“¡ARREGLARLO TÚ!”
Y con esto poco a poco Zapatero vio brotes verdes y Antonio vislumbró luces al final del túnel, pero a la primera de cambio se lo han dicho a la cara: “¡ARREGLARLO TÚ!” Por lo visto aquí tiene que aparecer el viejo y a la vez sabio del lugar para poner las cosas en su sitio. No recuerdo bien, -ni quiero recordar- quien fue el lumbreras que sugirió bombardear el volcán de La Palma, pero cualquiera que sea la decisión que tomen estos mendas va por el mismo camino. Sin ir más lejos se trata de premiar con limosna a los que no trabajan o no han trabajado ¡Pero! y aquí está el quid de la cuestión, que no trabajan o no han trabajado porque no hayan podido o porque no hayan querido, que rápidamente se convierte en otra cosa que aunque parecido no es igual “quid pro quo” o lo que viene a ser una cosa a cambio de otra “yo te mantengo y tú me votas”.
Esta es la forma que tiene el menda de arreglar las cosas, comprar votos, pactar con herederos de ideología asesina, con los que buscan el desmembramiento del País y por supuesto rodearse de una corte de incapaces y pelotas que no duden ni un segundo de su ya paupérrimo liderazgo y el caso es que le está yendo bien, todos se tragan el anzuelo y ahí están chupando del bote, del gran bote que mantienen los que cotizan. Y “cotizar” aunque a alguno le suena a whisky escocés, en realidad es lo que “amokinamos” cuando contratamos a alguien para trabajar, cuando nos contratan para trabajar, cuando heredamos, cuando compramos y cuando vendemos y que toda esa pasta es la que después utilizan para mantener a los que no hacen nada y repito e insisto porque no quieren, no les hace falta o porque entre eso y algún chanchullo “en negro” tiran “p´alante”.
Tanto es el efecto que produce este fenómeno, que miles de personas de otros países se juegan la vida para llegar hasta esta “jauja” de tierra prometida, donde aquí todo vale. Donde se meten en una casa y piden unas pizzas para obtener el recibo como justificante de vivir ahí, mientras su ocupante está en el hospital o de vacaciones, que lleva toda la vida pagándola (excepto como cierto chalet de Galapagar que tiene veinte Guardias Civiles en la puerta) y cuando vuelve se encuentra con la sorpresa, llama a la policía e inicia el penoso y largo trámite judicial, que por supuesto tiene que seguir pagando la luz porque sino la empresa suministradora te reclama, el agua ídem de lo mismo, el IBI porque sí no el ayuntamiento te embarga, de la hipoteca ni hablamos y ay de ti si no pagas algo que como te metan en el fichero, ni vuelves a poder tener otro contrato de agua o luz, ni te vuelven a dar un crédito ni en el Carrefour para comprar un ventilador. Mientras los ocupantes viven felizmente en tu casa con el aire acondicionado a toda pastilla, cuando pasen no menos de dos años y llegues al juicio, posiblemente tendrá más credibilidad judicial para demostrar quien moraba en la casa, aquel ticket de las pizzas, que la escritura, el recibo del IBI, las cuotas de la comunidad de propietarios y las declaraciones de testimoniales de los vecinos, pero al final te devolverán la casa, no me entretengo en definir en qué estado.
Este es el estado de derecho que han gestado y en el que han convertido la democracia, en currantes paganinis y en gandules mantenidos, porque esa es su filosofía de vida y este es el efecto llamada que tantas vidas cuesta. Si les dijéramos que aquí para tener una vivienda decente hay que trabajar más de 25 años y que hay que madrugar todos los días, que hay que respetar los derechos de los demás antes de reclamar los propios y si se les explica que aquí las mujeres visten con falda corta o blusas transparentes porque les apetece y no porque quieran provocar a nadie, quizás vendrían menos.
Por esto y por mucho más Pedro, tú no arreglas nada, excepto tú vida.
Hoy, sin puro pero con aguas cristalinas y aire puro, a vuestra salud y también a la mía me doy un baño y como de costumbre aprovecho esta tarde del domingo para enviar un fuerte abrazo a amigos y familiares.
RAMON GALINDO