PENSANDO EN VOZ ALTA: ESTADO DE JUBILACIÓN
PENSANDO EN VOZ ALTA
ESTADO DE JUBILACIÓN
Se positivamente que muchos de los lectores, hoy, de mi columna no estarán de acuerdo conmigo. Voy a intentar explicar el por qué. Tengo muchos amigos y conocidos que están deseando jubilarse para tener todo el tiempo del mundo para potenciar sus aficiones y dedicarse en cuerpo y alma a ellas; fundamentalmente lectura y algún otro, pintura.
Entre los lectores los hay que ahora les falta tiempo para leer todo lo que tiene pendiente y cada día le aumenta un poco más. Me dicen “que suerte tienes tu con todo el día para disfrutar de tus aficiones”. Yo llevo jubilado cuatro años y medio y entre mis pasiones están la lectura, las reseñas literarias, la organización de eventos literarios y alguna que otra presentación… entre otras actuaciones. Pues bien, parecen muchas actividades; y lo son, también he de sumar la redacción de esta columna -algunas veces me cuesta horrores su construcción-. Cuando uno pasa al otro lado y deja atrás la actividad profesional que ha sido el eje de su vida se lanza de cabeza a desarrollar todo aquello que tiene en mente. Las veinticuatro horas que tiene el día nos parecen pocas, pensamos que alguna más debería tener.
Reitero, esa actividad es o parece ser muy potente al principio y el tiempo se pasa de una forma rápida y sin darnos cuenta. Pero llega un momento en que todo se va asentando y empezamos a darnos cuenta que ocupar todas las horas del día es un reto. Podemos llegar a un cierto aburrimiento, a una cierta apatía sino somos diligentes y cuadramos el devenir diario con un horario de actividades diversas. En lo que a mi respectame levanto, normalmente entre siete y media/ocho de la mañana, todos los días de la semana. Despierto estoy mucho tiempo antes, oyendo las noticias en mi pequeño transistor. Después de las abluciones diarias, preparo el desayuno, desayunamos mi mujer y yo, y a continuación me voy a mi despacho a trabajar unas cuantas horas. Voy a la calle cuando toca, a diversas cuestiones. Comida, resolución posterior de dos sudokus diarios, noticias y nos ponemos a la lectura. Un día y otro. Lógicamente siempre aparecen actividades inesperadas o programadas tiempo antes.
Conforme va pasando el tiempo, o bien se baja de actividad o parece que el día se alarga y vamos entrando, poco a poco, en una cierta apatía y la cabeza comienza a darle vueltas a pensamientos variados. Dependiendo de la edad de cada uno la idea del viaje sin vueltacada vez está más presente, máxime cuando lees o te comunican que tal o cual persona, familiar, amigo o conocido ha sacado billete de ida, únicamente. A mi me está pasando en estos días, ¿por qué? no lo sé, o sí lo sé y no quiero reconocerlo. No viene al caso lo que ha desatado una sensación que me acompaña, ya, varias jornadas. Me he dado cuenta que mi padre falleció con la edad que yo tengo ahora mismo, setenta y un años, y me quedo repasando su vida junto a mí y la mía. Si uno está en activo esas sensaciones se van pasando con las labores diarias. Más, en situación jubilar uno puede dejar para más tarde lo que esté haciendo o para el día siguiente y nos dedicamos a mirar a la nada recordando, en mi caso, a mi padre -y por extensión a mi madre- y preguntarme cuanto más caminaré hasta que volvamos a estar, los tres, en el pensamiento y recuerdo de nuestras respectivas familias.
Así que, reitero, el estado de jubilación es necesario y hermoso si lo ocupamos en esas cosillas que nos agradan y no dejamos que la mente te vaya corroyendo poco a poco.