Fotovoltaicas Sí, pero no así, por Leli García
Fotovoltaicas Sí, pero no así, por Leli García
En los últimos días he tenido la oportunidad de acudir a dos reuniones donde se ha tratado el tema de las grandes plantas fotovoltaicas en el municipio de Cartagena, y más en concreto en el distrito siete de nuestro municipio que se corresponde con el entorno del nuestro querido Mar Menor.
En la primera se constituyó la Alianza del Campo de Cartagena para la ordenación de instalaciones fotovoltaicas y se celebró en el hotel Campomar con la participación de diversos colectivos de nuestro municipio. La segunda, que tuvo lugar en Los Nietos estaba convocada por la FAVCAC y pretendía informar a los representantes de las Asociaciones de Vecinos del entorno del Mar Menor, así como a los demás colectivos presentes, sobre los distintos proyectos de los que se tiene noticia que tienen previsto instalar este tipo de plantas en el distrito siete del municipio.
Sí algo me ha quedado claro de estas reuniones es que, como ocurrió en la zona oeste de Cartagena, los vecinos y vecinas de este entorno no quieren volver a ser los conejillos de indias de experimentos de las grandes corporaciones a las que solo les importa el beneficio y no las consecuencias de sus obras.
¡Que distinta sería la situación del Mar Menor si hubiéramos sabido las consecuencias de la instalación de las grandes empresas del agronegocio en su entorno!
Esta claro, con lo que hoy sabemos, y que ha confirmado una vez más la Unión Europea, que la ciudadanía nos hubiéramos plantado y nos hubiéramos negado a que se implantara ese modelo de negocio en nuestro municipio y que ha tenido como consecuencia la muerte de miles de peces y una situación que podemos calificar de desastre ecológico.
Pues bien, en un entorno que sufre un equilibrio ecológico muy precario ahora nos vienen a decir que la instalación de grandes plantas fotovoltaicas es la solución para el problema que sufre el Mar Menor. Pero nada más lejos de la realidad.
Muchos de los grandes propietarios de terrenos de su entorno ven como ahora van a perder sus ingresos al impedirles seguir con el regadío intensivo y han visto en este tipo de plantas la solución a sus problemas económicos. Pero ¿a costa de qué? Pues a costa, una vez más de la salud del Mar Menor.
Hay que tener en cuenta que la instalación de estas plantas llevaría asociado entre otros efectos negativos: mayores escorrentías y aportes de agua dulce al Mar Menor, destrucción de masa vegetal (ya que para instalarlas hay que eliminar toda la vegetación), para la eliminación de la masa vegetal se utilizan herbicidas que debido a las escorrentías acabarían en el Mar Menor y un mayor aumento de los metales pesados, tanto en el aire como en el Mar Menor, al no haber vegetación que lo fije y lo retenga.
Conclusión, nos quitan un problema para ponernos otro mientras ellos, los de siempre, siguen enriqueciéndose a costa de la salud de nuestro entorno.
Entonces ¿Estoy en contra de las fotovoltaicas? No. Rotundamente no. No solo creo que la energía fotovoltaica es necesaria, sino que es imprescindible y el futuro de nuestro planeta pasa por acabar con los combustibles fósiles y sustituirlos por energías renovables como la solar.
Lo que critico no es la energía fotovoltaica, sino el modelo de negocio que una vez más nos quieren imponer las grandes corporaciones y que venden bajo la etiqueta de energía ecológica porque es lo que está de moda.
Lo que yo defiendo es un modelo completamente diferente. Hay que apostar por el autoconsumo. Un modelo sostenible que permite a los particulares instalar placas solares en sus domicilios para no tener que depender del capricho de las grandes energéticas. Este modelo también es aplicable a las comunidades de propietarios y a las pequeñas y medianes empresas.
Creo que, y así lo he dicho en más de una ocasión, que todas las administraciones, local, regional y estatal deben de poner todos sus esfuerzos al servicio de potenciar el autoconsumo, tanto de la ciudadanía como de las pequeñas y medianes empresas.
Resulta de todo punto de vista incongruente ponernos a llenar el campo de placas solares cuando tenemos grandes espacios urbanizados en cuyos tejados se podrían instalar esas placas y que no solo no causarían problemas en el entorno natural, sino que permitirían ahorrar mucho dinero a todos los usuarios de este tipo de energía, no debemos olvidar que las empresas que están detrás de estas macro plantas solares acaban exportando esa energía al extranjero y por lo tanto los vecinos de la zona no solo sufren las consecuencias de estas instalaciones, sino que además no se pueden beneficiar del único posible beneficio de las mismas.
Pero no acaba ahí la cosa. El Ayuntamiento debería apostar por la creación de una empresa municipal de energía para aprovechar los techos de todos los edificios municipales que hay en Cartagena lo que permitiría abaratar de forma considerable la factura eléctrica que paga y permitiendo vender el excedente de la misma a todos los ciudadanos del municipio y utilizar esos ingresos para mejorar nuestro municipio que falta le hace.
Por todo ello tengo claro que la solución al problema de crisis energética que vivimos y al desastre ecológico del Mar Menor causado por la agroindustria no es llenar los campos que lo rodean de placas fotovoltaicas y así lo voy a decir en el próximo pleno del mes de septiembre donde voy a pedir que, como ya se hizo en el distrito uno, el distrito siete quede libre de plantas fotovoltaicas, porque debemos apostar por al energía fotovoltaica, pero no así.