Opinión

¡SÁLVESE QUIEN PUEDA!, Ramón Galindo

¡SÁLVESE QUIEN PUEDA!, Ramón Galindo

Y con esto poco a poco, como si del naufragio del Costa Concordia se tratará y emulando a su cobarde e indigno Capitán –que incluso se adelantó a las ratas de abordo-, al grito de ¡SALVESE QUIEN PUEDA! Empezaron a vacunarse, o mejor dicho, empezamos a enterarnos de algunos de los que se vacunan “by de face”; de los que no hacen cola e incluso van a vacunarlos a sus despachos. Para estos no vale ni siquiera eso de “las mujeres y los niños primero”. Y encima hemos tenido que oír más falsas escusas que en el juicio del master de la Cifuentes, que no se acordaba de nada, ni conocía a los profesores y ni los profesores ni los alumnos la vieron nunca por allí, pero en la orla seguramente sí estaba su fotografía. Y aplicando la norma del todo vale, excepto un par de honrosas o forzadas dimisiones el resto se mantienen impasibles los ademanes, que mañana ya vendrá otro escándalo y verás tú que pronto se olvidan.

Si bien es cierto, alguno de ellos, es posible que llevara una trayectoria intachable, pero en este país puedes tener el carné de conducir cuarenta años y millones de kilómetros sin multas, y un día te tomas dos cervezas y te pillan, y no por ello te van a eximir de la responsabilidad, por la misma regla que llevar a cabo un abuso de poder, que no es menos que eso, debe de acarrear una sanción. Lo que no cabe es como de costumbre la última gilipollez de Ximo Puig que dice que a estos caraduras no le van a administrar la segunda dosis, desperdiciando la primera, ¡NO SEÑOR! Estos cuando les toque que se pongan a la cola y que los veamos a todos en el telediario. Que bastantes dosis han desperdiciado, pues si la cagaron con los tests, con las mascarillas y con los guantes ¡Como no lo iba a hacer con las jeringuillas! ya que de cada tarro salen seis y solo aprovechan cinco por no haber comprado las adecuadas, -ya sabíamos que eran tontos, pero no tanto-.

Esto de las dimisiones, algunas de ellas admirables, sin duda resultan muy cómodas, como en el caso del exconsejero Villegas, pues dada su trayectoria profesional regresa a su merecido puesto de trabajo, o la honrosa del del General Villarroya que al “cepillarse” Marlaska a su subordinado el Teniente Coronel de la Guardia Civil de su Estado Mayor como militar no tenía otra salida, y dicho sea de paso que no le quedaban muchos meses para pasar a la Reserva.

El problema lo tienen los políticos sin trabajo conocido o de un par de años o meses de “doblacamisas”, “vendetelefonos”, empresarios fantasmas de extrañas empresas de exportación en extranjero (preeminentemente China) y que no han cotizado en España, o como la ministra “con-suerte” escasos meses de cajera que se refugian en la política para poder vivir, estos ninis no se van ni con agua caliente.

Y por supuesto no voy a terminar mi speech semanal sin dedicarle unas palabritas a la alcaldesa de costumbres talibanas de Aguilar de la Frontera. Que por un lado llego a comprenderla, pues no sería lógico para ella que en su municipio existiera un monumento en recuerdo de los que fusilaron en pos de las ideas que ella representa, y por ello borrar todo vestigio de los asesinatos de sus antecesores de partido es algo que debe llevar en la sangre.

Y así vamos con cincuenta y cinco millones de euros en sueldos de antiguos “doblacamisas y vendetelefonos” colocados de asesores a dedo, y cuatro millones de parados -seguramente la mayoría de estos con más oficio y estudios que los primeros-.

Y de la misma forma, como de costumbre a vuestra salud y en perjuicio de la mía, enciendo el puro de los domingos, que entre su humo y el aroma del café me motivan a teclear estas letras, con la única excusa de enviar un fuerte abrazo a amigos y familiares.

RAMON GALINDO