Opinión

“A esta ronda invita la casa”, Ramón Galindo

“A esta ronda invita la casa”, Ramón Galindo

Y con esto poco a poco, echando mano del refranero, aquí el que no corre vuela. No seré yo el que tenga que hacer un resumen recordatorio, que ahora solo de memoria de todos los clanes familiares que en el mundo de la política española muy recientemente se han aprovechado de los trenes baratos, desde los tiempos inmemoriales de los hermanos Guerra, de los cuales Juan Guerra incluso montó el despacho de “chanchullos y Cia” en la propia Delegación del Gobierno y Antonio Guerra se pavoneaba por los bares luciendo una pistola a la vez que mostraba una fotografía de su hermano Alfonso a modo de licencia, hasta los aciagos actuales días en los que el ranking lo encabezan los Pujol, o la Alcaldesa de Barcelona que está investigada por corrupción, o las andanzas del marido de la Directora General de la Guardia Civil, o el oscuro asunto de la Presidente Balear por el repugnante tema de las menores tuteladas prostituidas; de Ábalos ya ni hablamos que adjudicó 53 millones de euros a una empresa que misteriosamente antes facturaba cero; del marido de la Calviño que gestiona fondos europeos de los que su propia esposa es responsable de adjudicar, o de la adjudicación en el BOE del Ministerio de Sanidad a empresas sin dirección conocida, o de la compra de material por parte del Gobierno de Sánchez de mas de 263 millones de euros a una empresa condenada por estafa. Ya en mis pasados “puros de los domingos” me hacía la misma pregunta cuando a la pandemia me refería además de los chinos ¡Claro está! ¿Quién gana pasta gansa con todo esto?

 

Pero no nos engañemos, el asunto de esta semana no es ese, este no es el caso, aquí lo que sucede es distinto, esto por mas que lo hayan querido disfrazar de trafico de influencias no era mas que un reto de cantina del Oeste, un cruce de miradas enjutas al son de las teclas de un desafinado piano, en el que el Cowboy que se consideraba el mas rápido al norte del Segura y el Manzanares, que mientras apoyado en la barra, con un ojo fijado en las dobles puertas de doble bisagra y el otro en el espejo de detrás del mostrador, escuchaba los susurrantes y provocadores cotilleos de taberna que le espetaba el teclista del salón. El Cowboy lucia espuelas de plata, canana en cuero avellana al cinto con pistolera ribeteada y un Colt Peacemaker seis tiros con cachas de nácar, su sombrero Stetson apoyado ligeramente en el entrecejo se movía al ritmo que su mandíbula, no estaba claro si mascaba tabaco o rechupeteaba huesos de aceituna, y estaba viendo tambalear su fama del mas veloz, por una damisela de tacón alto, medias de rejilla y vestidos de encaje con tan solo una pequeña Derringer damasquinada en oro de dos cañones sujeta en el elástico del liguero y a quienes su dulce canto y belleza enamoraba a los vaqueros y mineros que normalmente acuden al salón a refrescar el gaznate. Y cuyo duelo no se va a consumar, no llegaran a desenfundar y van a acabar con un “la casa invita a esta ronda” al tiempo que aumentará la música de violines, acordeón y armónicas para evitar que suenen los tiros, huela a pólvora y corra la sangre. La única bala perdida se la ha llevado el pianista de la cantina, que por las tardes ejercía de fontanero, que bastante suerte tuvo allá por sus andanzas cubanas y la fortuna no es eterna. No pasa nada en este país nos tenemos que ir acostumbrando a que igual que se pasa de cajera a ministra, se puede pasar de Coordinador General del Ayuntamiento de Madrid a repartidor de pizzas, pues con su preparación no le puede llegar a mas, y ahora el pequeño Sheriff de este pueblo tiene la oportunidad servida en bandeja de plata de cerrar las puertas giratorias, y hacer salir volando atravesando la emplomada vidriera de colores del escaparate del bar, al herido de la bala perdida hasta caer en el abrevadero de la puerta a esperar que el doctor, si lo hubiera, con su maletín o en su defecto el barbero del pueblo con su mandil, lo recojan de entre el barro y el estiércol para practicarle las curas de emergencia. Lo que no entiendo es como con un cargo tan importante y que debe acarrear tanto trabajo, aún le quedaba tiempo para dedicarse a arreglar las tuberías de Génova, que aún así a pesar de su dilatada experiencia y aunque con antecedentes de manejar mal la carreta o cargado de licor –seguramente para no tener que dar dos viajes- ha aflojado la tuerca que no debía.

Evidentemente es desgaste existe y ante un desafío como este las heridas quedan sin cicatrizar del todo y en política solo existe una medicina, contentar con sillones y como el caso es que los desafiantes tienen las mejores monturas, por ahora permanecerán cabalgando, el remedio de “la casa invita a una ronda” solo sirve para apaciguar ánimos momentáneamente y aunque el pianista haya sido defenestrado, otra víctima, la corista Cayetana haya terminado definitivamente de firmar su finiquito de su contrato en este elenco ¡Una lastima porque canta muy bien! ¡Pero quien sabe! si en el próximo duelo -que lo habrá- fluye la sangre y mas de uno se cae del caballo, igual dos cabalgan juntas, solo queda recordar al malo de la película, otro cowboy que también dicen que achuchó al Sherif del Condado de Génova pasándole pasquines sin pruebas desde su rancho en Moncloa, que en tiempos tuvo que huir a California escapándose de los tiros por la espalda de su propia cuadrilla y ahora es el patrón.

Y así transcurre este domingo , que como de costumbre en la sobremesa aprovecho para encender el puro y tomar el café que en perjuicio de mi salud y a la vuestra os dedico y aprovecho para mandar un fuerte abrazo, hoy especialmente para las familias de los pescadores de Marín.

RAMON GALINDO