“Sin ideas y sin soluciones, prohibido fumar”, por Ramón Galindo
Y con esto poco a poco nos prohibieron fumar en espacios públicos de Galicia y Canarias a menos de dos metros de separación, pronto en será en el resto de España. El motivo alegado por las mentes pensantes es, que al fumar se exhala con mayor fuerza, pero por la misma regla de tres también deberían prohibir montar en bicicleta y hacer deporte, pues que te pase rozando un runner sudoroso o un ciclista dominguero con el último modelito de decatlón
-que esos si que exhalan- eso no está prohibido. Por no hablar de comerse un cartucho de camarones o un cucurucho de helado.
Pero en un país, que con el mayor índice de contagiados y de fallecidos de Europa y uno de los mayores del mundo, donde el Director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, será recordado por preconizar que iba a haber "uno o dos casos" o por decir que "el calor se acabará cuando llegue el frío" y donde el Ministro de Sanidad, primero dijo que las mascarillas no iban a ser obligatorias, luego que sólo en los transportes públicos y ahora hasta para ir a la playa ¡Que podemos esperar de estos lumbreras!
Y ahí tenemos ahora a Pablo Iglesias, cuya esposa que aunque de escasa experiencia laboral como cajera, y ahora al estilo de república bananera, ministra, parece que también se acoge a la caja "B". Todo un Barcenas con coleta que siempre tendrá a Pedro Sánchez para decirle: "Aguanta Pablo, aguanta".
Y en cuanto al COVIT-19, después de leer mil y una teoría, saco mi propia conclusión y pienso que cuando se se comete un delito, para averiguar el culpable, la lección primera de todas las escuelas de policía del mundo es hacerse la siguiente pregunta: ¿Quien se beneficia de esto? Para mi sin duda, el que fabrica las mascarillas.
En los EE.UU por primera vez en la historia, un sindicato policial está pedido el voto para un candidato, en este caso para Donal Trump, sea lo que sea, el único que ha hablado claro hasta ahora y el único líder mundial que señala directamente a los culpables.
Ramón Galindo.