Opinión

La crisis de identidad, nuestra causa raíz

La crisis de identidad, nuestra causa raíz

La crisis de identidad, nuestra causa raíz.

 

¿Cómo afecta la identidad de un pueblo a su gente? ¿Es realmente tan importante y decisivo este concepto intangible en la vida de los ciudadanos? ¿Qué importancia le dan las personas al amor por su tierra, su cultura, sus costumbres y, en resumidas cuentas, a su identidad colectiva? ¿Es la identidad de un pueblo un concepto objetivo e inamovible, o por el contrario está sujeto a opinión, evolución y manipulación? ¿Es la identidad un factor decisivo para la creación de una provincia, una nación o un estado? ¿Debe la identidad regirse y respetarse por el curso de la historia?

La mayoría de estas preguntas pueden suscitar un debate interesante entre familiares y amigos obteniendo diversas respuestas que no atienden a una ideología particular, ya que, en materia de identidad, la respuesta puede ser transversal sin que el componente ideológico determine la respuesta.

En lo que respecta a la identidad de mi tierra, Cartagena, muchos ciudadanos contemplamos con tristeza y otros con resignación la usurpación y el daño que se le hace a la misma. No puede a nadie sorprender la constatación de que en la Región de Murcia no existe ningún arraigo o sentimiento de pertenencia autonómico o, de existir, es francamente residual.

En nuestra región, como muchos saben, no pueden contemplarse estampas como la de coruñeses y vigueses, abrazando con sana rivalidad su misma bandera gallega. De la misma manera que tampoco cantamos nuestro himno (¿acaso existe?) como ovetenses y gijonenses el “Asturias Patria querida”. La causa raíz es de sobra conocida por la mayoría de los ciudadanos y por la clase política que nos gobierna. El sureste español es una tierra rica en historia y matices, con pueblos y ciudades que hunden sus raíces en una pluralidad de civilizaciones y culturas que han ido confeccionando una idiosincrasia particular y muy diversa y que ha dado lugar de este modo a que no exista una única y monolítica identidad regional.

Lamentablemente y para nuestra desgracia en el momento de la creación del llamado Estado de las Autonomías, no se aplicó con respeto y rigor el artículo 147 de nuestra Constitución en la configuración de lo que es hoy día la actual Región de Murcia. Un primer síntoma de ese desprecio a construir una identidad plural e integradora fue imponer como denominación de la naciente autonomía el nombre de la ciudad designada como capital de la misma, Murcia, dañando gravemente de esta forma la identidad del resto de los municipios y generando una notable desafección que alcanza hasta nuestros días.

El Artículo 147 de la Constitución Española establece que los Estatutos de autonomía deberán contener “La denominación de la Comunidad que mejor corresponda a su identidad”.

Las sucesivas reformas del estatuto de autonomía no han resuelto esta cuestión, sino todo lo contrario, han perpetuado dicho agravio con total conocimiento de causa por parte de la clase política.

Resulta esencial incidir en la parte emocional de esta gran crisis de identidad, qué, aunque pueda parecer poco relevante para algunos, guarda una relación directa con los grandes problemas de nuestra región, la grave crisis medioambiental que padecemos y la económica que sufrimos.

A lo largo de nuestras vidas, como tantos cartageneros y ciudadanos de la Región de Murcia, hemos crecido escuchando en prensa, medios de comunicación, tertulias e intervenciones de políticos, la mención exclusiva a Murcia para referirse al resto de municipios.

Una vez que sales de tu ciudad, en mi caso de Cartagena y viajas por España, al hablar con compatriotas del resto del territorio nacional, te das cuenta de la tristeza y del dolor que te provoca esta situación. Algunos necios lo llaman odio, incluso aquellos que desconocen el problema pueden calificarte de radical y extremista. Lo que honestamente sentimos la mayoría y en ocasiones, créanme, puede dar vergüenza reconocer, es una profunda tristeza. ¿Cuántas veces hemos escuchado y leído los cartageneros en medios autonómicos y nacionales las playas de Murcia? refiriéndose a las playas de la costa cartagenera. El campo de Murcia, refiriéndose al campo de Cartagena. El caldero murciano, haciendo alusión al plato típico de la comarca del Campo de Cartagena. Incluso a nuestro rico patrimonio hemos visto referencias a Murcia, obviando el nombre de nuestra ciudad, dejándote como no puede ser de otra manera realmente perplejo.

El sistema político que gobierna en la región (de un color u otro) ha agravado este problema año tras año, generación tras generación, minando la moral de muchos ciudadanos y aceptando con resignación esta usurpación de la identidad. Aquellos políticos locales que dicen defender y amar los municipios que gobiernan, se han abrazado al sistema. La breve historia de la Región de Murcia nos demuestra que los políticos no han tenido una vocación localista, sino todo lo contrario, para subir puestos en el escalafón de sus carreras políticas, han rendido pleitesía a sus superiores autonómicos, y, si para ello debían traicionar y obviar los intereses de los ciudadanos, lo han hecho con total impunidad. Como la mayoría de las veces podemos encontrar la excepción que confirma la regla, pero para desgracia nuestra, esa excepción es muy minoritaria, y vemos como nuestros representantes municipales (de una trayectoria académica y profesional cuanto menos cuestionable) venden nuestra identidad y futuro por sus ambiciones personales.

Anteriormente se citaba que la crisis de identidad guarda una relación estrecha con el resto de los problemas que adolece la Región de Murcia. Es de gran trascendencia resaltar que, desde la creación de la comunidad autónoma denominada con el nombre de la ciudad de Murcia, la capital ha sufrido un aumento demográfico extraordinario debido en su gran mayoría a la captación de la totalidad de la inversión, a un reparto presupuestario que no se ha regido por reglas de equidad y por una red de funcionariado autonómico que reside íntegramente en la capital. Esta gran desigualdad económica ha provocado que el resto de los municipios no hayan desarrollado sus proyectos estratégicos o se encuentren lejos de alcanzar el potencial que podrían poseer con un óptimo reparto presupuestario, quedando por tanto los anuncios políticos en su mayoría en eternas y fraudulentas promesas en estos cerca de cuarenta años autonómicos. Solo cuando han notado la crispación, el hartazgo de la calle y la presión ciudadana han conseguido reaccionar mínimamente para evitar perder su estatus. (En el caso de la destrucción del ecosistema del Mar Menor ni siquiera eso ha bastado)

Ante la defensa de la identidad y la elaboración de propuestas que puedan derivar en una modelo región diferente, se ha utilizado como arma arrojadiza de los defensores acérrimos del sistema la acusación de supremacistas, crispadores, radicales o incluso en el caso de mi tierra, se han utilizado con frecuencia expresiones tales como repartidores de carnés cartageneros. Ante el crecimiento y el aumento de la sensibilidad de este problema por gran parte de los ciudadanos, se ha puesto la maquinaria del sistema en marcha, donde se quiere elevar al 5% el porcentaje de voto mínimo para que un partido pueda acceder a la Asamblea regional (en vigor el 3%). No es la intención ni la misión de los cartageneros que tienen una sensibilización mayor con la defensa de su identidad, la de repartir carnés de buen ciudadano, sino insistir persistentemente y concienciar al resto de conciudadanos de Cartagena y de la región la

importancia de respetar y poner en valor las distintas identidades, obligando de tal modo a los gobernantes municipales y autonómicos a plantearse un modelo de región distinto que haga justicia a las reclamaciones históricas. Al fin y al cabo, conseguir que nuestra región en su conjunto resuelva la causa raíz de su problema, nos ayudará a construir una región mucho más próspera, justa, competitiva, con un mayor poder de representación y, en definitiva, una Región del Sureste más fuerte dentro del conjunto de España. Es por ello por lo que te pido amigo murciano ¿Hacemos región?

 

Jaime Cagiga Mata