¡AY PUEBLA! SI NO FUERA POR ESTOS RATICOS

Eva
¡AY PUEBLA! SI NO FUERA POR ESTOS RATICOS

 

¡AY PUEBLA! SI NO FUERA POR ESTOS RATICOS

 

Estaba finalizando septiembre, un mes que me encanta. Sí, sus atardeceres, la vuelta a la ciudad, los reencuentros. Y fue en uno de esos atardeceres anaranjados donde nuestros caminos se cruzaron. ¿He dicho se cruzaron? Ja ja, no fue precisamente así. Y tampoco estábamos en un reencuentro, sino en una despedida muy especial. La del almirante de Acción Marítima Juan Luís Sobrino. ¿Y qué hacía yo allí? Pues todavía no lo sé, la verdad. Mi amigo Tomás Martínez Pagán me invitó a un evento precioso y sencillo en el que yo pensé que no tenía cabida. Pero me alegré de ir. Había muchos amigos de cultura, protagonistas de mis artículos, conocidos, empresarios y… ÉL.

Llevaba un rato observándolo, sin atreverme a acercarme. Su aspecto era afable, así que me aproximé despacito y le dije: “¿te puedo hacer una proposición?”

Me miró, echó un paso hacia atrás, pensando quizá que me había pasado con las copas de vino y que estaba loca perdida. ¡Yo, que no salgo de la Coca Cola Zero Zero y la Schweepes de limón!

Entonces le dije, tranquilo, que soy de fiar. Me gusta tu trabajo, escribo cada domingo en Cartagena Actualidad y me encantaría que fueras protagonista de uno de mis relatos.

No creáis que se quedó convencido. Me dio su dirección de correo electrónico para que le enviara algo de lo que escribía y  ya hablaríamos.

Estuvimos varios meses intentando cuadrar una fecha, pero al fin llegó el día. José Manuel Puebla, cartagenero, humorista gráfico, llegaba a nuestra cita con un sombrero que le daba un toque elegante. Y en una cafetería de la ciudad, original y acogedora tuvimos aquel encuentro.

Y entonces todo fluyó. De apariencia reservada, hablamos de muchas cosas, sus inicios, la familia, la importancia del apoyo de los tuyos… Porque este gran artista y sobre todo gran persona, desde los cinco años ya correteaba por las calles de la ciudad de Cartagena.

Puebla es extraordinario. Todos vosotros habéis disfrutado alguna vez de sus viñetas en el diario ABC, La Verdad…

 

Dedicado a la docencia durante muchos años, se lanzó a lo que verdaderamente le gustaba, le hacía feliz. Contar, de manera veraz, con respeto, en toque de humor, de ironía, de denuncia o de amor, cada una de las historias que observaba en el día a día, en las noticias…

Me cuenta que de jovencito, en un examen de matemáticas le pusieron a hacer unos cálculos algo complicados. Y ni corto ni perezoso ilustró esa hoja que debería de estar repleta de fórmulas, con el dibujo de un pescador y su caña de pescar.

Hay que ser muy inteligente para hacer humor y plasmarlo en viñetas como hace nuestro protagonista. Hay que ser un profesional para mantenerse en este mundo tantos años, residiendo en la ciudad donde te sientes cómodo y tu familia vive tranquila.

Puede que vivir fuera te ofrezca posibilidades más a menudo, pero se puede compaginar el trabajo bien hecho, el éxito y el reconocimiento con la intimidad a resguardo.

Dice que cuando crea, esquiva la inmediatez, porque es efímera. Que hace reflexiones ilustradas,  huye de los memes. Los memes pierden la gracia a los pocos días, pero… Observar la vida cotidiana, perderse en su propia vida interior y sólo leer prensa, le ayuda a plasmar la realidad, fusionando temas controvertidos como la política, con el humor o la denuncia social. Eso le hace especial, diferente.

Es metódico, cuida los detalles y cada una de sus viñetas nace de información contrastada.

 

 

¿Tienes algún referente,  alguien  a quien admires dentro de este mundo del humor gráfico?

No lo duda. Mingote,  Manuel Summers…

¿Summers? Mis ojos se iluminan. Ya sabía de tu amistad con David Summers, cantante de los Hombres G. Te vi en un concierto, ¿recuerdas? Yo salía de la plaza de toros y tú esperabas para ver a esta gran persona, amigo e ídolo de mi infancia. Aquel día me reí por tu cara de sorpresa como diciendo, esta mujer me la encuentro hasta en la sopa… Y volveríamos a encontrarnos en el brindis de Navidad, en casa de nuestro amigo Tomás Martínez Pagán. Venga Puebla, reconócelo, por un momento llegaste a pensar que te perseguía, que era una de esas protagonistas de un thriller barato.

 

¡Pero espero que pudieras comprobar, aquella mañana de febrero, que no era así!

Y menos mal que no me atreví en nuestra última conversación telefónica, en la que por fin íbamos a intentar vernos, cuando me dijiste que ibas a Caravaca esa mañana… Sí, me moría de ganas de decirte, ¿me puedo ir contigo?

Que sepas que habitualmente suelo hacerlo con muchos de los protagonistas de los artículos, pero no me atreví, no.

Y no era un capricho eso de acompañarte. Es que a veces se cruzan casualidades que le dan la vuelta a lo que voy a escribir. Porque he vivido diez años en Caravaca de la Cruz y aluciné con el cartel que preparaste para sus fiestas. Me hubiera encantado colarme y ver cómo dabas luz a ese proyecto donde no faltó detalle. Y que tuve la suerte de ver en una visita posterior, en un gran cartel un día de lluvia.

El tío de la pita con el tamboril, la noche de las migas, los caballos del vino, los gigantes y cabezudos. La esencia de esta gente, buena gente de Caravaca a la que quiero y admiro.

 

 

Pero voy a volver a aquella mañana en la cafetería. Fuiste muy humilde. Sí, porque después tuve la oportunidad de saber más sobre ti. De tu recorrido en Diario 16, El Economista… Al igual que los reconocimientos recibidos en todos estos años, como el del MEJOR DIBUJANTE Y AUTOR REVELACIÓN  en el salón internacional del Cómic de Barcelona en 2006. Aunque después ha llovido mucho y bueno.

Tanto talento, mucha imaginación, observar, no perder detalle y sin despegarte de tus periódicos diarios de confianza, han dado para un montón de libros maravillosos. Porque Puebla es autor de libros como  Con buen talante, Por no llorar, Si no fuera por estos raticos y No está todo reído.

Y alargamos tanto el tiempo hasta nuestra cita añadido a circunstancias personales que llegaron tropezándose sin avisar con nuestra vida cotidiana, que un proyecto precioso que estaba en el horno en aquel momento y del que te observé los ojos de ilusión al hablar de él, vio la luz hace dos meses.

LA VENTANA INDISCRETA ¡Todo un éxito!

 

Cuando me comentabas que te sentías observador tras los cristales, sonreí.  Y sí, ahora lo entiendo todo. Esos prismáticos que todo lo ven, ese libro con un prólogo de excepción, de la mano del gran José Luis Garci.

Gracias Puebla, por dedicarme tu tiempo, por compartir.

 

Y me voy a quedar con una frase que le dijiste un día a un grupo de alumnos de un instituto de la ciudad. Dedicaros a lo que os haga felices y nunca regaléis vuestro trabajo.

Porque sé que detrás de cada una de tus viñetas, hay muchos años de potenciar la imaginación, de crear, de estudiar, de leer. Y creo que tienes razón, no se llega nunca a valorar el trabajo de un artista.

 

Gracias por tus guiños, por contar las cosas a la manera de PUEBLA.

 

 

FELIZ DOMINGO

EVA GARCÍA AGUILERA