Rincón Literario de Paco Marín: “Dios no baja a los infiernos”

Rincón Literario de Paco Marín: “Dios no baja a los infiernos”

TÍTULO:     Dios no baja a los infiernos

AUTOR:      Luis Aleixandre Giménez

EDITA:       Unaria ediciones (2021)

Encuadernación: Rústica con solapas. Tamaño: 14,8 x 21 cm. Número de páginas: 332. PVP: 23,00 €. ISBN: 978-84-123658-1-8

Dos protagonistas, tiene esta historia: El principal, aunque no lo parezca, inspector Tárrega y como secundario, la inspectora Ferrer -investigación-. El primero “narra” como y porqué cae a los “infiernos”.

El inspector Tárrega lo tenía todo, y todo lo pierde de golpe por un hecho fatal y celos de algunos compañeros. El denominador común son una serie de asesinatos ritualizados, que al ser investigados por la inspectora entra en la vida de su compañero Tárrega.

Mal y pecado, pecado y mal perfectamente enhebrados por la pluma y prosa de Luis Aleixandre. ¡Ojo! el infierno está tan cerca de nosotros que podemos caer en él en cualquier momento.                        

«Un cuerpo sin vida aparece en un portal de la capital del Turia. Una extraña inscripción realizada con sangre, junto al cadáver, hace pensar a la inspectora de la Policía Judicial de Valencia, Jessica Ferrer, que se encuentran ante un asesinato que presenta las mismas características que otros cuatro cometidos años atrás. La brigada se halla en una situación delicada, ya que, por dichos crímenes, se acusó, juzgó y sentenció a cumplir condena en la cárcel de Picasent, al inspector que llevaba el caso: Narciso Tárrega.

Jessica asume que el asesino sigue suelto y que solo adentrándose en el pasado de su compañero encarcelado podrá dar con las claves para resolver el rompecabezas. Sin embargo, descubrirá algo devastador: que las cosas nunca son lo que parecen y que la maldad reside, en demasiadas ocasiones, en las almas de personas más cercanas a nosotros de lo que imaginamos».

Luis Aleixandre Giménez (1964, Vila-real).Publica su primera obra, “Veinte días desenfocado”, en 2016. En 2017, el festival Castelló Negre incluye su segunda novela “Letras cautivas” (Unaria Ediciones) en su colección. Ese mismo año fue el ganador del concurso de microrrelatos FANTASTI’CS17. En 2018 se publica el cuento corto bilingüe “Días de fútbol/Dies de futbol” (Unaria ediciones) con el respaldo del Villarreal CF. En diciembre de 2019 fue declarado ganador del Premio Qubo 2019 en la modalidad de Narrativa. El mes de febrero de 2020 sacó al mercado literario la novela Mil ramos de flores no son suficientes (Unaria ediciones). En octubre de 2021, sal a la luz Dios no baja a los infiernos, con la que resultó 6º finalista del prestigioso Premio Planeta 2019.

Aprendemos mucho más…charlando con Luis Aleixandre… Un placer…

P.- Por favor, presente a Luis Aleixandre Giménez

R.- Para la gente, en general, soy un cincuentón que fue capaz de obtener el título de ingeniero técnico eléctrico y aprobar una oposición. Casado y con dos hermosas hijas. Curro como inspector de instalaciones industriales y escribo novelas en mis horas libres.

Para los amantes de la novela negra, en particular, soy un perturbado mental capaz de urdir las tramas, situaciones o conflictos más oscuras que puedan acechar al ser humano.

P.- ¿Cuándo, cómo y por qué nace "Dios no baja a los infiernos"?

R.- Nace a principios del año 2017 como consecuencia de una inquietud que me tenía obsesionado: utilizar una técnica narrativa diferente y original con la que intercalar, en el desarrollo lineal de la acción, secuencias referidas a un tiempo pasado; es decir, los típicos y recurrentes flashback literarios. Eso me permitió crear el personaje de la Doctora Nora. (No sé si soy el único que he advertido que estas interrupciones de la acción en curso, para presentar hechos ocurridos en un tiempo pasado, si no están bien resueltas, le restan calidad y credibilidad a la obra). Una vez resuelta la forma de narrar la novela, el resto se desarrolló con cierta normalidad.

En cuanto al por qué nace, es sencillo: hacer una detallada denuncia social sobre el egoísmo que impera en nuestras ciudades, donde un pobre desgraciado, sin familia ni amigos, es masticado y escupido por una sociedad plagada de individuos que van a su “bola”, a los que solo les mueve sus propios intereses.

P.- Comente, a los lectores, qué relación existe entre la portada y el interior de la novela.

R.- Es sencillo e intuitivo. El monigote cayendo al vacío simboliza al personaje protagonista de la novela: el inspector Tárrega en su descenso a los infiernos de la desesperación (un guiño a mi Vila-real del alma, que fue donde nació el compositor de guitarra clásica, de renombre internacional, Francisco Tárrega). La contemplación de la portada proporciona un mensaje más perceptible una vez que se ha terminado de leer la novela. Me gusta así.

P.- Al comienzo de cada capítulo aparecen fragmentos de (Pescado rabioso -Artaud- 1973) de Luis Alberto Spinetta ¿por qué?

R.- Durante muchos años he sido un apasionado seguidor de la música progresiva argentina de los años sesenta y setenta. Y de todos ellos, Luis Alberto Spinetta ha sido el que más me ha impactado por sus melodías y por sus letras. De su primer grupo, Almendra, al tercero: Invisible; pasando por su segunda formación: Pescado rabioso. Poseo primeras ediciones originales de sus discos de vinilo. Y no solo eso, escribí un libro, de un solo ejemplar encuadernado en piel, en el que recopilé todo lo referente a su música, su poesía y su obra. Esas entradas a los capítulos es un pequeño y personal homenaje a su figura (creo que a los argentinos les gustaría leer mi novela).

P.- ¿Cuál ha sido su base documental?

R.- Disfruté visitando a una de las protagonistas de la novela: la ciudad de Valencia. Pasé un día entero recorriendo sus calles, el cauce del viejo Turia, la Jefatura General Superior de Policía y la Parroquia de Nuestra Señora del Pilar. Luego amplié el círculo en busca del mejor lugar donde ubicar el pub “Siete putas” y, por último, me acerqué a la playa de la Malvarrosa. Lo otro, lo de investigar en el trabajo de una psicóloga, lo de buscar una justificación a los brutales asesinatos, lo de documentarme sobre las visitas oficiales al centro penitenciario de Picassent, eso también estuvo bien...

P.- Háblenos de la inspectora Ferrer ¿Se basa en alguna persona real?

R.- No, no es real. Quizá sea mi propio Frankenstein. He creado a la coprotagonista de la novela con retazos cuidadosamente escogidos de la naturaleza femenina. He hilvanado la voluptuosidad con la inteligencia, la agudeza mental con la independencia sexual y económica, y una personalidad arrebatadora con la candidez de quien esgrime una sonrisa ante un hermoso amanecer. Esa es Jessica Ferrer, una inspectora de policía que ama su trabajo, pero que no desatiende sus otras facetas como persona.

P.- Con los escenarios de la novela podría realizar un circuito literario ¿lo ha pensado?

R.- Bueno, eso corresponde pensarlo a otros. Y para ello, la novela debería circular con dinamismo por las librerías de la capital del Turia, para que fuese conocida, pero todos sabemos que, si no editas con un monstruo editorial, es harto difícil. De todas formas, estoy abierto a propuestas. Sería divertido, Valencia bien lo vale.

P.- ¿Tiene referentes en la novela negra? ¿Cuál es su arma favorita a la hora de matar?

R.- Tengo referentes, claro. Me inicié en esto de los crímenes con Boris Vian y Stephen King. Luego me dejé llevar por un batiburrillo de autores, entre los que destacaría a los nórdicos Jo Nesbo y Stieg Larsson, entre cuyas obras mezclé las de Bukowski y Paul Auster. Ahora estoy leyendo obras que debí descubrir mucho antes y que tengo en espera, en mi biblioteca, dispuestas a ser devoradas; novelas de Francisco García Pavón, Julián Ibáñez, Paco I. Taibo II, Juan Madrid, Juan Antonio de Blas, Manuel Quinto, Andreu Martín y Francisco González Ledesma.

En cuanto a mi arma favorita para matar… las que tienen filo, las forjadas a fuego. Me daría terror ver a alguien dirigirse a mí con un machete; mucho más que con una pistola.

P.- Como lector, prefiere ¿libro electrónico, papel o audio libro? ¿Por qué?

R.- Solo leo lo que puedo oler y palpar. Con eso te lo digo todo. No tengo ni lector de libros ni libro electrónico alguno. Tampoco he probado el audio libro. Simplemente, no los necesito. No me importa ser anticuado en esos temas.

P.- ¿Qué está leyendo ahora mismo? Recomiende, por favor, un par de títulos.

R.- En cuanto termine de leer Dócil, de Aro Sáinz de la Maza, tengo preparado un título que me acaban de regalar (¡cómo me gusta que me regalen libros, por Dios!). Su título: Los muertos de las guerras tienen los pies descalzos, de Alfonso Gutiérrez Caro y Antonio Parra Sanz (Cosechanegra ediciones).

En cuanto a recomendar títulos, voy a ser muy escueto y directo: La mano armada, El ángel triste y Días de guardar. Todos ellos del tristemente desaparecido Carlos Pérez Merinero.

P.- ¿Qué manías tiene a la hora de escribir?

R.- Muy pocas. El diccionario al alcance de la mano (o a un clic del ratón), tranquilidad en el entorno y música. Siempre ha de sonar la música.

P.- Relate alguna curiosidad literaria personal que le haya ocurrido y no ha desvelado hasta ahora...si la hubiere.

R.- Te la contaré, aunque la he desvelado alguna que otra vez. En la gala de entrega de los premios Planeta de 2019, pese a ser finalista y ser expresamente invitado, al acceder al recinto no me permitieron la entrada. Lo primero que te exigen es que te identifiques y, para ello, había dispuestas tres mesas marcadas con grandes letras que indicaban qué apellidos les correspondía gestionar a cada una, como en las mesas electorales. Me dirigí a la que lucía una enorme A (Aleixandre, obvio) y no figuraba en la lista de invitados. Joder, pensé, ya la hemos liado. Me negué a retirarme y exigí la presencia de algún responsable. Sin embargo, el que acudió fue un grandullón de seguridad con el pinganillo colgándole de la oreja. En ese momento, ante el revuelo que podía montarse en el hall, hizo acto de presencia la coordinadora del evento con un manojo de papeles en la mano. Y con ella se hizo la luz. Tras algunas indagaciones, más propias del agente Plinio que de una organizadora de celebraciones literarias, se descubrió que me habían asignado la mesa a la que le correspondía la letra G (Giménez), ya que pensaron que Aleixandre formaba parte del nombre y no de los apellidos. Asunto resuelto. Nos pidieron disculpas, nos acompañaron al photocall y, a continuación, disfrutamos de la cena y del acto. Fue una noche que no olvidaré jamás.  

P.- Venda su libro ¿por qué hay que leer “Dios no baja a los infiernos"?

R.- Si lo digo yo, como padre de la criatura, puede que no cuele. Pero lo que sí es cierto es que la novela, previo a la nominación del premio Planeta 2019, fue analizada, examinada y diseccionada por un comité de lectura experto en esas lides, que además forma parte de la mayor editorial del mundo en lengua española. Ese hecho, según me dijo un buen amigo escritor, es suficiente garantía para tener la certeza de que he escrito una buena obra. También existen reseñas de expertos en novela negra que resaltan sus virtudes. Ahora, tras un breve lapso de tiempo desde su publicación, será interesante averiguar lo que dictaminan los lectores que hayan invertido su dinero en la novela.

P.- ¿Cómo ha toreado al bichito Covid-19? Sus planes a corto y medio plazo ¿son?

R.- Todo lo contrario, creo que ha sido el bichito quien nos ha dado un par de manoletinas y varios pases de pecho. Debemos dar gracias a que en la escuela de tauromaquia suspendió la asignatura Estocada final.

Mis planes más inmediatos pasan por llevar a cabo la promoción de Dios no baja a los infiernos y la recientemente editada por Cosechanegra ediciones: Hombres malos(finalista del premio “Sed de Mal” del Festival Octubre negro de Madrid 2021). El editor Pedro J. Martín y su equipo, entre los que se encuentra el artista que ha diseñado la fenomenal portada, Domingo Carrasco, ha trasladado al papel una historia muy dura, muy negra, a la que no he querido pulir las aristas. Tiempo habrá para hablar de ella.