PENSANDO EN VOZ ALTA: LA ENSEÑANZA: PÚBLICA, SIN BANDERÍAS NI TONTERÍAS
PENSANDO EN VOZ ALTA
LA ENSEÑANZA: PÚBLICA, SIN BANDERÍAS NI TONTERÍAS
Puede parecer obvio lo que voy a apuntar. La defensa de un país, la justicia, la sanidad y la educación tienen que ser actividades públicas y nunca privadas. Hay quienes no entienden o no quieren entender lo evidente. En cuanto a la sanidad y la educación puede haber empresas privadas que se dediquen a tal actividad, siempre que cumplan los requisitos que el Estado requiera, sin percibir un euro público, y haya personas dispuestas a pagarla. Ahora bien, el Estado tiene que tener cubierta todas las necesidades, en ambos apartados, de la totalidad de los ciudadanos, con todas las garantías, tanto profesionales como de medios. Con esto quiero señalar que si uno va a la sanidad o educación privadas es porque quiera, no porque no tiene cubiertos ambos derechos públicamente.
Voy a centrarme en la educación. Estoy plenamente de acuerdo con los principios de la UNESCO referidos a este tema. Principios que tomo como base para intentar llevar a ustedes cual es mi sentir y mi pensamiento en este tema vital y muy delicado. Hay que vigilar muy de cerca la “amenaza” de privatización y de mercantilización de la educación ya que se trata de un “bien público y común” a proteger. El conocimiento es patrimonio de la humanidad en su conjunto y la educación es la manera de acceder a dicho conocimiento. Es por ello que las autoridades educativas han de garantizar el acceso universal a la educación, controlando los resultados y el disfrute de la misma, ya que así se podrá garantizar el bienestar de las personas y su equidad. Todos estaremos de acuerdo en que hay que “repensar” la educación ya que estamos en unos tiempos cambiantes, globales, con más movilidad y migración, y más violencia, vulnerabilidad, desigualdad y pobreza…, por todo ello hay que fijar un discurso educativo desde una perspectiva humanística que dé respuesta a esos desafíos. Y todo eso, sólo se puede enfrentar con garantías desde una enseñanza pública y no mercantilizada y privada. La educación hay que tomarla como lo que es «un bien público común». Teniendo en cuenta que el derecho a la educación hay que replantearlo, una y otra vez, desde el punto de vista de que sea accesible para todas las personas a lo largo de la vida ya que es la puerta al conocimiento.
Los responsables públicos de la educación no pueden, ni deben, limitarse a hacer política de la misma. Estamos tratando con personas, y es a la persona a quién debemos colocar en el centro de todo, así como a su dignidad. Sin olvidar que tanto la persona como su dignidad han de ir acompañadas de los principios de igualdad y justicia social para que no quede nadie excluido de la educación y para que la propia educación no reproduzca desigualdades, sino que equilibre a la sociedad ya que muchas veces se garantiza el acceso a la educación, pero no a los resultados y el disfrute de esa educación, que se traduce en bienestar para las personas.
Hay que hacer un esfuerzo tremendo, dejando a un lado banderas y banderías, siglas y proclamas; pues en lo referente a la educación y formación de los ciudadanos nadie tiene derecho a dirigir un pensamiento u otro, no podemos enseñar lo que nos guste más o mejor se ajuste a unos intereses. ¡No! Hay que ver la enseñanza más allá de nuestras narices y territorios. Seamos conscientes que, queramos o no, hay un desvanecimiento de barreras entre la educación formal e informal, de tal manera que las competencias que aprenda un ser humano “no solo respondan a lo que reclama el mercado y vayan más allá de las lógicas de la formación del capital humano”, sino que también sirvan para la propia persona. Y eso sólo se consigue con alturas de miras y no, precisamente, políticas.
Como siempre, cuando preparo mi columna consulto a personas más sabias que yo, se necesita poco, requiriendo sus saberes y su opinión. En esta ocasión también lo he hecho y entre todo lo oído me quedo, y les lanzo,dos preguntas: ¿Por qué la izquierda hizo y hace reformas que provocan un éxodo a la privada? ¿Para dejar a la pública como algo puramente asistencial?
Acabo gritando bien alto: Educación pública garantizada para todos y con absoluta prioridad sobre otros gastos públicos y, por supuesto, sobre gastos privados.