LA COLA DE LA BALLENA
LA COLA DE LA BALLENA
¡Dicen por ahí que han visto una cola de ballena cerca del Puerto de Cartagena! ¡Más de un centenar de personas están expectantes en la zona, quieren comprobar con sus propios ojos la veracidad de eso que cuentan!
Y entonces ella asoma su enorme cola a modo de bienvenida, una cola de grandes dimensiones de la que presume ante todos los que allí estamos. Porque este lugar es un ir y venir de turistas, estudiantes, jóvenes en bicicleta, deportistas…..Y todos, todos, siempre frenan a su paso, se sientan o se quedan inmóviles frente a ella hipnotizados.
Nunca falta una fotografía, da igual las veces que te encuentres con este cetáceo zambulléndose en la antigua dársena de botes junto al Club de Regatas. A modo de selfie, o “por favor, ¿nos puede hacer una foto?”, con horizontes torcidos o perfectos encuadres…, la cola de la ballena se convirtió en uno de los iconos de Cartagena en el año 2.007, una parada que todos hacemos, porque nos unen esos sentimientos mutuos que nacen de forma espontánea.
Y detrás de algo tan grande, sólo puede haber un gran artista y mejor persona. ¡Y además cartagenero!, FERNANDO SÁENZ DE ELORRIETA. Me cuenta Fernando cómo se realizaron las labores de dragado de fango, y cómo con 27.000 kg de hormigón y acero sobre 28.000 kg de zahorra, grúas y el trabajo excepcional de los buceadores, hoy tenemos ante nuestros ojos esta escultura de 5 metros de altura y ocho metros de ancho aproximadamente. Me aclara que el material utilizado es el acero corten, un acero específico que protege esta obra de arte de la corrosión a la que está expuesta en el entorno en el que se encuentra.
Y ahora me voy a sincerar con todos vosotros. Porque muchos conocéis a Fernando, su obra, pero luego estamos el resto. Los que nos hacemos la fotografía sin plantearnos quién hay detrás de algo así, y que quizás llevamos años paseando por nuestra ciudad, chocándonos de frente con tantas y tantas esculturas suyas sin saberlo. ¡Seguro que muchos os vais a sorprender!
Porque muy cerquita tenemos un soldado de reemplazo descansando en un banco, con la plaza de los Héroes de Cavite asomando tras él. Un soldado con el que todos nos hemos sentado, hemos visto a chicos subidos a sus hombros, le han abrazado, ofrecido un pitillo y hasta puesto la mascarilla. ¡Sí!, es de Fernando, esas manos hábiles con esa inquietud constante nos va dejando sus obras por la ciudad y nosotros las estamos encontrando. ¡Si el soldado hablara!
¿Os acordáis cuando paseábamos por el puerto, camino de la feria de pequeños? Había una parada obligada, ese kiosco repleto de bolsas de patatas fritas que nos dejaban los dedos aceitosillos. La patatera, ¡cuánto la echamos de menos! Muchos años más tarde, en el otro lado del paseo y arropada por la muralla, un kiosco que se llama “LA TERRAZA”, pero que muchos le seguimos llamando la patatera, sirve también unas patatas fritas que no están nada mal. Y si miráis hacia arriba, ¡ sorpresa!, con una cerveza en la mano, ese hombre de hierro con el pelo alborotado por el viento que corre en las alturas junto al mar, es partícipe de vuestros brindis, de las cervezas bien frías con largas conversaciones…. , otro guiño que nuestro artista deja en nuestro recorrido para su descubrimiento.
He dicho pelo alborotado, y si nos detenemos un momento y juntamos hierro con pelo alborotado……. Fernando es un ARTISTA, capaz de dar movimiento, formas, pliegues suaves con un material de extrema dureza y rigidez.
Por eso, desde que una gran parte de su obra se cruzó en mi camino, experimenté unas enormes ganas de navegar por ella, de conocer a esa persona que había detrás. Porque cuando unas esculturas de hierro y acero son capaces de evocar tantos sentimientos diversos, las manos que las han llenado de vida tienen que ser muy especiales
Y así fue como tuve el lujo de pasar una bonita mañana con Fernando en su taller, contemplar y vivir de primera mano una experiencia inolvidable. Así que algo antes de la hora prevista, saliendo con antelación, porque el sentido de la orientación lo tengo poco desarrollado, y con GPS en mano, estaba a las puertas de ese paraíso en plena naturaleza.
Fernando simplemente es ENCANTADOR, me recibió con cariño en su entorno, donde él crea, donde vive, donde los materiales en proceso brillan con el sol.
Es un verdadero lujo , un museo al aire libre donde sus muros y jardines se cubren de libélulas coloridas, con un gran cabeza de un histórico elefante, y cómo no, con el Cristo que muchos hemos tenido la suerte de ver en el Palacio Consistorial, en la sala de exposiciones de EL BATEL, en la Iglesia de San Diego ,y ahora descansa en su casa, a la espera que ese Cristo sin cruz, con esa cabeza agachada por el descanso que produce su muerte después del desgarrador dolor y sufrimiento, ese Cristo de grandes dimensiones perfectamente proporcionado que Fernando ha trabajado, donde el hierro y el acero se funden para inundarlo de realismo , pueda ocupar el lugar que merece. Y qué mejor lugar que en esa iglesia donde estuvo un día, esa iglesia en un entorno que vio a Fernando crecer. Así que desde aquí, un guiño para aquellas personas que lo puedan hacer posible, porque como cuenta el párroco, “cuando ves a las gentes rezar frente a ÉL, es porque no es sólo una escultura, sino algo más”.
¿He dicho que Fernando es una persona encantadora, verdad? Me enamora la gente que crea, que nos regala emociones y que su generosidad y humildad se perciben desde el primer momento. Personas repletas de experiencias que han dejado una huella en cada momento de su vida y han terminado siendo un regalo para nosotros.
Y conversando con Fernando, llegamos a esa parte íntima del artista, esos acontecimientos que te van guiando sin saberlo a ser la persona que eres hoy. Y es que a los 18 años se quedó huérfano de padre, y pronto cogió las riendas de la responsabilidad. Aprobó las oposiciones para ordenanza del Banco de España, se convirtió en enfermero, dedicó su vida a la Armada, cumplió el sueño de ser buzo profesional y ha recorrido medio mundo. Estuvo en la Guerra del Golfo, condecorado en Arabia Saudí, viajado en el Hespérides durante seis meses en la Antártida…
Al final todas esas experiencias y vivencias transforman tu alma, te inundan de vida auténtica y te alimentan de creatividad. Eso ocurre cuando estás lleno de arte, que imaginas y creas, das vida a esculturas grandes y pequeñas que viajan en exposiciones por todo el mundo, que encuentran un hogar donde tendrán un poquito de Fernando para siempre, que esperan en esa bonita exposición junto a su taller a que alguien venga a verlas, se enamoren de ellas y empiecen una nueva vida en otros rincones.
¡Ahora entiendo Fernando esa colección que un día me dejó pensativa y que tú la has definido como “ir por el mundo de puntillas!. Y es que esas fueron las primeras obras tuyas que yo un día vi, sin conocer a su autor. Tan sólo entré a nuestro Palacio Consistorial y me quedé con la mirada fija ante aquellas esculturas de piernas finas y alargadas que llevaban unas bolas plateadas con ellas. Volví a casa inundada de sensaciones sin saber por qué. Hasta que tú hoy me has contado que reflejan a tantas personas que pasan por este mundo sigilosas, sin involucrarse en lo terrenal, cada una con su propio peso o carga. ¡Ahora mis emociones cobran sentido!
Ahora también sé que el CRISTO DE LOS BUZOS luce desde lo alto con todo su esplendor, emocionando a todos aquellos que caminan disfrutando de la naturaleza en el entorno de nuestro monte Roldán y la Parajola, porque conozco de primera mano esa gran labor que has desempeñado durante tantos años, y que el mundo marítimo está presente en muchas de tus obras. Y que miles de personas se emocionan ante tal bonito homenaje a todos aquellos buzos que perdieron su vida. ¡Un Cristo de los Buzos que tiene tu mejor esencia, amigo!
Esencia es lo que respiro hoy en tu taller y tu exposición, rodeada de arte y sentimientos, observo de cerca muchas obras que no conocía, bebés que parecen estar dentro del útero de su madre, pequeños hombrecillos luminosos que flotan en el aire, y algo muy bonito que Fernando me cuenta que ha sido producto de este confinamiento que todos hemos vivido. Y son la alas, alas en esculturas que se asoman tímidas al otro lado de la puerta sin saber cuándo podrán salir sin miedo, alas que seguramente darán luz a muchas obras, porque he visto una caja repleta de piezas plateadas que pronto cobrarán vida.
Dice Fernando que le gusta dar nueva vida a piezas que ya quedaron olvidadas, reciclar, darles formas y una nueva oportunidad. Que utiliza el óxido para crear texturas, que es la piel de sus esculturas, que le permite transmitir esa arruga en el tiempo, esa piel tersa o dañada por el paso de los años. Que con soldadura, tiras de acero, forja trabajada en frío y a golpe de yunque da ese realismo a piezas como el JESÚS NAZARENO que luce a las puertas de la Pescadería de Santa Lucía. Logrando así que esa escultura maciza muestre un realismo especial, trabajando tendones, nudillos en manos y pies...
Y como es solidario, humilde, generoso, gran persona, amante de la naturaleza, del mar, de provocar sentimientos, tenemos muchas obras en la ciudad para que sigáis descubriendo. Así que no falta una representación para los niños con el FLAUTISTA DE HAMELIN en el PARQUE DE LOS JUNCOS, que por cierto, a ver si vuelven a colocar el BUHO que lucía allí y que al caer el árbol que lo sostenía el pobre seguramente estará en alguna caja olvidado.
Y que un día vayáis a poner vuestras manos solidarias en la escultura que para ASTUS Fernando puso su esencia, y que muy cerquita de la entrada al muelle de Santa Lucía os espera para veros reflejada en ella.
Y si algún día pasáis por la Cámara de Comercio, allí está aquel BUZO que hace un tiempo gozaba de mejores vistas en el puerto de Cartagena pero que hoy está muy bien cuidado en la Plaza Castellini.
¡Ah, y no os olvidéis! El plástico depositarlo en ese gran pez de boca abierta que frente al marinero y sobre el césped os avisa que el mar grita auxilio por todo lo que a él se arroja y destruye.
Pasar un día por la biblioteca de Ramón Alonso Luzzy, elegir un libro entretenido para el verano y disfrutar de DON QUIJOTE……, ya os dije que Fernando nos va dejando esculturas en nuestro camino, para que un día cualquiera las encontréis y despierten en vosotros todo lo que en mí me ha evocado esta gran persona y ahora ya, este amigo. Amigo que tuve el placer de conocer personalmente en la exposición que recientemente ha estado a la vista de todos en la sala de Isaac Peral del Museo Naval de Cartagena y que junto a María Comas, ha sido comisario de la misma.
Y si queréis tener a Fernando muy cerquita, lucir una de sus obras siempre con vosotros, hay unos colgantes muy bonitos, unas pulseras que funden el acero con el cuero, y otros accesorios que mantienen viva nuestra ciudad, el arte y la sensibilidad del artista.
¡Espero tener pronto la mía!
FELIZ DOMINGO DE VERANO Y ARTE
EVA GARCÍA AGUILERA