PENSANDO EN VOZ ALTA: DIVAGANDO SOBRE LOS SERVICIOS DE URGENCIAS HOSPITALARIOS
PENSANDO EN VOZ ALTA
DIVAGANDO SOBRE LOS SERVICIOS DE URGENCIAS HOSPITALARIOS
Llevamos mucho tiempo que, por una u otra razón, hablamos sobre los SUH (Servicios de Urgencias Hospitalarios). Está claro que nunca llueve a gusto de todos y menos si es uno, en persona, quien lo sufre. Vemos en las noticias, y si tenemos que acudir a un hospital, que los pasillos de urgencias y próximos están atestado de pacientes; las más de las veces con una carencia absoluta de intimidad. Basándome en estos hechos actuales y graves quiero pensar en voz alta sobre el particular.
Está claro que las urgencias hospitalarias parecen ser sinónimo de un problema crónico de nuestro sistema sanitario. Estamos, sin dudar, ante una cuestión compleja que precisa un profundo análisis de los mecanismos de percepción de la necesidad y de la demanda, así como la respuesta de la oferta.
Hay que tener muy claro que el flujo de pacientes hacia los SUH no va a disminuir; hay que tener muy presente cuáles son las motivaciones por las que una gran parte de la población acude a estos servicios de forma autónoma y por cuenta propia.
Generalmente, el proveedor o la administración sanitaria parten de un enfoque retrospectivo del análisis del problema. Se pregunta como mejorar la efectividad y la eficiencia del servicio de urgencias y del conjunto del sistema con relación a un problema de salud ya identificado o diagnosticado. Por el contrario, el enfoque del usuario o del paciente es prospectivo. En este caso, la cuestión es como reducir la incertidumbre frente a una percepción de necesidad derivada de un problema de salud aún no suficientemente identificado. Se busca en esta ocasión un nivel de seguridad y calidad técnica, sin una contraprestación económica, aunque si una mayor accesibilidad para obtener el servicio esperado.
Hay que poner de manifiesto la importancia del análisis desde la perspectiva del usuario. La percepción de necesidad y prioridad de atención, la asimetría entre el proveedor y la población en el nivel de información, la accesibilidad a una oferta amplia de la cartera de servicios, la inmediatez en la respuesta o la longitudinalidad de la atención son aspectos centrales para poder analizar el perfil de demanda y la utilización de los servicios de urgencia.
El contacto con los usuarios de los servicios de urgencias y de conversaciones mantenidas con los mismos lleva a plantear la siguiente hipótesis: “Los servicios de urgencias, tanto hospitalarios como extrahospitalarios, desempeñan un papel de contención de la ansiedad que en otros tiempos era ejercido por el entorna social cercano”. La familia, los vecinos y todos los entornos próximos solían ser el primer lugar de demanda de consejo para muchos de los problemas de salud. En el contexto social actual, con menores redes informales de apoyo, son los servicios públicos, en este caso los sanitarios, los que pasan a ejercer ese rol. Además, hay que considerar la cada vez mayor medicalización de la vida, que hace cada vez más dependiente a la población de los servicios de salud. Cuanto mayor es la oferta de “salud”, más gente responde que tiene problemas, necesidades, enfermedades. Mientras, en las zonas con servicios sanitarios menos desarrollados esta percepción es menor. Podríamos concluir que cuanto más gasta una sociedad en asistencia sanitaria, mayor es la probabilidad de que sus habitantes se consideren enfermos.
En este punto, y para finalizar el pensamiento que no el problema, considero que se tiene que reorientar la pregunta clave, para poder entender los colapsos en los SUH, «¿Qué factores determinan que una persona decida acudir a un servicio de urgencias (público o privado) ante problemas de salud recogidos en la cartera de servicios de la atención primaria?».