SI LA VIDA TE DA LIMONES….

SI LA VIDA TE DA LIMONES….

SI LA VIDA TE DA LIMONES….

¡Qué levante la mano todo el que ha ido a un chiringuito de playa este verano,ha pedido una bolsa de patatas fritas, y ha dicho eso de: “échale pimienta, aceitunas y un buen chorro de limón!

Estamos en la región de Murcia,  y el limón es el rey de nuestras comidas y aperitivos. Así que desde Cartagena a Murcia, de Caravaca de la Cruz al Puerto de Mazarrón, Lorca, Totana….., la mayoría de nosotros,  cuando llega a nuestras mesas la fritura de pescado, los calamares a la romana, los mejillones al vapor y hay quien hasta en el huevo frito, pide al camarero dos limones partidos para exprimir, sin miedo, con alegría.

España es la segunda productora mundial de limón, después de Argentina. Y la región de Murcia produce más del sesenta por ciento del limón español. ¿Lo sabíais?

Así que es una pena que la mayoría de las veces, sin saberlo, consumamos limón importado de otros países, a precios desorbitados y calidad inferior.

¡No se lo ponen fácil a nuestros agricultores! Ellos que tanto trabajo y esfuerzo le ponen para que este cítrico de mi color favorito, el amarillo, presuma de la mayor calidad. Y para que cuando llegue a nuestra mesa, podamos consumirlo con la tranquilidad de que tenemos el mejor limón del mundo…

Y entonces resulta que en la región de Murcia los costes de producción suben hasta más allá de las nubes, el precio del agua, los abonos, y ellos llevan dos décadas vendiéndolos al   mismo precio.

Yo no sé a vosotros, pero a mí no me salen las cuentas.

¿He dicho cítrico de color amarillo?

Pues sí, pero aunque sea el color estrella de nuestro limón, del que se aprovecha hasta la hoja para hacer ese dulce típico de la ciudad de Murcia, el paparajote, me he enterado hace poco, que tenemos otro limón de un color más verdoso que es extraordinario.

Es el limón rodrejo.

¿Y qué cómo sé tanto de limones?, es una larga historia. Bueno, no tan larga.

Pues porque soy una chica con suerte, porque tengo algún ángel de la guarda que otro, y porque la vida me regala buenas personas.

Hace un año, iba caminando hacia la playa para disfrutar de un baño solitario y mi corazón falló. Entonces alguien me auxilió, alguien especial, porque así son las personas generosas. Y aquel chico de aspecto tímido y nervioso por las circunstancias, hizo todo lo necesario para que yo ese día volviera a casa sana y salva. Sana y salva y algo empapada, ja ja. Una botella de litro y medio de agua fresca por todo el cuerpo. ¡Cualquiera no vuelve en sí!

Y estos días, él me ha contado y me ha respondido a todas mis dudas y mi curiosidad sobre este cítrico de nuestra región de Murcia.

Porque él, al igual que yo, cuando su corazón falló buscó ese lugar donde encontrarse, donde estar en paz, donde desarrollar una afición que ya desde muy niño creció en él.

Yo me refugié en vosotros, mis lectores, en descubrir y compartir todos mis descubrimientos, mis alegrías, ilusiones. Mi amigo J. A. se refugió en el campo, en ese trocito de tierra que me cuenta que en las mañanas de verano huele a azahar. Y al escucharle, yo también puedo olerlo desde aquí.

Y durante un ratito junto al mar, le he escuchado casi sin interrumpirle, las respuestas a todas mis preguntas acumuladas en mi cabeza y que me costaba dosificar para no  volverle loco.

Así que hoy os puedo contar que desde que un limonero se planta, la calidad del limón aumenta a partir del quinto año. Y que a partir de esa fecha, ese limonero puede llegar a tener entre 220 y 280 kg de limones, incluso más, si el riego está bien controlado y el abono es el adecuado.

¡Tus limoneros entonces darán por lo menos 500 kg!”, le digo. Noto que sus ojos sonríen bajo las gafas de sol. Pero es que sus amigos, su hijo y hasta su mujer, me han contado que les dedica tanto tiempo y mimos que sólo le falta darles un Actimel cada mañana para que sean los limoneros más felices del mundo.

Pero todo tiene su porqué en la vida. La calidad no es casual, el cariño y el trabajo bien hecho tienen siempre los resultados esperados.

Y yo que todavía tengo en casa algunos limones de J.A., os puedo decir que son perfectos. Que huelen a limón a lo lejos, que cuando los partes parece que los han dibujado por dentro, y que su sabor es un regalo para nuestras papilas gustativas.

Yo le miro, y le pregunto. Tanto amor por el campo no viene de la nada. Esa ilusión por pasar horas entre flores de azahar, charlando con los más mayores y sabios de la zona durante horas, ayudando al que la edad ya no le permite hacer aquello que antes la vida no le ponía límites

Es entonces cuando el brillo de su mirada  podría iluminar la playa entera. Sé que hay un arraigo, una historia, alguien especial por el que J.A. se siente feliz allí.

Su padre se marchó demasiado pronto, y es que algunos parece que llegamos tarde al reparto de corazones, y nos pusieron uno de segunda o tercera mano, pero que aman con una intensidad enorme. J.A. fue un niño con suerte, porque vivió con el amor de sus abuelos.

Un abuelo afable y cariñoso con él, volcado en aquel pequeño que le miraba con admiración y el que siempre se refugió a su lado. Allí se sentía seguro.

Julio  y Antonia hicieron de él la persona buena que J.A.  es hoy. Su abuelo siempre se dedicó a la agricultura, con aquel niño agarrado a sus pantalones, observando e inhalando la vida dura pero agradable del campo. Un trabajo demasiado duro del que Julio quiso apartar a su nieto para que buscara un futuro más tranquilo.

Y así fue, pero las cosas del “corazón” le llevaron de vuelta a sus raíces.

Y en ese trocito de tierra me cuenta que se siente arropado por la presencia de su familia, recordando las largas temporadas que pasaba allí con su abuelo, observando y aprendiendo. Que respira paz, tranquilidad, que allí es muy feliz.

Imagino qué satisfacción debe producir empezar algo desde cero, desde esa primera plantación, el crecimiento, sus primeros frutos. Desde aquí puedo imaginar tu sonrisa ante ese espectáculo.

Dice que cuando eres niño, todo lo ves sencillo, pero cuando él se puso manos a la obra, supo lo complicado que es hacer las cosas para que todo sea perfecto.

“En la agricultura si no eres metódico y haces las cosas a su debido tiempo no eres eficiente”, me dice.

J.A. me cuenta que él cultiva el limón Verna y el Rodrejo. Y que en la Región de Murcia un tanto por ciento muy elevado es de limón FINO Y VERNA, consideradas las dos, variedades autóctonas de la región.

Pero que hay otras variedades como Eureka, Primofiori….

¡Lo que está aprendiendo hoy vuestra amiga de ciudad! Ja, ja.

Bueno, y hay algo que me ha sorprendido, y es que una, cuando no está muy puesta en el campo, pues eso, que resulta ser un poco ignorante.

Porque, ¿qué digo yo muchas veces? Que a veces se desconocen muchas cosas, pero que es maravilloso cuando un día sales de esa ignorancia.

Así que, ojiplático se quedo mi amigo J.A.  cuando le pregunté cuántos limoneros tenía para los limones Verna y cuántos para Rodrejo.

Sí, lo hice, no lo sabía, lo reconozco. ¡Del mismo árbol salen ambos! ¡TIENEN DOS COSECHAS!

Eso sí, no siempre tiene rodrejos, porque depende mucho de las temperaturas. Y es que el trabajo del agricultor es duro, porque depender de algo que tú no puedes controlar, como es el clima….

Por eso me cuenta J.A. que aunque no es habitual que falte el limón, este año con las grandes lluvias que hemos tenido en los meses de marzo y abril, los árboles sufrieron un “desajuste” y este verano muchos han sufrido la carencia del limón de calidad.

¡No seré yo!, quien tiene un amigo tiene un tesoro. Y tengo en casa unos limones para el gin tonic y para mis aperitivos que quitan “el sentío”.

Y hoy quiero dedicar esta historia a todos los que trabajan duro en el campo, para que nosotros tengamos en nuestra mesa cada día, frutas y verduras.

A Julio y a Antonia, mandando dos besos al cielo, porque cuando transmites valores como la generosidad, el trabajo, el amor y la humildad, también da sus frutos en las personas. Así que debéis estar muy orgullosos .

Y a ti, amigo, que un día te cruzaste en mi camino y conseguiste que tuviera un final de verano feliz.

Que los corazones sigan latiendo al ritmo que deben, y por supuesto, que el limón de la Región de Murcia, ese cítrico de mi color favorito, lleve un poquito de nosotros a todos los rincones del mundo.

FELIZ DOMINGO CON OLOR A AZAHAR.

EVA GARCÍA AGUILERA.