UN TESORO BAJO EL MAR

UN TESORO BAJO EL MAR

A veces no nos damos cuenta la suerte que tenemos de disfrutar de entornos repletos de belleza que esconden secretos únicos.

Y algo parecido tuve la suerte de vivir esta semana en un lugar muy cercano para todos, del que ya había escuchado “cosas” anteriormente, pero no lo había vivido de una manera especial, disfrutando de esa experiencia, inhalando al máximo todo lo que me estaba regalando.

Y es que allí, con el paisaje de PUNTA DE GAVILANES, las luces de la feria que se reflejan sobre el mar de la PLAYA DE LA ISLA, las casas de los pescadores y a lo lejos la ermita, disfrutamos de un baño en familia pleno de esencia, historia y risas.

Porque allí estaba esa escalera que nos invitaba a bajar, que no quería que pasáramos de largo como tantas otras veces. Esa escalera que era la entrada a vivir la historia de siglos pasados, adentrarnos a algo único en el mundo. Porque mientras el agua nos empujaba a contracorriente y salpicaba de espuma con la fuerza que rompían las olas sobre las rocas, a lo lejos un BARCO FENICIO era observador de todas nuestras historias en sus aguas durante miles de años.

Y es que esa tarde, en el entorno de la Playa de la Isla, mezclamos diversión y cultura, y volvimos con la mochila rebosante de historias que habían ocurrido justo delante de nuestros ojos.

Porque muchísimos años atrás, pero que muchos, nos cuentan que los Fenicios movidos por una gran actividad comercial, parece que vinieron a estas tierras mazarroneras interesados en la fundición de plomo y plata que aquí se llevaba a cabo. Y que probablemente intercambiaban telas y cerámica por esos lingotes de plomo que quizás fue la causa de su hundimiento junto a la playa de la isla.

¿He dicho hundimiento? ¡Sí!, y eso era lo especial de nuestro baño esa tarde. Porque muy cerquita de estos cuatro locos chapoteando, subiendo y bajando por las escaleras, pero lo suficientemente apartado y protegido para que esta joya única se mantenga a salvo, estaba el barco fenicio MAZARRÓN II.  ¿Y lo mejor de esta historia?, pues que se encuentra casi completo, que tuvo la gran suerte de mantenerse hasta su descubrimiento bajo arena y algas que dio lugar a su buen estado de conservación, y que durante muchos años grandes profesionales están realizando todo lo que está en sus manos  para protegerlo y que muy pronto podamos disfrutar de este trocito de historia.

Y es lo que muchas veces cuento, que en cada lugar, cada rincón por el que pasamos a diario, podemos descubrir tantas y tantas cosas… Parece que la vida nos las va colocando para que sólo algunos, los curiosos, los que miran despacito las descubran.

He dicho MAZARRÓN II, y eso es porque…. ¡se localizaron dos barcos fenicios en la zona!

Mazarrón I fue localizado en 1.988, aunque sólo la quilla y algo de su cargamento tuvieron la suerte de recuperar, y que si os he despertado la curiosidad,  podéis disfrutar de él en el MUSEO DE ARQUEOLOGÍA SUBACUÁTICA de Cartagena.

Y años más tarde, nuestro tesoro más escondido asomó un trocito pequeño avisando que él también quería mostrarse al mundo. ¡Y vaya si se mostró! Porque con algo más de 8 metros de eslora y 2,25 m de manga, lleva años recibiendo todos los mimos ,cuidados, piropos y expectación de buzos, arqueólogos y todos aquellos especialistas que con la limpieza, la evaluación de su estado, la caja de protección , trabajan sin descanso para que muy pronto salga a la luz.

Y mientras esto ocurre, también en el Museo de Arqueología subacuática de Cartagena, podéis disfrutar de una reproducción de esta joya que me reitero es única en el mundo por su estado de conservación bajo el mar, y en el Puerto de Mazarrón de un centro de interpretación donde serás capaz de introducirte en la historia con sólo cerrar los ojos y escuchar todo lo interesante que allí cuentan.

Y esto es lo mejor del  recorrido por nuestra vida, que a veces un simple baño en la playa, se puede convertir en una experiencia de esas que respiras y te sacan una sonrisa, una bonita tarde en familia, refrescante y con sorpresas.

FELIZ DOMINGO DE VERANO.

EVA GARCÍA AGUILERA.