ARDE BOGOTÁ SE ASOMA A LA VENTANA DE EVA

ARDE BOGOTÁ SE ASOMA A LA VENTANA DE EVA
Hace una mañana soleada para ser febrero en Cartagena. Es cierto eso que dicen que somos un lugar de sol y mar, incluso en invierno.
He cogido mi coche para alejarme un poquito del bullicio, porque he quedado con unos chicos muy especiales. Soy curiosa, ya lo sabéis, y me apetecía muchísimo abrir mi ventana y que se asomaran a esa ciudad que ellos llevan por bandera allá donde van. Que disfrutaran con sus personajes, sus rincones, sus anécdotas y que entraran a formar parte de mis historias hechas con el corazón. Porque me apetece saber tantas cosas, introducirme en sus vidas mientras tarareo eso de… Sé que hay algún exoplaneta que estamos valorando ir a colonizar.
Y los voy viendo llegar a lo lejos, cada uno por su lado. Nada de estridencias, ni coches con los cristales tintados, no. Sencillez y naturalidad.
Pepe, Jota, Antonio y Dani. Ellos son, ARDE BOGOTÁ.
Pepe, ese niño que estudió en el colegio cartagenero Mastia. De pequeño me cuenta que quería ser bombero y que soñó con ser el hombre del tiempo (sus compañeros se ríen, desconocían esa faceta oculta del bajista del grupo). Incluso se planteó ser profesor de matemáticas. Pero lo único que nunca imaginó fue que con 13 años estaría dándole al bajo. Mis primos deciden montar una banda y era el instrumento que les faltaba, así que fue un instrumento que me tocó un poco de rebote. Y ese adolescente dejó el grupo al cabo de un tiempo. Probó en un grupo de Metal y después de Hip Hop, y un día José Ángel (Jota) publicó en Facebook: se busca bajista para proyecto Funky. Tenía claro que mi pasión era tocar, aunque nunca pensé que iba a dedicarme a esto. Y lo consiguió, claro que sí. Un cruce de caminos con Jota y Dani hizo que esa banda fuera su banda, a la que unos meses más tarde se uniría Antonio.
Dani, él estudió en Adoratrices. Me hace ilusión, porque yo también estudié allí. Le cuento que cuando yo estudiaba había monjas y éramos solo niñas. Calla, eso no lo sabía, me dice sorprendido. Como si le estuviera hablando de la prehistoria, ja, ja. Me cuenta que la pasión por la música le viene por su madre, que es pianista. Y por ello terminó en el conservatorio, porque quería seguir la tradición familiar. Comenzó con el clarinete, pero dice que… No me encajó el clarinete, me lo impuso un poco mi madre y me lo acabé dejando, pero el gusanillo de la música siempre lo tuve. Un tiempo después me volví a reencontrar con la música, empecé a tocar la guitarra, me metí con la guitarra eléctrica. Los compañeros de Adoratrices hicieron una banda y fui encadenando bandas hasta tocar con una en la que estaba Jota. Al tiempo Jota se fue…
Y es entonces cuando este chico de mirada limpia hace una reflexión muy bonita.
Con el tiempo yo sentí que Jota era el único de los músicos con el que había tocado en mi corta vida y con el que había conectado. Tío, a mí me encantaba como tocabas.
Así fue como se volvieron a juntar, pusieron el anuncio en Facebook…
Jota. Él dice con orgullo aquello de… Yo nací en el Rosell, crecí en San Ginés y en Los Mateos. Fui a la guardería Piccolinos que ya no está y ahora es un bazar chino. Mi madre estudió y creció en Santa Lucía y mi padre era de la Serreta. Estudié en el Virgen del Carmen con Antonio, fui a Isaac Peral con Pepe.
Salía mucho por los Juncos, me juntaba con amigos que me iniciaron en la música. Conocí lo que eran las salas de ensayo y hacer música en directo. Formé una banda “echándome el pisto” de que sabía tocar la batería, y ya nunca más dejé de tocar.
Y me añade como curiosidad que nunca le ha gustado el fútbol, que hacía natación y se apuntó a taekwondo. Me faltó preguntar a qué color de cinturón llegó.
Y como todo adolescente, confiesa que iba a la rambla a hacer botellón. Que yo, aunque fui a Adoratrices y soy ya muy mayor, también fui a la rambla. Añade que frecuentaba el Ápoca, un bar heavy que fue cambiando de nombre. También en Las cañas, donde servían chupitos baratos. Mi chupito favorito era el TGV, el tren más rápido de Francia, que era tequila, ginebra y vodka.
En aquella época mis padres estaban preocupados por mi futuro, pero maduré, fui a la universidad y me convertí en un hombre de bien.
Y entonces puso su mensaje en Facebook…
Antonio. Coincidí un año en el colegio Mastia con Pepe, en el Virgen del Carmen con Jota, estudié en Jiménez de la Espada y de allí a la universidad. Me fui un año a París y aproveché a aprender a tocar la guitarra. Cuando volví conocí a Dani y le dije que yo hacía canciones. Así que me llevó con el resto. Yo llegué con una idea de canción que tiempo más tarde se convirtió en Antiaéreo.
Antiaéreo. De su estancia en París se llevó la amistad de compañeros colombianos. Un tiempo después fue a visitarlos a Bogotá, y narra que en un atasco monumental en el coche con sus amigos, les puso la canción. Pero no una vez, la quisieron escuchar más veces, atentos. Antiaéreo se escuchó por primera vez en Bogotá.
Aquello fue decisivo. Y así fue como el camino de estos cuatro chicos movidos por la música se cruzó y formaron una banda, Arde Bogotá.

¿Queréis saber más cosas? Porque les he preguntado un montón.
Gestión del éxito, la valentía de dejar la parte cómoda, el apoyo de la familia.
Y Antonio me cuenta… Dani dice mucho que como somos cuatro y nos ha pasado lo mismo a los cuatro, ha sido el punto crucial de la gestión. Hay compañeros que llevan mejor que tú algunas cosas, y eso te da valor, seguridad, aprendes de ello, valentía. Y con suerte tú llevas otras cosas mejor que ellos. Ha habido momentos complejos y los sigue habiendo, cosas para las que nadie te enseña en situaciones muy distintas. Estamos los cuatro en ello y eso es muy beneficioso.
Y respecto al salto, Antonio dice… Nosotros alargamos muchos nuestros procesos personales de cambio y ha sido una gestión muy sacrificada. Lo que pasa es que como ha ocurrido tan rápido, parece que ayer llegó alguien y dijo… a funcionar. Hemos sacrificado mucho de nuestra vida, de nuestro tiempo, de nuestro futuro, por este proyecto. Y eso ha sido a los ojos de nuestra familia y de la gente que nos quiere. Ellos apoyaron cualquier decisión que pudiera llegar a un beneficio vital, porque sabían lo que estábamos padeciendo. Y nos ha compensado cien por cien.
¿En el momento actual veis factible hacer conciertos de cercanía, como aquel primer concierto en El soldadito de plomo?
Dani contesta a esta pregunta. A nosotros nos gusta. Yo, por ejemplo, siento más calor en una sala donde la gente pueda tocarte que en un sitio donde la valla está tan separada que no puedes reconocer ni caras. Son sensaciones diferentes, pero lo hemos hablado alguna vez. Que en algún momento, aunque podamos seguir llenando aforos de miles de personas, que también estaría genial sentir la cercanía de un concierto como el del local del que hablas. Fue nuestro primer concierto como banda con un lleno total.
2020, Sony, pandemia… ¿cómo lo vivisteis?
Fue raro, comenta Pepe. Parecía que se iba a ir todo a la mierda. Tuvimos suerte de participar en un festival que se llamaba Yo me quedo en casa. Eso nos vino superbién y pudimos seguir trabajando. Y con Sony, pues con el miedo, porque nos acababan de coger y pensamos, nos van a echar.
Fue bastante así, añade Antonio. Nosotros somos hijos de ese tiempo, y de repente sin haber hecho muchos conciertos tuvimos que hacer todos los formatos pandémicos habidos y por haber, sin haber hecho casi nada antes. Muchas cosas no las habíamos vivido.
Y yo les digo, apuesto a que todo esto suma, todo es aprendizaje y de una situación así somos capaces de aprender muchísimo.
Sí, sí, continúa Antonio. Una de las cosas que hablábamos era que habíamos salido de la pandemia con más repercusión que cuando entramos. Nosotros tuvimos la suerte de crecer en ese tiempo.
Contadme cuál es vuestro rincón favorito de la ciudad de Cartagena, aquél donde vais a esconderos cuando necesitáis paz.
Antonio se ríe. Eso no te lo puedo decir, que si no ya no es un escondite.
Y sin pensarlo contesta, el Mar Menor.
Dani dice, es que hay muchos rincones. A mí me gusta mucho escapar a un sitio que es muy concurrido, La Cortina. Pero en la subida, desde donde se ve toda Cartagena. Yo muchas veces salgo con cinco minutos de más antes de venir al local. Y solo pasar por allí con esas vistas y respirar de vuelta a las obligaciones…
A Pepe le gusta la cima de cualquier monte de la ciudad. Me gusta mucho estar en lo alto de Atalayas, la Muela, Peñas Blancas…
Sus compañeros se ríen, ¿cuándo has subido tú a Peñas Blancas?
Pero Pepe se defiende, dice que dentro de una cabaña que hay arriba del todo con un libro donde la gente cuando llega deja su frase, hay una firma suya. Yo sé de lo que habla, pero le digo que nunca he subido más allá de San Julián, Galeras y Fajardo.
Pues fíjate, dice Pepe, que yo a Galeras y Fajardo no he subido nunca. ¿Está fácil el acceso?, me pregunta. Ja, ja, si he subido yo que con las pendientes no me llevo muy bien, podéis subir todos.
Me cuenta que él se ha metido con linternas en algunos sitios, pero que ahora está prohibido. No puedo evitarlo, mi cara lo dice todo. Y no es que yo esté incitando a nadie a hacerlo, pero que merece la pena porque es … Nada, nada, no he dicho nada. Que los carteles de prohibido están para respetarlos.
¿Compartís con nosotros alguna anécdota o algo especial que os haya ocurrido de niños, ahora, en la música, en vuestra vida cotidiana?
Pepe, desde que le dije que era el que menos hablaba, se lanza el primero.

¿Habéis saltado alguna vez al Castillo de los patos y os ha perseguido un segurata?
Sí, dice el resto. ¿En serio?, les pregunto. Que conozco yo a una persona que tiene la llave…
Dani dice que más que una anécdota, quiere contar que… En general hay algo que sentimos todos y es el privilegio de haber nacido aquí. Eso no todo el mundo lo siente. Prueba de ello es que vivimos aquí y tenemos la suerte que el amor que sentimos por la ciudad, de alguna forma se ha ido devolviendo. Y nos han permitido participar en cosas que jamás pensamos que íbamos a hacer y que son un emblema de la ciudad, como la cabalgata de Reyes Magos.
De repente todos reaccionan. ¡La cabalgata!
¡Fue algo increíble, todos sentimos que fue increíble!
Una cosa os digo, cuando pasasteis por donde yo la estaba viendo y os vi saltar con el pobre Melchor, pensé, la vuelcan, la carroza la vuelcan.
¡Cada vez que saltábamos venían los bomberos!, dicen entre risas.
Siguiendo con las anécdotas, yo tengo una curiosidad. La historia del pañuelo azul de La salvación, La torre Picasso y un poema en el libro Regates y Besos de Luis López Ruz.
Tengo en casa un pañuelo azul de los que te anudas en la muñeca o en el cuello. Llegó el mismo día a mis manos junto a un libro de poemas de un escritor mallorquín. Una historia de casualidades, de cruce de caminos.
En la página 85 leo el poema Del futuro. En uno de sus versos…
Arderá Bogotá
Arderá Cartagena… y todo lo demás
En los videos de La Salvación y La torre Picasso aparece el pañuelo azul.

Chicos de Arde Bogotá, ¿qué me podéis contar sobre esto? ¿El pañuelo azul tiene una historia?
Antonio me observa, creo que quiere aplacar mis ansias de saber y darle significado a mi pañuelo, ese regalo que conservo en casa.
En La salvación queríamos contar la historia de un colectivo que desaparece pero pervive en la memoria. Y entonces trabajando en el asunto buscamos un símbolo que identificara al colectivo y pensamos en el pañuelo azul del que hablas.
Pero es que después en La Torre Picasso nada más empezar aparece el pañuelo atado a un árbol, rodeado, por cierto, de un montón de mariposas naranjas que me encantan, le digo a Antonio.
Claro, queríamos intentar ligar los dos mundos y hacer ver que la historia que ocurre en Torre Picasso también forma parte de ese mundo.
La torre Picasso, la valentía de escribir una canción de ocho minutos y que se convierta en un éxito
Antonio me ayuda desgranando un poco todo, y este es el resultado.
Eva, fue un reto. Porque la idea que al final se convierte en canción ya proponía algo largo para que todo se desarrollase y trabajáramos sobre eso. Y la idea fue creciendo y ganando cada vez más espacio. Y para nosotros tenía sentido, lo que queríamos contar necesitaba de duración, de tiempo para desarrollar los momentos que van ocurriendo en la canción. Nunca fue un impedimento. Y había un runrún sobre hacer una canción así, pero era más el juego y las ganas de ser capaces de aterrizar con esa idea y convertirla en algo tangible, que el miedo de hacer algo a priori distinto. Y lo hicimos, y estamos muy orgullosos. Lo que no sabíamos es que iba a tener la repercusión que tuvo y que se iba a convertir en el tema que es. Pero ya solo cuando estaba entre nosotros era algo valioso y cuando ocurre eso…
Y es para que estéis orgullosos, porque sois increíbles. Generosos con ese tiempo que no tenéis, me habéis abierto una rendija de la puerta de vuestra vida y vuestra música. De manera sencilla, en un local cualquiera, con una tapa de tortilla de patatas y el verdulerío de fondo, tan cartagenero, como apuntaba Pepe. Todo lo ha hecho mucho más cercano y me habéis hecho sentir muy cómoda.
Jota, gracias por ese ratito que has pasado con nosotros, aunque la salud estuviera tambaleada.
Ha sido un verdadero placer, de verdad. Siempre, gracias.

Y ahora disculpadme, pero me tengo que marchar. Me he enterado que hay un exoplaneta y piden voluntarios para abandonar la tierra. Pero me han dicho que nos van a dar las coordenadas, que no tengamos miedo si está oscuro porque nos van a regalar linternas de muy buena calidad. Así que supongo que vendréis a visitarme, porque juntos fundaremos Cartagena y pondremos la Alameda mucho más cerca del mar. Y eso, me parece muy buena idea.
Además, os doy las gracias, porque me habéis hecho aprender que ante el dolor o un corazón roto, hay una solución. Porque ahora sé que la salvación estaba dentro de un beso, una caricia en el pelo y aquella noche en el espigón, con el faro de Curra observándome de cerca.
Y sí, aunque a veces canto fuerte eso de, qué vida tan dura, todo se llena de luz cuando abro la ventana y descubro que vuestros sueños, se han hecho realidad.
FELIZ DOMINGO
LA VENTANA DE EVA