MARRAJOS Encuentro y Nazareno

Andrés Hernández, Cuadernos Cofrades
Andrés Hernández, Cuadernos Cofrades
MARRAJOS Encuentro y Nazareno

MARRAJOS Encuentro y Nazareno.

Habría que retomar la historia no concluyente para verificar las cofradías existentes entre los siglos XVI y XVIII, no fue hasta mediados del siglo XVIII que no había más procesiones que la del Viernes Santo por la mañana. Puede asegurarse que las imágenes que se procesionaban eran un Crucifijo (quizás el Cristo Moreno) y, cuanto más, la Virgen de La Soledad. Dicha procesión salía de la Catedral por la Puerta de las Gradas, que entonces era la principal, y bajaba por la calle de la Gomera a la Plaza Mayor, donde se verificaba el sermón de “El Paso” (antecedente histórico del Encuentro), que era una plática de la Pasión. Esta ceremonia se realizó en esta plaza hasta 1770. En el siguiente año, el Hermano Mayor de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, D. Juan Martín de Iturburúa Picio, pidió al Ayuntamiento permiso para que la ceremonia de “El Paso” pudiera realizarse en la nueva plaza de La Merced, por no ser suficiente la Mayor para albergar al pueblo asistente al acto. Ello fue negado bajo la razón de no alterar lo establecido por costumbre desde tiempos inmemoriales. La Cofradía, no conforme con la negativa de su primera instancia, apeló al Gobernador de la Plaza, Conde de Bologuino, obteniendo por fin el permiso que pretendía, si bien con la cláusula de que, no por esto, había de entenderse la Plaza Mayor defraudada de sus derechos, estableciendo como condición el que se repitiera en la Plaza Mayor "para que pudieran verlo las Monjas, los hospitales, los Presos de la Cárcel y la Corporación Municipal desde los balcones consistoriales". En realidad, se trataba de la falta de adecuación de la procesión multitudinaria barroca al marco urbano tradicional y a los privilegios adquiridos: inútil sería decir que éstos quedarían relegados para la historia. La procesión del siglo XVIII en Cartagena comenzó a bascular hacia las populosas zonas de ensanche urbano y a responder a la demanda de espectáculo de su población. Desde 1771 “El Paso” o “Encuentro” se siguió representando en la plaza de la Merced. El predicador se colocaba en la casa conocida como “la de Pilatos”, esquina a las calles de Las Beatas y Don Roque, y las imágenes, entonces ya en esta segunda mitad del siglo XVIII, más numerosas, esperaban con sus respectivos tercios en las inmediaciones. Cuando Jesús asomaba por un extremo, se detenía hasta la llegada de la Virgen de la Soledad. Tenía la Virgen un mecanismo por el cual se le hacían mover los brazos en ademán de abrazar a su hijo, escena que conmueve a la multitud: a esto lo llamaban “Encuentro”.

Desde entonces, en el transcurso de estos últimos siglos, crecen dos cofradías igualmente ilustres, igualmente celosas en procurar el mayor brillo y esplendor a nuestras solemnidades religiosas de Semana Santa. Una, la más antigua, sirvió bajo la advocación de nuestro Padre Jesús Nazareno, que ya existía desde el siglo XVI (1563), levantando su capilla en la iglesia de San Isidoro (Orden de Santo Domingo), nombre que tomaría posteriormente la iglesia. La otra cofradía adoptó el nombre de “Nuestro Padre Jesús en el Paso del Prendimiento” y erigió su capilla en la iglesia parroquial de nuestra Señora de Gracia en 1760, el primer día del mes de febrero.

El primer documento que pudiera estar relacionado con la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, es la compra de una capilla a los frailes del Convento de San Isidoro de la Orden de Santo Domingo, en el mes de Septiembre de 1642. El documento original se encuentra en propiedad de la Cofradía Marraja y fue restaurado recientemente debido al mal estado en el que se encontraba. Junto con éste documento, existe otro del año 1643, siendo el segundo en antigüedad de todos los que dispone la Cofradía Marraja.

También se tiene constancia de la existencia de la imagen del Nazareno en actos de la ciudad, en fechas anteriores, pero la contienda bélica del año 1936 cerceno los archivos existentes.

La creación de la de la Cofradía, está ligada a la Hermandad de la Pesquera según estaban estructurados los gremios en los siglos XVI y XVII. De ahí parte la leyenda del pez marrajo y su relación con el Jesús Nazareno, por la que de por vida, los cofrades de esta hermandad se llaman "marrajos" de una forma genérica, y "Marraja" la cofradía.

Es posible que las salidas en procesión de la imagen durante el siglo XVII fueran desde la Iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción (Catedral Antigua) por encontrarse ubicada ésta en el barrio de los pescadores, y por la calle del Jesús Nazareno, hoy conocida como la "Puerta de la Villa”.

El 1906 fue un año particular y especial para recordar eternamente y llenar espacios para el recuerdo en las publicaciones cofrades de años posteriores y en las mentes de todos los cofrades de ambas cofradías, morados y encarnados. El jueves 5 de abril la Cofradía Marraja verifica la salida de la procesión del Santo Entierro –noche del Viernes Santo- y la cofradía del Prendimiento su salida con la procesión del Miércoles Santo. La sorpresa fue el acuerdo que se alcanzó entre ambas cofradías para hacer, por primera vez en la historia , una procesión mixta para la madrugada del Viernes Santo, facilitando los californios los Soldados Romanos, Granaderos, trono e imagen de la Santísima Virgen del Primer Dolor, y los marrajos Exploradores, trono e imagen de Jesús Nazareno, Magdalena y San Juan .

Cuando en Cartagena se habla del JESÚS, se está hablando, por antonomasia, del JESÚS NAZARENO, y tiene a su cargo la imagen del titular de la Cofradía. El objeto de la creación de la misma es el de reunir los fondos necesarios para sufragar los gastos en las procesiones del Viernes Santo, vestir el tercio y procurar por todos los medios posibles el mayor lucimiento y esplendor dentro del más perfecto orden, tal y como se recoge en su reglamento de constitución.

De la misma manera que se obligaba a los condenados a muerte cavar su propia tumba antes de efectuarse la ejecución, en la cruel crucifixión se les obligaba a transportar su cruz o parte de ella hasta el lugar del suplicio. Así nuestra Cartagena se transforma en una verdadera calle de la Amargura todas las madrugadas para presenciar el camino fatigoso y dolorido de nuestro Señor en su salida desde Santa Lucia, de la Pescadería, núcleo del sentir Marrajo, epicentro de un terremoto de fe que enaltece la figura del Nazareno en cada tramo, en cada esquina, en cada rezo, en cada sentimiento, ¿Quién viene,…? preguntan; y una voz rota, llena de devoción grita… El Jesús, ¿Y de donde viene? Contesta la bronca voz… De la pescadería…. ¿Y a donde va?..... A Santa María.