Pequeña reflexión sobre el confinamiento por Pencho Angosto

1 mes. Llevamos exactamente un mes confinados en casa, recluidos, tratando de salir solo lo imprescindible de ella para realizar tareas ineludibles: comprar alimentos, medicamentos...

Sin salir, por responsabilidad y también, porque no decirlo, por temor a enfermar y a poder contagiar a algún ser querido.

Un mes de nuestra vida parada. Sin salir ni siquiera a trabajar en muchos casos. O saliendo solamente a trabajar y volviendo a casa rápidamente. Un mes sin socializar, sin ver a los amigos, sin poder dar la mano o un par de besos, sin poder salir a tomar algo con tu familia o amigos, sin salir de tiendas, sin salir a pasear, sin ir a algún espectáculo.... Un mes nuestra vida parada. En casa. Leyendo. Viendo televisión. Conectados por redes sociales. Haciendo tareas de casa de esas que siempre esperan a que tengas un hueco.

Nuestra vida ha cambiado. Nos hemos dado cuenta de lo frágiles que somos. Nos hemos dado cuenta de que aquellas cosas que creíamos que eran importantes, no lo son tanto.

Un simple virus nos ha hecho cambiar esa percepción que teníamos de la vida. Todos esos mensajes tan bonitos que a veces nos mandan por redes sociales sobre el valor de los seres que quieres, sobre el valor de la amistad, y que siempre te gustaron y pensaste que era cierto, pero que no tenías tiempo para pararte y seguías en la vertiginosa rueda de la vida, ahora cobran más fuerza que nunca.

Estos días nos estamos dando cuenta de que las buenas personas se ven en momentos duros como estos y de que las malas personas, los egoistas, los malnacidos, lo son también más en estos momentos.

Ojalá esta desgracia que estamos viviendo y que está afectando a tantas familias y lo que vendrá después, con situaciones económicas dramáticas para también muchísimas familias, nos sirvan a todos para ser mejores personas y para que vivamos en una sociedad mejor. Ojalá.

De corazón, ánimo y mucha fuerza y paciencia para todos.