos. Le damos más importancia a las críticas que a los halagos.
A pesar del sesgo de negatividad que conlleva una apreciación, hemos de dejar muy claro que no toda opinión que recibimos es mala. Pienso que algunas críticas son de gran valor para reiniciarnos nosotros mismos y mejorar en cosas que quizás no habíamos notado.
Señalo que también hay que “analizar” de quien viene una crítica determinada. La importancia que hemos de dar a una valoración depende en gran medida de la fuente de la que la hemos recibido, pues si se es enjuiciado por alguien en quien no vemos ascendencia para el asunto que nos cuestiona, quizás le demos menos importancia.
Para ir arribando a puerto hemos de tener muy claro nuestro criterio para distinguir entre esas críticas que pretenden ayudarnos a crecer y mejorar, y esas que solo buscan boicotearnos o afectar nuestro ánimo -muy de moda en ciertos ambientes actualmente-.
Finalizo. Para aceptar las críticas es fundamental y necesario asumir que cada persona piensa, siente y se expresa de una manera única, que puede no concordar con nosotros, mas, hemos de ser generosos y aceptar las críticas.