¡DICIEMBRE, YA  HUELE A NAVIDAD!

¡DICIEMBRE, YA  HUELE A NAVIDAD!

 

¡DICIEMBRE, YA  HUELE A NAVIDAD!

¿Qué tendrá el último mes del año? Diciembre, duodécimo mes  del que su nombre deriva por  haber sido el décimo en el calendario romano.

Mes para cerrar etapas, para frenar y  pensar si cumplimos nuestros sueños de  otro año que dice adiós, y como decía el grupo musical MECANO, “hacemos el balance de lo bueno y malo”.

Mes de vehículos cubiertos de  “escarcha” al amanecer, de sacar los abrigos y guantes, y con suerte lanzar una bola de nieve grandota  con el coro de risas que nos provoca a todos.

De hojas de los árboles que cayeron en otoño y se cubren de hielo en noches largas de temperaturas que descienden sin prisa. De braseros que se encienden bajo la mesa camilla, como aquella que recuerdo en casa de mi abuela, y que bajo un mantel de cuadros rojos y negros,  todos queríamos acercar nuestras menudas manos para que se quedaran calentitas y nuestras caricias fueran más cálidas.

Y entonces ocurre la magia, un día vas paseando por nuestro recién estrenado mes, y un olor a castañas y boniatos asados te hace inhalar y sonreír, y es cuando yo, desde muchos años atrás paro y digo: “huele a Navidad”.

Ya os adelanto que yo tengo un olor y un color para cada cosa que me ilusiona, para cada estación del año, igual que tengo un recuerdo ligado a cada canción que un día me hizo sentir algo especial. Y me atrevo a decir que tú, sí tú,  que ahora me estás leyendo tranquilo junto a tu taza de café humeante en  la primera mañana de domingo de Diciembre, has sonreído y olido tu más preciado recuerdo.

¡Las nubes saben a algodón de azúcar,  el mes de abril huele a Semana Santa y  DICIEMBRE huele a Navidad!

¿Y a qué sabe la Navidad?, pues a reencuentros, a alegría, luces, villancicos, pastorcillos a la puerta del colegio…. Y sólo hay algo que no me gusta de estas fechas, y es que parece que estamos obligados a ser felices, a reír todo el rato. No me gusta que queden sillas vacías junto a las mesas de dulces, no me gustan las ausencias. Por eso entiendo a aquellos que cuentan los días para que pasen rápidos, y es que cuando hay un plato menos en la mesa y un ángel más en el cielo, no es fácil.

¿Pero sabéis algo?, siempre estará ese niño que llevamos dentro, fuerte y risueño para disfrutar de cada momento bonito y festivo.

Así que supongo que a estas alturas ya todos estamos respirando a leña, a brasero,  a castañas…, y si agudizamos un poco el oído, ya podemos escuchar esas melodías con  cascabeles en muchas de las tiendas y algunas calles de la ciudad.

Voy a decir otra cosa, para mí la Navidad empieza cuando vuelvo a escuchar después de un año el villancico de Mariah Carey en la radio: ALL I WANT FOR CHRISTMAS IS YOU. Esa canción le sube la adrenalina a cualquiera, y ya si vas en el coche y te vienes arriba cantando… Bueno, y luego hay otra …… ahí sí que lo doy todo, me recuerda a las fiestas de instituto, a las cenas de empresa, donde todos nos agarrábamos haciendo un círculo y cantábamos juntos en ese instante maravilloso,  preludio a la Noche Buena : LAST CHRISTMAS de  WHAM….Ufffff, ¡que se pare el mundo dos minutos más!

Vale, vale, desde aquí escucho a mi padre, me pitan los oídos. Que si eso no son villancicos, que si vaya con cantar en inglés. Y es entonces cuando mi padre amenaza con sacar la botella de anís del mono, la rugosa, esa que rascando con un cuchillo de arriba abajo es capaz de conseguir acompañamiento desde: “pero mira como beben los peces en el río “, hasta “a los dueños de esta casa Dios les de salud y pesetas “, o ya para finalizar el “ropo pompón, ropo pompón”. Es cierto que si no las tradiciones se pierden, como lo de ir a Misa del Gallo o pedir el aguinaldo por el barrio, al final esa es la verdadera esencia de la Navidad.

Y si hablamos de esencia, seguramente todos, absolutamente todos los que hemos vivido en Cartagena o paseado por sus calles, sabemos  de un lugar donde estaba toda allí guardada, porque en nuestra ciudad, la  Navidad comenzaba cuando CASA GARNERO en la Calle del Carmen abría sus puertas con toda la decoración que siempre habías imaginado.

CASA GARNERO, que estuvo casi 120 años inundando de recuerdos e ilusiones a niños y mayores. Porque además de ser una papelería espectacular, luego estaba aquella zona que en Diciembre nos hacía soñar.

Tengo en mi recuerdo el sonido al poner mis pies sobre esa entrada con una pequeña pendiente  de madera, donde se abrían las puertas a ese paraíso alargado que me recibía y que quedaría para siempre para completar mi significado de la Navidad. Todas las  figuras para hacer cada año más grande tu belén, espumillón rojo, verde, dorado, plateado y azul, adornos infinitos para decorar esos árboles inmensos, panderetas, zambombas. Aquello era como entrar  la  fábrica de chocolate, pero con adornos navideños y en Cartagena. ¡Cuánto se os echa de menos! Vicente y Juana fueron la última generación. Por cierto, he querido encontrar a Vicente hijo, un chico algo tímido que iba conmigo al instituto. Me hubiera encantado hablar con él, de sus padres, de lo que fue para él vivir rodeado de magia, pero hace años que no lo veo y lo único que conservo es una agenda antigua, de las de antes, de las de la A  a la Z con un número de teléfono fijo que me dice que ya no existe.

Nunca, ni los grandes almacenes con cientos de luces y toda la parafernalia que montan a su alrededor, podrá dejar los recuerdos que este lugar especial en nuestra Calle del Carmen nos ha regalado a varias generaciones.

Y así es, porque si algún día vienes a casa a tomar un rollo de pascua cartagenero o unas galletas decoradas que cada año preparamos mis niñas y yo, os aseguro que vais a oler a Navidad. Y si no es porque al entrar no cruje aquella madera característica, sólo mirando alrededor diríais, ¿estamos en Garnero?

¡Qué le vamos a hacer, los que somos navideños….!

Así que , aunque estaremos juntos todo el mes, como ya parece que las luces se van a encender, que el Belén de la Plaza San Francisco  está en marcha, los teatros van a contar sus Cuentos de Navidad, y todos tenemos muchas ganas de disfrutar de la ciudad y ese olor especial, os deseo desde ya que disfrutéis de las fiestas,  pero con toda la prudencia que la experiencia de los últimos tiempos nos ha enseñado, para que el año que viene estén de nuevo todas las copas en la mesa y, volviendo a la música de Mecano , que se haga realidad eso de  “ el cielo por mí, se puede esperar”.

TODO LO QUE QUIERO POR NAVIDAD, ERES TÚ

ALL I WANT FOR CHRISTMAS IS YOU

FELIZ DOMINGO DE DICIEMBRE.

EVA GARCÍA AGUILERA.