UN BARRIO PESQUERO CON MUCHO ENCANTO

UN BARRIO PESQUERO CON MUCHO ENCANTO

UN BARRIO PESQUERO CON MUCHO ENCANTO

Los que hemos vivido siempre cerquita del mar, necesitamos su olor para llenar de energía nuestro cuerpo, nuestros días. Y los que no viven junto a él pero un día se cruzó en sus vidas,  les crea una dependencia, una huella de esas imborrables.

No hay lugares que más me gusten cuando viajo por otras ciudades de costa que encontrar un barrio pesquero de esos llenos de magia, que huelen a redes mojadas de la noche anterior, donde sus vecinos son gentes trabajadoras, sencillas, para los que la pesca ha sido su vida durante generaciones. Se crea un ambiente bonito, a veces perdiéndote en callejuelas estrechas de casas decoradas con conchas y flores, otros son como una pintura de barquitas que soltaron su amarre y flotan a lo lejos ante las miradas atónitas de los que por allí paseamos.

Y luego está el nuestro, nuestro barrio pesquero de Santa Lucía. En un entorno privilegiado, casi rozándose con su hermano mayor, el puerto de la ciudad, es de esos lugares con historia, arraigo y todos los ingredientes para ser auténtico.

Por eso os quiero hacer partícipe de mi recorrido en  este entorno que yo siento muy cercano, porque después de muchos años lo he querido visitar como visito aquellos otros, como una turista más que ha llegado a nuestra ciudad y busca su esencia.

Así que entrando por el Paseo de las Delicias voy avanzando hasta este castizo barrio. ¿Sabéis que hace muchos años  este paseo albergaba un jardín botánico espectacular? Siendo sincera yo no tenía ni idea, pero bueno no hay que dramatizar, ahora ya lo sé y puedo compartirlo con vosotros.

Igual me ha pasado con uno de los iconos del barrio, EL PINACHO. Llevo toda la vida viéndolo ahí, observador y silencioso, capturando historias, conversaciones. ¡Es un espiradero! Construido unos años antes de 1.800,  fue el encargado de dar presión a unas aguas que surtían una fuente que se construyó en la zona y que provenían de un manantial. En fin, curiosear implica enterarte de cosas, aunque sea tarde.

Y caminando, caminando, llego a la Iglesia de Santiago Apóstol, donde me bautizaron, tocaba la guitarra en las comuniones en mi época joven y después bauticé a mis dos niñas. Siempre me ha llamado la atención tener que bajar unas escaleras para entrar, cuanto menos original. Es una iglesia sencilla, donde anteriormente cuentan que hubo una ermita que fue sede de la Hermandad de pescadores. Tiene una puerta preciosa en el lateral de hierro pintada de verde, sobre la que destacan esas cruces de Santiago rojas en relieve y las conchas blancas. Un mural asoma entre la vegetación de la puerta principal, orgullosa, con un mensaje que cuenta mucho: “desde este lugar nació para España la luz del Evangelio”.

Y es que cuenta la leyenda que el Apóstol Santiago entró en España en barco por las aguas del Barrio de Santa Lucía con una labor evangelizadora, traernos el cristianismo.

¡Os dije al principio que era un barrio pesquero en un bonito entorno y con mucha historia!

Por ello aquí, en el punto donde se cuenta que entró Santiago, luce una imagen impresionante de este apóstol, un gran trabajo de nuestro escultor Juan José Quirós. Y este entorno no sería tan especial si no se completara con un mural que recrea este pasaje, obra de Ramón Alonso Luzzy y Enrique Gabriel Navarro, que de forma generosa regalaron a este barrio.

Y ahora sentaros unos minutos aquí, en la dársena del Barrio de Santa Lucía, sin prisas, mirar a Santiago, los barcos de fondo y ese entorno que lo hace tan especial. Esta es la manera de poder sentir y vivir las cosas.

Y desde este punto, a derecha e izquierda el barrio pesquero brilla con luz propia. La carretera del muelle rebosa de pinturas que homenajean a los pescadores, un Club Náutico en el que te reciben con agrado en esa terraza junto al mar que desprende ese olor a “ pescaito frito” acompañado de cerveza fresquita. Un club náutico que desde 1.953 se estableció en este rincón, e hizo de él un lugar para ensalzar y dar vida a los deportes náuticos. Regatas de vela, Dragón Boat y todo lo que os podáis imaginar podréis practicar junto a estos profesionales que están encantados de ayudarte a disfrutar del lujo que es el deporte en el mar.

Y en pleno corazón de este barrio pesquero tenemos la LONJA DE PESCADO. Me asomo, la puerta está abierta aunque pone que el paso está restringido. Pero la vida es riesgo, así que entro  con la esperanza de poder salir después. No creo que me suban a un barco y me pongan a pescar con la técnica del arrastre.

Y así, discreta, con mi cámara de fotografiar comienzo a “husmear” por la zona.  Poco movimiento hay esta mañana en esta lonja, así que me acerco a algunos de los pescadores que remiendan redes y les pregunto qué ocurre.

¿Qué ocurre?, pues que están cansados de restricciones, que no pueden pescar más de 170 días al año, que llevan su vida entera y la de sus padres en alta mar, pescando, volviendo con alegría con su pesca, viviendo las subastas. Que sus barcos están parados, aunque con suerte a finales de junio reiniciarán su actividad. Ellos son los protagonistas, los que están viviendo de primera mano esta situación que me  transmiten con inquietud e incertidumbre. Hay una curiosidad que me ha sorprendido. Pescan con la técnica del arrastre, pero tienen prohibido la pesca de atunes, ya que ese privilegio no lo tienen todos por igual. Y si llegan a puerto con un atún, la multa está servida.

Hay otro pescador, dueño de un barco de unas dimensiones aceptables que me cuenta que los atunes se lo “comen todo”, pulpos, gamba……., pero que son una especie protegida y por ello la restricción de su pesca. ¡Sólo quieren trabajar!, y por ello me invitan al día siguiente a ver con mis propios ojos esa desolación que están viviendo. Se han dado cita en la puerta de la lonja todos los pescadores de la región  para reclamar el derecho a la pesca.

Me quedo un poco cabizbaja al escucharlos, y aunque no soy una experta ni mucho menos en este sector, conozco que hacen sus paradas correspondientes, que hay especies protegidas…, y que como en todo trabajo se rigen por una normativa. Y estoy segura que el próximo día que vaya por allí será como otras veces, porque estará esa alegría que hay siempre. Barcos que llegan con cajas enormes de hielo con destellos plateados fruto de su trabajo y esfuerzo, las voces con eco de las subastas……¡Seguro que sí!

¿Sabéis que en este edificio emblemático y característico de la ciudad se encuentra la sede de la Cofradía de Pescadores, y es el lugar desde donde sale el Viernes Santo de madrugada nuestro Jesús Nazareno para encontrarse con la Virgen Dolorosa?

Y por ello han querido rendirle un homenaje, con ese Jesús y el toque especial y característico de otro escultor cartagenero, Fernando Sáenz de Elorrieta. Así que luce bonito, rodeado de flores, con la muralla de fondo y bendecido en el 2.020 por el capellán Fernando Gutiérrez.

Este también sería un sitio para contemplar tranquilos, porque el entorno lo merece y porque las leyendas y la historia fluyen de manera especial.

Y hay algo característico e imprescindible en un barrio de pescadores, ¡locales castizos de calidad con buenas vistas para disfrutar de la gastronomía de la zona!

Y si hay un lugar por excelencia en el que todos hemos estado, ese es LOS TECHOS BAJOS. He ido desde pequeña, vivía cerca, mi padre es mucho de pescado y a veces después de una jornada maratoniana de trabajo en La Mufla cenábamos allí en esas noches largas de verano.

Tengo muchos recuerdos de ese lugar, porque cuando venían familiares de fuera, era muy típico llevarles a una zona con mar y pescado. ¡Qué buenos años! Y tengo en mi recuerdo  un patio al aire libre, con unas mesas de madera alargada. Así que ni corta ni perezosa entro a ver si revivo aquellos momentos. Desde 1.950 regalando momentos familiares, largas sobremesas……Y ahora les toca el relevo a Franma y su hijo, siguiente generación gracias a la que se mantienen vivos los lugares con encanto.

Cercanos, agradables…,¡ he preguntado por el patio trasero!, pero me cuentan que hace años que lo reformaron y ya no está. ¡Vaya!. Pero han sabido mantener su esencia, esos manteles de cuadros azules en el salón, una bonita terraza con las mejores vistas que han decorado con un gusto extraordinario. Porque te arropa ese ambiente de siempre, ese olor…. Encantadores de verdad, y yo que reconozco que no había vuelto hace muchos años, ya tengo mi mesa elegida para disfrutar de una noche de esas que se alargan, con calidad de primera, buen servicio, experiencia y mucha limpieza. Gracias Franma por tu amabilidad, por ese Asiático que dejamos para otro día, o mejor ya casi una cerveza bien fría, y por mantener vivo este lugar.

Y es que un barrio de pescadores como este debe estar arropado por su gastronomía. Así que un caldero en la Casa del Pescador o unas gambas a la plancha en el Varadero completan este recorrido de lo más variado.

Y ahora cierra los ojos y júntalo todo… ¿Sorprendido?, un entorno idílico aquí en tu propia ciudad, un barrio pesquero de esos que enamoran y que ahora mirarás como si fuera la primera vez.

ES UN BARRIO MARINERO,

ES UN BARRIO PESCADOR,

HONRADO Y TRABAJADOR,

EL MEJOR DEL MUNDO ENTERO .

FELIZ DOMINGO

EVA GARCÍA  AGUILERA.