LA MAR SALÁ

La Ventana de Eva
La Ventana de Eva

LA MAR SALÁ

 

¡Me encanta el mar!, aunque eso creo que ya lo sabéis. El mar cristalino azul turquesa, el mar infinito, el mar bravo.

Hoy es una mañana de mares bravas. Una nube de espuma blanca rompe descarada sobre las rocas, dibujando todo aquello a lo que tu imaginación llegue.

 

Yo he preferido observarla desde arriba, desde un mirador que me invita a asomarme al acantilado. Un mirador al que llego subiendo peldaño a peldaño unas escaleras infinitas. A cada paso, el paisaje cambia.

Observo a lo lejos un ir y venir de personas que parecen entrar en la roca y desaparecen. Bajo un poquito, hago una visera improvisada con mi mano derecha y entonces escucho gritos. Son gritos de alegría, carcajadas de sorpresa.

Bajo hasta la playa y camino hacia ellos, dejando mis huellas a cada paso, mientras la fuerza del mar las borra como si no quisiera que yo dejara rastro alguno.

Me dejo guiar por el sonido de las risas, porque lo que es de las personas que vi entrar, nada de nada.

Y me sorprendo. Hay rocas con unas cavidades de poca profundidad a su entrada. Restos de columna de ladrillo que no imagino qué pueden ser.

 

Me asomo curiosa. ¡Jolines, no llevo el calzado adecuado! Un río de agua acude hacia mí,  calculo que me cubre hasta más de media pierna si me meto. Y otro detalle, soy algo asquerosilla para estas cosas. El agua parece limpia, por renovarse no va a ser, hoy día de viento. Pero…

 

Entonces vuelvo a escuchar los gritos de alegría. Sólo ha sido cuestión de ladearme un poquito hacia la derecha y entonces lo he visto. Una roca con una especie de abertura semicircular de la que parece que se abren dos pequeños accesos, derecha e izquierda. Y allí, como piratas, los niños saltan llamando a las olas para jugar a esquivarlas cuando rompen con fuerza. No todos tienen la misma suerte, a algunos los veo salir hechos una sopa.

 

Ese lugar tiene que tener un significado. Así que consigo rodearme de las personas adecuadas, los lugareños, los sabios, los que vivieron de cerca la construcción de esta entrada de abastecimiento de agua de Las Salinas.

Ellos se emocionan mientras les escucho. Nuestros mayores, cuánta sabiduría para compartir y a veces qué poco tiempo les dedicamos.

¿Sabes cómo se forma la sal marina?, me preguntan con los ojos cristalinos. A ver, sí que lo sé, ese día presté atención en el colegio. Pero prefiero encogerme de hombros y escucharles mirándoles atenta.

Pues se obtiene por precipitación de sales tras la evaporación del agua del mar.

Y se deja evaporar el agua en estanques de poco fondo.

¡Estaba frente a una salina! Que resulta que se quedaba preparada en primavera y en otoño se abría para desaguarla. ¡Qué curioso!

¿Sabes qué es el PIM-PAM?, me vuelven a preguntar. La verdad es que se me ocurren mil contestaciones graciosas, pero no, no lo sé.

 

Pues resulta que la entrada del agua estaba asociada a una maquinaria de bombeo, que menos silenciosa…Y se ve que estaba todo el día, pim-pam, pim-pam…Ja ja.

Qué queréis que os diga. Que vuelvo contenta a casa. Es bonito salir a dar un paseo y encontrarse con historias como estas. Al final la vida no es más que disfrutar de todo lo que tenemos alrededor. Tesoros que dejaron años atrás para que hoy, dos longevos bien agarrados a su bastón me hayan abierto la ventana de su historia.

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FELIZ DOMINGO

EVA GARCÍA AGUILERA

LA VENTANA DE EVA