EL FANTASMA DEL TEATRO APOLO

La Ventana de Eva
La Ventana de Eva
EL FANTASMA DEL TEATRO APOLO

EL FANTASMA DEL TEATRO APOLO

Hace un tiempo me crucé en mi camino con una chica especial, llena de luz, magia, ilusión. No he logrado recordar nuestro primer encuentro, pero sería por alguno de sus proyectos, o de los míos. Porque ambas somos entusiastas, sencillas y nacidas el 5 de abril. Estrella, un nombre que le sienta como hecho a medida.

Sé que no puedo competir con los ídolos de tu adolescencia, Eva, pero tengo que intentarlo. ¿De verdad que no puedes venir al Teatro Apolo el sábado por la tarde?

Una vez más tenía que elegir entre dos caminos. Aunque tengo que ser completamente sincera, me apetecía muchísimo escuchar la historia que Estrella tenía para compartir con el público, pero el concierto de mi grupo favorito ganaba esa tarde.

Sabía que mi amiga del 5 de abril iba a compartirlo todo conmigo, una mañana cualquiera, con un desayuno o un aperitivo. Y así fue.

Llegué puntual a su casa, recibida por un gato inmenso que merodeaba por allí deseoso de escuchar las historias que su dueña tenía preparadas. Estrella no estaba sola, la acompañaba su madre, otra Estrella, una médium muy conocida por estas tierras que al poquito tiempo de llegar me dijo que yo no venía sola.

¡Madre del amor hermoso!, yo no venía sola. Y mira que se lo dije a su hija, Estrella, por favor, que tu madre no me diga nada, que ya sabes que yo soy una escéptica con estas cosas, pero que aunque digo con la boca pequeña que no me las creo, pues luego…

Cuando le digo a Estrella que yo no creo en el más allá, en los fantasmas y todo lo que ello conlleva, ella siempre sonríe y me dice, Eva, la gente como tú es la que más me gusta.

A ver, voy a ser clara. Yo tengo una sensibilidad extrema, a veces noto que mi cuerpo reacciona en determinados lugares o con determinadas personas. Creo en las energías pero no en que cuando un ser querido se marcha voy a sentir su presencia. Yo creo que cuando nos vamos, nos vamos. Pero también soy muy curiosa y que estas dos mujeres, serias y profesionales en estos temas hicieran un trabajo en un teatro de más de cien años…

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Y me cuentan que todo comenzó con un sueño de Celi, una chica estupenda y mejor actriz. Soñó con una mujer, Paquita, que era actriz aficionada y que estaba disgustada porque los nuevos actores estuvieran invadiendo su espacio.

Y allí se plantaron las dos Estrellas con todo su equipo, a modo Las Cazafantasmas del Teatro Apolo de El Algar.

 

El Algar, un lugar con un enclave precioso que mira al Mar Menor pero inhala el aroma de la sierra minera. Y allí, en aquel lugar especial, hace muchos, muchos años…

A mediados del siglo XIX en la localidad de El Algar habitaban poco más de 600 algareños. Trabajaban la agricultura y la ganadería, pero pronto se verían envueltos en la gran explotación industrial, la construcción de lavaderos de minerales, hornos de fundición, explotación de las minas. Un foco atractivo para que vinieran de muchas poblaciones para encontrar un trabajo que les diera una mejor calidad de vida.

Y como en todas las historias, algunos tuvieron un final terrible, otros vivieron con las comodidades y necesidades cubiertas y unos pocos se enriquecieron aún más.

Por aquel entonces eran conocidos y admirados un grupo de hombres adinerados, terratenientes, empresarios, que con el auge de la minería hicieron grandes inversiones y un día decidieron juntarse y darse un capricho:

MANDARÍAN CONSTRUIR UN TEATRO PARA USO PRIVADO

 

Casi nada, como si yo me levanto una mañana, le digo a mi amigo arquitecto Chacón que me diseñe un auditorio y me dedico a traer a todos mis ídolos musicales para mí y mis amigos. ¡Soñar es gratis!

Estos empresarios crearon una sociedad, LA AMISTAD, y en 1876 tuvieron su primer teatro. Sin embargo con los años entró en estado ruinoso, y los socios que seguían vivos junto con las viudas de los fallecidos y algún caprichoso más, encargaron al gran arquitecto modernista de la época, Pedro Cerdán, el diseño de un nuevo Teatro Apolo. Así que en 1905 se inició la construcción y a principios de 1907 nacía una joya en esta población que ya contaba con 3000 habitantes.

 

Desde Cartagena llegaron para cubrir la noticia en tranvía hasta la población de La Unión, y allí esperaban a los periodistas del ECO de Cartagena una galera de caballos hasta El Algar. Menudo viajecito, imaginar las carreteras de aquella época. Pero todo mereció la pena para descubrir aquella joya increíble que hoy todavía disfrutamos.

¿Sabéis que este teatro tuvo electricidad desde el primer momento? Las fundiciones de las minas en la parte baja de la sierra y el nivel adquisitivo de los socios lo hicieron posible. Así que era un lujo sin precedentes. Teléfono y una máquina de cine mudo que llegó en 1913. ¿Y sabéis que aún se conserva el piano que ponía la banda sonora a aquellas películas? Poco después llegó el cine sonoro, eran unos privilegiados.

A veces me gustaría trasladarme a aquellos momentos tan de verdad, aquellos en los que los adelantos eran un regalo.

Bueno, bueno, ¿queréis conocer otra curiosidad que me ha encantado? La compañía de Narciso Ibáñez, abuelo de nuestro Narciso, sí, sí, el del, un, dos , tres, responda otra vez, sí el de la Ruperta ,¡fue de las primeras que actuó en este teatro!

Una semana estuvieron hospedados en el teatro Apolo y cada día con una obra diferente. El dinero no da la felicidad, pero jolín, qué lujo. Menos mal que yo no soy delicada, y cuando voy al teatro si tengo la suerte de que no me toque una persona de cabeza grande delante, o el que pone su brazo entero en el reposabrazos que no me deja sitio, o la señora que se pasa repitiendo lo que dicen los actores todo el tiempo… Uf, ¡       qué lujo ese teatro privado!

A ver, que me desvío del tema. El teatro es una maravilla. Hace unos días estuve con Esteban, una persona increíble que comparte su ilusión a raudales. Y nada más llegar le fui sincera.

Esteban, me han contado que hay un fantasma en este lugar. Y yo quiero pasar por todos los rincones por donde decís que pasan cosas para ver si yo las siento.

Efectivamente, Eva, aquí tenemos un fantasma varios años con nosotros, Paquita Crespo, a la que cada cosa que ocurre en el teatro y no encontramos explicación se lo achacamos a ella.

La historia de Paquita es un misterio, fue una actriz aficionada de la época que cuentan que por algún desamor se marchó de aquel teatro. Dicen que se casó mayor para la época, y que piensan que fue así porque pidió al registro del Algar muchos años después de marcharse, su partida de nacimiento.

El caso es que el día que las dos Estrellas estuvieron con su equipo en el teatro, la matriarca, la médium, se paró para decir que había una mujer cosiendo en un palco del teatro. Y sí, confirmaron que Paquita Crespo cosía y desde hace muy poquito tiene su rincón especial con una máquina de coser.

 

Pero la cosa no queda ahí. Estrella madre sigue su recorrido y se para frente a las taquillas, dice que ve a dos hombres que parece que son familia, a lo que Esteban asiente que se apellidaban igual pero que no lo podía confirmar porque no hay nada escrito sobre ello. Y una cosa os digo, sin saber nada de esto, al entrar me quedé frente a esas taquillas originales que son increíbles pero que conforme me acercaba no creáis que estaba muy tranquila, no.

Hay lugares donde Estrella no quiere entrar, dice que le da miedo. Y tengo que contar que cuando estuve en su casa me confesó que es muy miedosa, que ese don con el que nació le trae más penas que glorias.

Esteban me confirma que esa parte del teatro de la que habla Estrella y que no quiso pasar, es una escalera donde todos, si pueden, también lo evitan. Y yo que soy una valiente, me dirijo a subir y bajar y dejarme llevar a ver qué pasa.

Y no, lo siento, tengo que decir que no sentí nada y mis expectativas estaban altas, porque yo eso de vivir experiencias de cualquier tipo, incluso si tengo que bajar mi nivel de escepticismo…

Bueno, no he dicho toda la verdad. Sí sentí muchas cosas. Me sentí especial en medio de un teatro vacío, con unos palcos preciosos y unas barandillas con un enrejado de una sola pieza increíbles.

 

Sentí emoción observando a ambos lados a la musa del teatro, Talía.

Prendada con el telón de boca, un telón pintado a mano, original de 1907 que lleva dentro todos los sentimientos, los nervios, la ilusión, los lapsus de memoria de los actores, los triunfos, las celebraciones. Ese telón que separa el público de los protagonistas que durante tantos años ha hecho soñar a todos.

He podido escuchar a Antonio Machín y al Dúo Dinámico, a los Tres Sudamericanos y a Carmen Sevilla en la época en la que se combinaba el teatro con las actuaciones musicales.

He visto a Eloísa debajo del almendro.

He imaginado a esos empresarios disfrutando de cada rincón. Personas generosas,  aquellos últimos accionistas que cedieron los derechos del teatro al pueblo del Algar.

Es algo sin precedente, un teatro propiedad de un pueblo. Un teatro, cargado de vida, que hoy sigue deleitando con estrenos y regalando emociones.

Vengan al Teatro Apolo. Sólo tienen que ser cautelosos, y cuando tomen asiento, tengan cuidado de no quitarle el sitio a Paquita, el fantasma bueno al que no le gusta perderse ni un estreno.

FELIZ DOMINGO

LA VIDA ES PURO TEATRO

EVA GARCÍA AGUILERA